jueves, 22 de enero de 2015

Donde duerme el agua, nace un gran Templo

En honor del Mártir Julio Álvarez


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Pbro. Óscar Maldonado Villalpando


¿Quién iba a pensar que en ese paraje que forma una pequeña depresión a corta distancia del pueblo hacia San Diego de Alejandría, a donde parecen confluir las corrientes de La Mesita, El Travesaño, La Loma, y donde el agua hace un compás de espera hacia la Presa de San Pablo, iba a surgir un Templo como incomparable emblema de una época, de La Cristiada y de los Mártires como San Julio Álvarez Mendoza?

Alguien podrá decir que es un sueño, un ideal, pero el sueño ya está siendo realidad: se desplantan los enormes castillos de acero, visibles desde la carretera, que pasa a unos 50 metros.

“Todo terreno tiene cualidades y defectos”, dice el Arquitecto Juvenal Ramírez Guzmán, encargado de dirigir este gran proyecto. Y, en este caso, se ha hecho todo lo necesario para establecer la cimentación de la obra, superando los retos que ello impone.


RAZÓN, MOTIVO Y CIRCUNSTANCIA

San Julián, Jalisco, el Padre Julio Álvarez y La Rebelión Cristera forman un todo significativo.

Él nació en Guadalajara el 20 de diciembre de 1866, y fue bautizado en la Parroquia de San José de Analco. Ingresó al Seminario y recibió la Ordenación Sacerdotal el 2 de diciembre de 1894. Luego de su Cantamisa, fue destinado como Capellán de Mechoacanejo, perteneciente a la Parroquia de Teocaltiche, donde ejerció un fecundo ministerio.

Se dio entonces la circunstancia de la Guerra Cristera el 1º de enero de 1927, y los Superiores Eclesiásticos brindaron la posibilidad, a los Sacerdotes, de buscar protección, especialmente en el extranjero. El Padre Julio se quedó con su rebaño, pastoreándolo entre grandes peligros.


La Guerra de San Julián

Los pueblos de la Región de Los Altos cercanos a San Julián: San Diego de Alejandría y Jalpa de Cánovas (Guanajuato), se constituyeron en un Ejército Cristero muy importante y realizaron acciones temerarias como la Toma de San Francisco del Rincón en dos oportunidades, lo cual hizo que fueran muy tomados en cuenta por el comando federal, y por ello el 14 de marzo de 1927 llegó a San Julián el General Espiridión Rodríguez Escobar con una tropa muy selecta: eran las Guardias Presidenciales, con la misión determinante y específica de sofocar enteramente el Movimiento y, especialmente, derrotar al cabecilla, que ya empezaba a cobrar una grande fama, Victoriano Ramírez, “El Catorce”. Decía la letra del Corrido: “La Guerra de San Julián, de verla daba pavor”.

Ese día no estaba todo el Regimiento Cristero en San Julián, sino sólo un Escuadrón, capitaneado por Victoriano. En el cerro, entre San Diego y Jalpa, estaba el General Cristero Miguel Hernández, de San Julián, sus subalternos Toribio Valadez, de San Diego, y Víctor López por Jalpa.

Muy temprano inició la Toma de San Julián. “El Catorce” y su gente resistían valientemente, aunque el parque escaseaba, y la victoria federal parecía inminente. Pero ya habían salido correos para pedir auxilio a don Miguel Hernández y su gente. Se temía la capitulación de la Plaza, pero por el Oriente se dibujaron nubes de polvo. Los federales pensaron que era “El Negro Amaro”. Los recién llegados formularon el sitio sobre sitio, y los del Gobierno sufrieron tremenda derrota. Un hecho sonado y muy doloroso para las fuerzas oficiales.


En Mechoacanejo.

El Padre Álvarez fue aprehendido el 26 de marzo de 1927, a 12 días del mencionado combate. Fue tomado como un trofeo de venganza, transportado en un camión militar. Precisamente pisó tierra de San Julián a unos metros de donde hoy será su Templo. En el camino viejo lo bajaron, antes de cruzar el puente de la Presa de San Pablo. Ahí lo condujeron jalándolo con un caballo hasta la esquina donde fue martirizado: el cruce de las hoy Calles Narciso Elizondo y San Julio, a una cuadra del Templo Parroquial. Cerca de donde fue bajado había una vivienda, y dicen que esa familia, de apellido Carpio, contempló la dolorosa escena.

Una razón más que anima la construcción de este gran Templo a San Julio, ya visible, ya tangible.

-La primera razón es la piedad, la Fe y la gratitud de un pueblo por este Mártir.

-También, enaltecer los valores de esta tierra, afianzar su identidad, su Historia.

-Fomentar el turismo religioso.

-Acrecentar el espíritu progresista de este pueblo.


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