jueves, 29 de enero de 2015

Llamado Pontificio a los Medios

Un festejo que cobra arraigo

Los Comunicadores celebran a su Santo Patrono


Decenas de Profesionales de la Comunicación, mediante una Solemne Eucaristía en la que les fueron bendecidos sus instrumentos de trabajo, y luego conviviendo en fraternal reunión, recordaron a San Francisco de Sales, Patrono de los Periodistas y Escritores Católicos.


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José de Jesús Parada Tovar


Hace aproximadamente 20 años, por iniciativa del Padre Adalberto González González, entonces Director de la Oficina de Prensa y Comunicaciones Sociales del Arzobispado de Guadalajara, dio comienzo esta costumbre, hasta hoy ininterrumpida, de convocar y congregar a los diaristas tapatíos (Reporteros, Redactores, Locutores, Camarógrafos, Fotógrafos, Productores, etc.), invitándolos a conocer más la vida de este Santo francés, declarado su Patrono Universal en atención a sus virtudes de Escritor y de promotor de la Buena Prensa como medio de defensa de la Fe Católica ante los embates y herejías protestantes.

Se buscaba, adicionalmente a este objetivo, concitar a los Comunicadores Profesionales para convivir en un cálido ambiente de camaradería, diferente a otras propuestas ya también tradicionales: el Retiro Espiritual o Pascua de la Comunicación en la Semana Santa, para Periodistas, y la Posada o Convivencia de Navidad. El festejo de cada 24 de Enero, Día de San Francisco de Sales, se inició entonces en el céntrico Templo de Santa María de Gracia, del que era también Capellán el Padre Adalberto.


Llamado reiterativo

Por segundo año consecutivo, la Santa Misa tuvo lugar ahora en el Templo de Nuestra Señora de la Soledad, presidida por el señor Obispo Auxiliar José Trinidad González Rodríguez, quien felicitó a los operadores de los Medios de Comunicación Social por su importante labor en la comunidad y los exhortó a manejarse con rectitud y con verdad, promoviendo la paz y la justicia.

En la homilía, a cargo del señor Cura Guillermo Chávez Aguayo, Párroco de San Juan Diego en Zapopan, y uno de los siete Sacerdotes concelebrantes (todos, miembros de la Sección Diocesana de Pastoral de la Comunicación, incluyendo al Capellán anfitrión, Pbro. Salvador López Rojas), se refirió al tema del Evangelio del día, que alude al llamado de Jesús a sus discípulos para convidarlos a aprender de Él y a vivir en su compañía y seguimiento, comprometiéndose a comunicar la Palabra de Dios sin descanso, con sencillez y claridad.

Luego dio lectura a varios párrafos del Mensaje de la Jornada Mundial de las Comunicaciones para este año, proclamado precisamente en esa fecha por el Papa Francisco (léase en la Página 9), en el que menciona, a propósito del Sínodo Ordinario de la Familia, a verificarse en octubre entrante, que el mundo maldice, rumora, presenta modelos abstractos, mientras que en la familia, primer sitio y escuela de comunicación humana y auténtica, se aprende a amar, a perdonar, a identificar y promover los valores, e incluso a vivir las diferencias naturales.

Resaltó la observación de que, hoy en día, los Medios de Comunicación pueden ayudar, si es que propician la proximidad, el encuentro y el diálogo; si, además de informar con objetividad, narran los hechos sin contraponer las distintas visiones por sistema, sino comprendiendo las voces múltiples y respetando la diversidad.


Muestras de cercanía

En el momento de las peticiones, se elevaron específicamente oraciones por las almas de los colegas fallecidos en los últimos 12 meses, así como por parientes muy cercanos que murieron en ese mismo lapso, y también por los enfermos y ausentes.

Al término de la Celebración, Monseñor González Rodríguez recitó una plegaria de Bendición sobre las cámaras fotográficas, grabadoras, micrófonos, tabletas y videocámaras de los Comunicadores, subrayando el alcance no sólo para sus herramientas, sino para sus personas, sus familiares y compañeros de trabajo. Asimismo, les solicitó pasar al área del presbiterio del Templo, con el fin de posar para la fotografía grupal del recuerdo, en la que se agregaron los Padres concelebrantes y los Seminaristas del servicio del Altar.

Finalmente, en uno de los anexos, el rico desayuno sirvió de pretexto para alternar amistosamente con los Profesionales de Prensa, Radio y Televisión.


Mensaje del Santo Padre

Comunicar en familia


Presentamos parte del Mensaje que se publicó el viernes 23 de enero, del Papa Francisco, para la XLIX Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebrará el domingo 17 de mayo de 2015, con el Tema: “Comunicar la familia: ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor”.


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“El Tema de la Familia está en el centro de una profunda reflexión eclesial y de un proceso sinodal que prevé dos Sínodos, uno Extraordinario -apenas celebrado- y otro Ordinario, convocado para el próximo mes de octubre. En este contexto, he considerado oportuno que el Tema de la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales tuviera como punto de referencia la familia. En efecto, la familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicar. Volver a este momento originario nos puede ayudar, tanto a comunicar de modo más auténtico y humano, como a observar la familia desde un nuevo punto de vista.

“Podemos dejarnos inspirar por el episodio evangélico de la visita de María a Isabel. ‘En cuanto Isabel oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a voz en grito: ‘¡Bendita Tú entre las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre!’ Este episodio nos muestra, ante todo, la comunicación como un diálogo que se entrelaza con el lenguaje del cuerpo.


Donde aprendemos a comunicarnos
“Exultar por la alegría del encuentro es, en cierto sentido, el arquetipo y el símbolo de cualquier otra comunicación que aprendemos, incluso antes de venir al mundo. El seno materno que nos acoge es la primera ‘escuela’ de comunicación, hecha de escucha y de contacto corpóreo, donde comenzamos a familiarizarnos con el mundo externo en un ambiente protegido y con el sonido tranquilizador del palpitar del corazón de la mamá. “Después de llegar al mundo, permanecemos en un ‘seno’, que es la familia. Un seno hecho de personas diversas en relación; la familia es el ‘lugar donde se aprende a convivir en la diferencia’’: diferencias de géneros y de generaciones, que comunican, antes que nada, porque se acogen mutuamente, porque entre ellos existe un vínculo. Y cuanto más amplio es el abanico de estas relaciones y más diversas son las edades, más rico es nuestro ambiente de vida. Es el vínculo el que fundamenta la palabra, que a su vez fortalece el vínculo. Nosotros no inventamos las palabras: podemos usarlas porque las hemos recibido. En la familia se aprende a hablar la lengua materna, es decir, la lengua de nuestros antepasados. Podemos dar porque hemos recibido, y este círculo virtuoso está en el corazón de la capacidad de la familia, de comunicarse y de comunicar; y, más en general, es el paradigma de toda comunicación”.


Hermosa herencia

“La experiencia del vínculo que nos ‘precede’ hace que la familia sea también el contexto en el que se transmite esa forma fundamental de comunicación que es la oración. Cuando la mamá y el papá acuestan para dormir a sus niños recién nacidos, a menudo los confían a Dios para que vele por ellos; y cuando los niños son un poco más mayores, recitan junto a ellos oraciones simples, recordando con afecto a otras personas. Así, la mayor parte de nosotros ha aprendido en la familia la dimensión religiosa de la comunicación, que en el Cristianismo está impregnada de amor.

“Hoy, los Medios de Comunicación más modernos, pueden tanto obstaculizar como ayudar a la comunicación en la familia. Lo hacen si se convierten en un modo de sustraerse a la escucha, de aislarse de la presencia de los otros, de saturar cualquier momento de silencio y de espera, olvidando que ‘el silencio es parte integrante de la comunicación, y sin él no existen palabras con densidad de contenido’. Pueden favorecerla si ayudan a contar y compartir, a permanecer en contacto con quienes están lejos, a agradecer y a pedir perdón, a hacer posible una y otra vez el encuentro”.


Ser la diferencia

“El desafío que hoy se nos propone es, por tanto, volver a aprender a narrar, no simplemente a producir y consumir información. Ésta es la dirección hacia la que nos empujan los potentes y valiosos Medios de la Comunicación contemporánea. La información es importante, pero no basta, porque a menudo simplifica, contrapone las diferencias y las visiones distintas, invitando a ponerse de una u otra parte, en lugar de favorecer una visión de conjunto.

“La familia, en conclusión, no es un campo en el que se comunican opiniones o un terreno en el que se combaten batallas ideológicas, sino un ambiente en el que se aprende a comunicar en la proximidad, y un sujeto que comunica, una ‘comunidad comunicante’. En este sentido, es posible restablecer una mirada capaz de reconocer que la familia sigue siendo un gran recurso, y no sólo un problema o una institución en crisis. Los Medios de Comunicación tienden, en ocasiones, a presentar la familia como si fuera un modelo abstracto que hay que defender o atacar, en lugar de una realidad concreta que se ha de vivir. Narrar significa, más bien, comprender que nuestras vidas están entrelazadas en una trama unitaria, que las voces son múltiples y que cada una es insustituible.

“La familia más hermosa, protagonista y no problema, es la que sabe comunicar, partiendo del testimonio, la belleza y la riqueza de la relación entre hombre y mujer, y entre padres e hijos. No luchamos para defender el pasado, sino que trabajamos con paciencia y confianza, en todos los ambientes en que vivimos cotidianamente, para construir el futuro”.


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