jueves, 15 de enero de 2015

Reflexiones sobre la libertad de expresión

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Mtro. Jorge Enrique Rocha Quintero


Desde hace varios años, México se convirtió en el país más peligroso del Continente para ejercer el Periodismo crítico, según diversas organizaciones internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de la Organización de Estados Americanos, o el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Los casos de Periodistas asesinados, hostigados o reprimidos por su oficio, no han cesado, y sin duda alguna este asunto se convierte en un fuerte obstáculo al desarrollo de la democracia y la ampliación de los derechos de todos.

Dos sucesos recientes pusieron en la arena del debate público la discusión sobre lo que significa el Periodismo, la libertad de expresión y su relación con el Poder: la muerte de Julio Scherer García, Fundador de la Revista “Proceso”, y el atentado a la Revista satírica Charlie Hebdo en la Ciudad de París, Francia, que derivó en la muerte de 12 personas.


En la balanza
Desde mi particular punto de vista, es necesario plantear varias reflexiones en torno a estos hechos. La primera es que la libertad de expresión es un derecho fundamental que forma parte de los derechos civiles y políticos; que es una llave poderosa para el avance de la democracia y la vigencia de otros Derechos Humanos; que es fruto de muchas luchas sociales a lo largo de la Historia, y que sigue siendo un reto para toda la Humanidad procurar su vigencia y ampliación.

Lo sucedido en Francia nos lleva a meditar en que ese derecho debe seguir resguardándose y que no está garantizado de una vez por todas. Asimismo, que la libertad de expresión necesita dialogar y adaptarse a la realidad multicultural que conforma a los países en el momento presente. Es un hecho innegable que ya no hay una sola cultura; que ninguna puede abrogarse el derecho de ser la mejor y la única, y que es imprescindible reconocer la multiculturalidad existente. La vigencia de la libertad de expresión necesita reconocer esta situación para entonces dialogar de forma constructiva con las múltiples formas de pensar y ver el mundo, para luego ir acotando las visiones intolerantes e intransigentes que son las que originan situaciones de violación a los Derechos Humanos.

El tercer asunto es que no podemos permitir que en nombre del respeto a la libertad de expresión, algunos grupos impulsen políticas racistas y discriminatorias; en este caso, hacia ciudadanos de origen árabe o de religión musulmana, por el simple hecho de serlo. La criminalización de culturas completas es la peor salida que puede adoptarse ante acontecimientos como los acaecidos contra los Periodistas de Charlie Hebdo. Una estrategia de este tipo se equipararía a lo que pasó después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, que derivó en una serie de políticas migratorias muy restrictivas y en la criminalización de grupos sociales.


Antecedentes de Profesionales

Ahora bien, el deceso de Julio Scherer se une a la muerte, en diciembre del año pasado, de Vicente Leñero Otero, ambos considerados entre los grandes Maestros del Periodismo en México, y quienes dejaron una enorme contribución al desarrollo democrático de este país. En un contexto social como el que vive México frente al oficio periodístico, la muerte de estos personajes nos deja enormes retos. Para el gremio de los Comunicadores se desprende la necesidad de hacer los relevos generacionales, con tal de retomar y dar seguimiento a la labor de estos destacados Periodistas.

Urgen, en este país, nuevos Scherer, nuevos Leñeros, nuevos Granados Chapa. Evidentemente, estas figuras son insustituibles, pero requerimos Periodistas que reasuman su legado. Para la Sociedad en general, el reto es dar cobijo y valoración al trabajo periodístico, indignarnos ante las violaciones a sus derechos y exigir la plena vigencia de la libertad de expresión y el derecho a la información. Los Periodistas respaldados por sus comunidades, seguramente harán una mejor labor y fortalecerán la democracia. Para la clase política el reto es proteger los derechos de los diaristas, no obstaculizar su labor y entablar una relación de respeto y de sana distancia que no busque acotar su trabajo o utilizar su poder para manipular la información o para orillar a los trabajadores de la Comunicación a la autocensura. La clase política debe entender que los Comunicadores no son los adversarios que hay que controlar, sino que son los colaboradores lejanos que ayudan a la construcción de una Sociedad más democrática y respetuosa de los Derechos Humanos.

En fin, la muerte de Scherer y lo que pasó con la Revista Charlie Hebdo nos tiene que llevar a recuperar la necesidad de respetar la libertad de expresión y de reconocer el oficio periodístico.

Correo electrónico:

jerqmex@hotmail.com


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