Testimonios epistolares sobre un gran Escritor

THO

Acaba de salir a la luz pública un libro ejemplar en todos los aspectos: por su pulcro diseño, cómodo formato, pliegos cosidos y tipografía nítida; por la sinceridad de quienes, a su modo, comentan, glosan, critican en sus más de 200 páginas los sesenta años en el oficio de escribir, de don Luis Sandoval Godoy (El Teúl, Zacatecas, 1927), y por el testimonio ora íntimo, a ratos coloquial, a veces con todos los aliños del texto que ha de pasar por el escrutinio de los lectores.

Casi 40 piezas testimoniales, prologadas con un exquisito texto del Presbítero José Rosario Ramírez Mercado, cartas particulares, dirigidas a don Luis casi todas, que permiten palpar la constancia y la fidelidad a la divisa que le transmitió quien arrojó este pato al agua, don Alfonso Vázquez Corona, Sacerdote, genial e inquieto hombre de Letras, quien en 1951 echó sobre los hombros de un joven de 24 años la delicada responsabilidad de asumir la redacción de una Columna en un diario local entonces muy gustado y leído, El Occidental, bajo la consigna: “escribe, escribe, escribe”, iniciándolo así en lo que habría de ser su oficio en lo sucesivo.

La vocación humanística de Sandoval Godoy comenzó en las aulas del Seminario Diocesano Menor Auxiliar de Totatiche, Jalisco, y se redondeó en el Seminario Conciliar de Guadalajara. Su salida del plantel lo dejó ante la vita nuda sin más bagaje que un gusto claro por las Letras que, inopinadamente, se volvería un desafío a sostener, según se abriesen puertas y llegasen reconocimientos, el detonador de los cuales habría de ser el Premio Jalisco en 1965, por su Colección de Relatos Los niños, los viejos y la muerte.

Es el caso que ahora, a medio siglo de esa fecha, su persona y sus textos, vistos desde treinta y tantos ángulos, nos dan en su conjunto el punto dilecto y sazonado que los catadores literarios buscan, golosos, en un autor consagrado, como don Luis, que ha merecido la admiración y el respeto de figuras de la talla de Agustín Yáñez Delgadillo, Ernesto Flores Flores, Elías Nandino Vallarta y Víctor Hugo Lomelí Súarez, sólo por mencionar a algunos de los autores de estas Cartas.