Un gran Santuario, para un gran hombre
“Tequila, tú me brindas una tumba; yo te doy mi corazón”
En la Barranca de Agua Caliente, en Tequila, lugar que fue testigo del martirio que le dio la santidad a Toribio Romo González, se construye un Santuario, obra que brotó del corazón de los lugareños que atesoran los últimos momentos que el Santo les dedicó en vida.
Dulce Natalia Romero Cruz
Al pie de la Barranca de Agua Caliente, a sólo 10 minutos del Centro de Tequila, se construye un Santuario dedicado al que fuera Párroco de Santo Santiago: el señor Cura Toribio Romo González, quien muriera asesinado por las tropas federales en ese lugar en tiempos de la Persecución Religiosa, el 25 de febrero de 1928.
Esta obra fue iniciada por un Laico, dueño de esas tierras, en agradecimiento al Padre Toribio por un favor cumplido, y ha sido continuada por un grupo de personas que dan testimonio de la profunda religiosidad de los tequilenses.
En brote de Fe
El Ingeniero José Manuel Martínez Aguirre, dueño de los terrenos donde se está construyendo dicha obra y donde vivió el Padre Toribio Romo cuando fuera Párroco de Tequila, se fue un día de vacaciones a la playa, hace casi 20 años, y allá llevó a sus nietos a dar un paseo en lancha. “Estando mar adentro, relata Roberto Beas, Miembro del Comité Pro Construcción del Santuario, el oleaje comenzó a subir, por lo que el Ingeniero le reclamó al lanchero por haberlos llevado así; sin embargo, éste le contestó que nunca le había sucedido algo semejante y que además él no hubiera arriesgado su propia vida de esa manera, y le dijo que no estaba en sus manos que salieran todos con vida, que le pidiera a Dios o a algún Santo para que los pusiera a salvo. Entonces el Ingeniero se acordó de sus tierras que eran el lugar donde había sido sacrificado el Padre Toribio Romo, por lo que le prometió que si le hacía el milagro de salvarlos, él le iba a edificar ahí una Capilla. Todo salió bien, y el señor Martínez cumplió”.
El proyecto inicial era sólo edificar un pequeño templo, que se comenzó a construir, pero como el promotor falleció, quedó inconclusa la obra. Más tarde, un grupo de personas estuvo insistiendo con el señor Cura Alfonso Ramírez Quintana, Párroco de Tequila, para que se continuara la construcción, pero como no se contaba con los recursos económicos suficientes, se optó por crear un Patronato, el cual quedó constituido por el propio Párroco como Director; José Fernández Esparza, como Presidente; Ingeniero José Manuel Martínez, hijo del dueño; y por las señoras Luz Rodríguez, Victorina Guzmán Evangelista y Roberto Beas, entre otras personas.
“Se comenzó a ver el terreno, y como el señor Fernández era una persona muy recta y formal, después de que lo vio no quiso continuar los trabajos improvisadamente; por ello, contrató un Topógrafo quien recomendó el tipo de edificación que se podría hacer. Ya que se tuvo el estudio, se contrató un Arquitecto, sugerido por la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis de Guadalajara. Éste hizo los planos, de acuerdo a lo que el señor Fernández le pidió, según la deliberación del Patronato, porque siempre se trabajó en armonía. Y así, hasta la fecha, se sigue levantando lo que ya será un Santuario, para cumplir la promesa del Ingeniero Martínez”.
Cada año se recuerda a Santo Toribio
“Desde hace 17 años que me ha tocado presidir la Comisión Arquidiocesana de Causas de Canonización -comentó Monseñor José Trinidad González Rodríguez, Obispo Auxiliar de Guadalajara-, mi obligación, junto con los que conforman este organismo, es dar a conocer la vida de los Santos y Mártires, promover nuevos y apoyar a quienes dedican construcciones destinadas a su culto. Es por eso que queremos ayudar a la promoción de este Santuario de cantera y ladrillo, que está ubicado al pie de la Barranca. Generalmente, a los Santos Mártires se les venera donde nacieron o donde fueron Párrocos, pero se les debe también honrar, celebrar y festejar donde derramaron su sangre por Cristo. Y eso es lo que se está haciendo precisamente en ese Rancho de Agua Caliente, en Tequila”.
Este Santuario es iniciativa de los fieles y últimamente continúa edificándose gracias al apoyo de los Párrocos de la Comunidad. Primero se involucró el señor Cura de Tequila, pero cuando se erigió como Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, a la que territorialmente pertenece el Rancho de Agua Caliente, se ha contado también con la participación de los Párrocos ahí asignados; anteriormente, el Padre Carlos Alberto Yáñez Álvarez, y ahora el Padre Ricardo González Yáñez, así como el Padre Vicario, Gerardo Isabel Villarreal Núñez.
Todos los años, del 23 al 25 de febrero, se realiza un Triduo, pero cada mes, el domingo más cercano al día 25, se celebra una Eucaristía y asisten peregrinos de diferentes lugares; la mayoría, de Tequila.
Este año no fue la excepción, y las Fiestas comenzaron el sábado 22. El martes 25 se ofició una Eucaristía que presidio el Obispo José Trinidad González, el cual alentó a los asistentes a que sigan adelante con esta obra y les aseguró que se estará apoyando en la difusión para que se termine de construir lo más pronto posible.
Razones sobran
“Es importante que aquí, en Tequila, se le venere, porque fue aquí donde se hizo Santo, explicó, por su parte, el Presbítero Ricardo González. Aquí fue donde derramó su sangre por amor a Cristo. La gente cuenta que desde antes de ser declarado Beato, ya lo llamaban el Padre Mártir. Los tequilenses se sienten muy identificados con el proyecto del Santuario porque conocían a Santo Toribio, puesto que sus abuelos o bisabuelos ya les platicaban de él. Es así como su vida y entrega se han dado a conocer y a querer, de generación en generación. Mucha gente de fuera, aunque no conoce la historia, sí lo conoce a él, y sabe también que hay un Santuario en Santa Ana de Guadalupe, en Jalostotitlán, dedicado a rendirle culto. Quizás por eso nuestra edificación va más lenta, porque hay pocas donaciones. Santo Toribio ha sido nombrado Abogado de los Indocumentados, y sabemos que es muy querido por la gente alteña que emigra a Estados Unidos; entre ellos, precisamente, se necesita hacer más promoción, para que también conozcan nuestra obra y la apoyen”.
Tal proyecto no sólo incluirá un lugar para el culto, sino también se pretende hacer criptas, un museo, remodelar la casa o choza donde el Santo vivió (este lugar se reconstruyó; lo único que se conservaron fueron los cimientos), el cual está a un lado del Santuario. En cuestión pastoral, se pretende, aunque a muy largo plazo, edificar una Casa de Retiro, la Casa del Peregrino y un Comedor. Pero hoy, al Santuario le falta un Cristo, el retablo, el presbiterio, las ventanas, los vitrales, el piso, todo lo cual es costoso, pero para solventarlo, los fieles no dejan de dar su aportación para que la obra siga adelante.
Según nos refirió el señor Beas, lo que ha costado más trabajo es recabar prendas y objetos que pertenecieron a Santo Toribio, porque muchas ya están en otros museos. Con lo que se cuenta es con el Crucifijo que tenía el Padre Toribio en el momento de su martirio, y se recuperó también la piedra laja sobre la que quedó su cuerpo inerte. La Parroquia del Perpetuo Socorro cuenta, por su parte, con una reliquia del Santo, que se pidió a Santa Ana, y es la que se baja al Santuario cada mes para su veneración.
Invitación
Se convida al público en general a que vengan a conocer esta importante obra, a promoverla y apoyarla económicamente. Actualmente se está haciendo la rifa de una camioneta Chevrolet Silverado para recabar fondos. El Padre González Yáñez, recomienda que quienes deseen hacer una visita, procuren hacerla durante los meses de abril o mayo, época en que el camino de la Barranca está sombreado por árboles gigantescos de mangos, y ya es una tradición que los peregrinos puedan degustar esta fruta.
Para informes y donaciones, puede llamarse a la Parroquia del Perpetuo Socorro, al Tel. 0133-374-74-23699.
“Es un proyecto grande porque así es nuestra Fe y se tiene que manifestar en el amor a Dios a través de los Santos Mártires; pero también la obra material, que es el lugar de culto donde ellos dieron la vida por Cristo. Porque así como los Santos Mártires fueron muy generosos al dar su vida por amor a Dios y a su pueblo, nosotros también debemos ser generosos para concretar esta obra en su memoria; recordemos que nuestra Fe está viva por el testimonio de estos hombres”, aseguró, para concluir, el Párroco Ricardo González.
Jorge Rivera Landeros, 79 años de edad.
“Todo lo que yo sé sobre Santo Toribio es porque mi madre, María Guadalupe Landeros Sandoval, me dejó un gran recuerdo de él, porque fue una de sus Catequistas, junto con sus hermanas y sus primas. Una de las historias que me relataba era el triste acontecimiento del 25 de febrero de 1928, y como ella vivía a escasos 60 metros de donde ocurrió el asesinato de Santo Toribio Romo, al escuchar los gritos y disparos, corrieron a ver qué había pasado.
“Mi mamá siempre me contaba que el Padre, desde en vida, ya era un santo, porque era muy humilde y quería mucho a la gente; era muy entregado, y todos le respondían con cariño, cuidados y protección”.
Don Jorge le escribió un Corrido a Santo Toribio, a quien aprendió a amar, venerar y respetar, por herencia de su madre.
