jueves, 29 de enero de 2015

El buen feminismo dice Sí a la vida

Buen día, Lupita:


Necesito ayuda porque no puedo vivir en paz; hace un año aborté. Amigas feministas me dijeron que era mi derecho. Mi pareja y yo no queríamos hijos, sino viajes y trabajos, con posibilidad de ganar más dinero. Pero ahora me arrepiento intensamente; no puedo vivir agusto ni un instante; tengo miedo de que Dios me castigue; me siento en un abismo profundo, del que no puedo salir; sufro para conciliar el sueño, pensando en lo que hice; cada minuto me atormenta; sólo pienso en quitarme la vida. ¿Qué hago?


Adriana F.


Muy querida hermana mía, Adriana:

Madre e hijoTenemos un Dios que perdona siempre. Él no desprecia a un corazón arrepentido (Salmo 51, 17). Acércate confiada a un Sacerdote y haz una buena Confesión.

Estás experimentando el síndrome post-aborto. Es semejante a los síntomas que presentaban los soldados que sobrevivieron a alguna guerra. Ir en contra de lo que es propio de nuestra naturaleza, representa un trauma psicológico muy difícil de superar. Estamos hechos para amar, para ser fecundos dando vida con nuestras obras y nuestros cuerpos. Cuando hacemos lo contrario, es decir, cuando nos cerramos a dar vida y provocamos la muerte, algo dentro de nosotros se rompe, y el reclamo lo sentimos con dolor en el cuerpo y en el alma.

Jesucristo quiere darte su Amor y comprensión. Sabe tus circunstancias y conoce el ambiente de nuestro siglo, tan influido por el feminismo radical. En la base de esta tendencia hay una deformación de conceptos esenciales. Por ejemplo:

Familia = primera forma de discriminación, y debe desconstruirse (destruirse)

Papá = opresor

Mamá e hijos = oprimidos

Por lo tanto: “Que la mujer no tenga hijos, pues esto la hace débil frente a su opresor”, etcétera.

Este tipo de ideas que sostuvo en un inicio Shulamith Firestone, fue tomando forma a lo largo de un par de siglos. Hoy son la base de una Sociedad en la que las mujeres no quieren ser madres ni esposas. Ellas, convencidas de que su realización está en competir con el hombre, se sienten inútiles si eligen la familia como forma de vida.

Pero esto es una mentira que acarrea sufrimiento, tal como lo experimentas ahora. Nada es más bello para una mujer que tener una vida fecunda; nada le da más sentido a su existir. Es tiempo de reconsiderar esta verdad fundamental, y estás invitada a promoverla. ¡Defendamos, juntas: vida, matrimonio y familia!

San Juan Pablo II acuñó el término de Feminismo Nuevo, para designar una forma de subrayar la altísima dignidad de la mujer sin renunciar a su primera misión como esposa y madre. Ella puede aportar su femineidad al campo laboral, a las ciencias, a la política y a la vida social en general, dando lo que le es propio: su genio femenino, su capacidad para abrazar la vida, para amar y enseñar a amar. Que la mujer no sea un hombre, sino que conserve su esencia única y grandiosa.

Es paradójico, pero estarás bien, defendiendo a pequeñitos no nacidos. El Movimiento católico mundial llamado “Vida Humana Internacional” te necesita. Ha publicado la existencia, entre otros grupos de ayuda, del SAA (Sobrevivientes del Aborto Anónimos). Búscalos y empieza tu camino de salida a la luz.

San Juan Bosco te da dos poderosos medios: “Confía cada cosa a Jesús Eucaristía y a María Auxiliadora, y verás lo que son los milagros”.


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