«Vale la pena…»
Pbro. José Guadalupe Miranda Martínez
Vicerrector del Seminario Diocesano de Señor San José
Este domingo 2 de marzo, se celebra el Día del Seminario en la Arquidiócesis de Guadalajara. El Lema escogido para esta ocasión, se ha tomado de la alocución que el entonces Papa y ahora Beato Juan Pablo II dirigiera a todos los Seminaristas de México el 30 de enero de 1979, hace 35 años, precisamente desde el atrio de la Capilla del Seminario Mayor: “Vale la pena consagrarse al hombre por Cristo”.
Estas palabras del Papa quedaron en el corazón de muchos Seminaristas y jóvenes para responder con generosidad al llamado del Señor. Él continúa llamando, buscando colaboradores para la edificación del Reino de Dios, y lo hace con toda claridad: “El que quiera venir en pos de Mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y me siga” (Mc 8,11).
Jesús es así de directo, porque ya desde su tiempo, no faltaban quiénes, al verlo rodeado de la multitud, quisieran seguirlo sin que Él les llamara (Mt 8, 18-22); e incluso, entre sus mismos Apóstoles, después de haber estado con Él, de oírlo y presenciar sus obras, no faltaron quiénes aspirasen a puestos de privilegio y poder, pasando por encima de sus compañeros: “Se acercaron a él Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, -relata el Evangelio- y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte». Él respondió: «¿Qué queréis que os conceda?». Ellos le dijeron: «Concédenos que nos sentemos en tu Gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís…»”. Al oír esto, los otros diez empezaron a indignarse contra Santiago y Juan. Jesús los llamó y les dijo: «Sabéis que los que son tenidos como Jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y las oprimen con poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera ser grande entre vosotros, sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, sea esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida como rescate por muchos» (Mc 10,35-38b. 41-45).
Es precisamente en este contexto como hemos de entender las palabras del Beato Juan Pablo II, como una invitación apremiante a servir al hombre desgastándose, a ejemplo de Cristo, que se entregó por nosotros; como el grano de trigo que se fermenta para dar vida.
Por supuesto que este llamado es para quienes son Sacerdotes, para los Seminaristas y para los jóvenes atentos y generosos, que por fortuna nunca han faltado en nuestras comunidades. Allí, como dice el Papa Francisco, donde hay fervor, ganas de llevar a Cristo a los demás, surgen las vocaciones genuinas (EG 107).
Por eso, en este 2 de marzo estamos invitando de manera especial a las comunidades a pedir por los Sacerdotes, por los Seminaristas y por los jóvenes para que siempre sean fieles al llamado del Señor. También esperamos muchas y buenas vocaciones para nuestro Seminario. Y, como siempre, apelamos a su generosidad, porque esta Institución se ha sostenido invariablemente con la munificencia de los fieles.
Que el Beato Juan Pablo II, que tantas vocaciones suscitó en todas partes, y de manera particular en nuestra Arquidiócesis, interceda siempre por nosotros.
Gratas reminiscencias
El Nuevo Seminario Menor, a 50 años de su apertura
Diácono Armando González Plascencia,
4º de Teología
Diácono José Luis González Ramírez,
4º de Teología
Dentro del marco de las celebraciones por los 50 años de la apertura del Nuevo Seminario Menor de Guadalajara, que se celebrará el próximo mes de octubre del presente año, nos dimos a la tarea de preguntarle al Padre José Rosario Ramírez Mercado, por más de seis décadas egregio Maestro del Seminario y colaborador directo del Cardenal José Garibi Rivera y del entonces Padre Rector, D. José Salazar López, cómo fue que surgió el proyecto de construir este Seminario Menor con las dimensiones y previsiones que actualmente gozan los jóvenes alumnos de dicha Casa de Formación.
«Habiendo viajado el Señor Cardenal José Garibi Rivera a la ciudad de Roma -relató el Padre “Chayo”-, se fue con la preocupación de que los Seminaristas de reciente ingreso ya no cabían en el antiguo Seminario Menor, en la Casa anexa al Templo de San Martín de Tours, ubicado entre las Calles de Belisario Domínguez, Industria, Jarauta y Federación, del Sector Libertad. Por aquel entonces, la formación de los Seminaristas menores era de seis años, y el viejo caserón, materialmente, ya no daba cabida a más alumnos».
Fue por eso que el Padre Rector, José Salazar López, y el Padre José Rosario Ramírez anduvieron buscando terrenos propicios para la construcción del nuevo Seminario; y en medio de diversas dificultades, tras de haber consultado precios de algunos terrenos, finalmente Monseñor Antonio Chávez Carvajal, a la sazón Ecónomo del Seminario, les comentó que había un terreno por la Calzada de las Torres, lo que actualmente es la Avenida Lázaro Cárdenas, el cual era de la magnitud que se buscaba y que contaba con drenaje. Una vez visto, tal terreno fue valorado como conveniente, y de un monto económico accesible, por lo que se adquirió.
Entonces el Padre José Rosario Ramírez se dirigió al Ingeniero Juan Palomar, cristiano cabal, quien era el Director de Planeación Urbana de Guadalajara, y a quien se deben diversos aciertos arquitectónicos de la ciudad. A él se le entregó la propuesta del Cardenal Garibi, y el Arquitecto le dio la aprobación oficial.
Manos a la obra
Ya comprado el terreno, el Arquitecto Ignacio Díaz Morales trazó los planos de la edificación del que sería el Seminario Menor, junto con el Rector José Salazar. Se previó que este Seminario tuviera la capacidad de albergar a mil alumnos. Fue así como se levantaron dos Unidades para doscientos alumnos; otras dos para cien, y otras dos más para doscientos, aunque que por entonces quedaron inconclusas.
El 15 de agosto de 1964, al concluir el Curso anual de actividades, se hizo el traslado del mobiliario de San Martín al flamante Seminario Menor. Entretanto, los Seminaristas salieron de Vacaciones de Comunidad durante uno y medio meses, y el 23 de octubre del mismo, al regresar al nuevo ciclo escolar, fueron recibidos los primeros 300 alumnos en su nueva Casa, sin tener aún cabalmente satisfechas las necesidades de la instalación eléctrica ni contar con la Capilla.
Ante las carencias y falta de detalles de la construcción, los propios Seminaristas se entregaron al trabajo con entusiasmo. Unos, se dedicaron a las obras de jardinería; otros, a plantar árboles. Los alimentos les llegaban del Seminario Mayor. Sin embargo, poco a poco las necesidades se fueron subsanando y pronto llegó la luz, el teléfono, así como la conclusión y consagración de la imprescindible Capilla, hasta tres años después del estreno de todo el edificio.
Ya no fue menester buscar lugares ajenos para realizar actividades deportivas, pues el Seminario contaba con amplios espacios para que los alumnos se entregaran al esparcimiento.
Hoy, esta Casa de Formación está a punto de cumplir los primeros 50 años de su apertura. Podemos dar gracias a Dios por todos los beneficios que de ella hemos recibido, puesto que el Seminario Menor es, junto con el Mayor, “el Corazón de la Diócesis”.
Y así como los discípulos de Juan se acercaron a Jesús para preguntarle dónde vivía, y él les respondió: «Vengan y lo verán», así también nosotros podemos decirles a todos los que quieran conocer el Seminario, su Seminario, que vengan y vean esta Casa que ha formado y continúa formando Sacerdotes según el Corazón de Cristo.
Lo individual y lo comunitario
Un día en la vida del Seminario
Érik Preciado Santana, 3º de Teología
El toque de campana indica el comienzo de un nuevo día en el Seminario, y nos da la pauta para sus distintos momentos en que se fracciona. Al iniciar la mañana, nos encomendamos a Dios con la oración mariana del Ángelus, para luego, tras atender nuestro aseo personal, participar en la Celebración de la Santa Misa, que es el centro de la jornada y de la vida del Seminario, al mismo tiempo que hacemos oración comunitaria muy importante, con el rezo de las Laudes, mediante el cual nos ponemos en manos de Dios y nos unimos en la alabanza divina con toda la Iglesia Universal.
Posteriormente, nos preparamos para el desayuno, el aseo de la casa y el ingreso a clases, que transcurren hasta el horario de la comida. Tras ésta, visitamos el Santísimo un momento para agradecerle lo dones recibidos en lo que va de la jornada, lo cual nos ayuda a ubicar a Cristo en nuestra vida diaria.
Un tiempo esperado por todos es el deporte. En el Seminario practicamos el futbol, el basketbol, el volibol, la natación, u otros ejercicios físicos. Hay quienes prefieren leer, ver la televisión o algún juego de mesa. La convivencia es lo importante, ya que vivimos en comunidad.
Tras un necesario baño, volvemos al estudio, indispensable para asimilar las materias impartidas y realizar las oportunas tareas; o bien, como parte de esta preparación, algunas tardes nos acercamos al mundo y al Pueblo de Dios a través del Apostolado, estableciendo contacto con las diferentes comunidades cristianas.
La formación espiritual y humana es oportuna en nuestra vida de formación hacia el sacerdocio, ya que seremos guías conforme nos dejemos guiar por el Espíritu Santo, que es el Protagonista de la vocación de cada uno de nosotros. Por ello, el permanente contacto y encuentro con el Maestro en la oración y en la Adoración, es algo imprescindible; esto lo hacemos de manera cotidiana y constante, de diferentes maneras, buscando entender cada vez más a profundidad que Cristo debe ser el centro de nuestra vida en su ser y su acción.
Al acabar el día, los tiempos de descanso se disfrutan de diferente manera; en ocasiones, viendo alguna buena película, o acudiendo a un taller donde podemos explorar o perfeccionar nuestras capacidades, por ejemplo la Schola Cantorum, la Orquesta Vivaldi, la Rondalla, el Mariachi, la Banda. Aunque, desde luego, parte de este tiempo es propicio para manifestar nuestro amor a María, con el Rezo del Rosario o el Canto de la Salve.
Al concluir el día, nos encomendamos a Dios y lo alabamos con el Rezo de las Completas (oración de la noche), y así, a la luz y al calor de la Palabra Divina, concluimos nuestra jornada cotidiana llevándonos como tema de Meditación una parte de ella, que nos sirva de motivación e impulso para el arranque del día siguiente.
Cae la noche, y el silencio total es la última actividad que, tal vez por su aparente pasividad, pareciera no proponer nada, pero en realidad nos invita a reflexionar y a transformar la vida en sus actitudes, afectos y sentimientos. Por fin, el reposo nos espera para descansar y reponer fuerzas, a fin de poder levantarnos con ánimos para seguir adelante en esta aventura con Cristo.
Así es un día en la vida diaria de los Seminaristas en esta Casa de Formación, donde cada jornada que pasa no se toma como una rutina, sino como un reto que nos alienta, pues cada día que transcurre nos acerca probablemente al comienzo de un anhelado ministerio, que se marcará con la recepción del Sacramento del Orden Sacerdotal.
Hay muchas otras actividades formativas que se realizan fuera de nuestro Seminario, pero de ellas hablaremos en otra ocasión. Ésta es sólo una muestra de cómo se vive dentro de esta Casa consagrada a la formación de los futuros Pastores; Casa que, por cierto, también es tu Casa.
El Seminario se sostiene, gracias a la generosidad de los fieles
Este fin de semana se celebra el Día del Seminario. Si bien las vocaciones han crecido, también la población de la Diócesis aumenta y se requieren Pastores en gran cantidad y formados con mucha calidad.
Sonia Gabriela Ceja Ramírez
La mañana del lunes 24 de febrero, la Arquidiócesis de Guadalajara convocó a los Medios de Comunicación para informar que este domingo 2 de marzo se celebrará el Día del Seminario, que tiene como Patrón a Señor San José.
La Rueda de Prensa fue presidida por Monseñor José Leopoldo González González, Obispo Auxiliar, quien estuvo acompañado por los Sacerdotes José Sánchez Montes, Encargado del Departamento de Comunicación del Seminario, y Pablo Álvarez Jiménez, Prefecto de Disciplina.
Recordando a Juan Pablo II
Durante su intervención, Monseñor Leopoldo resaltó la importancia de los Seminarios para la Iglesia, y explicó que el Magisterio eclesial los define como “el Corazón de la Diócesis”, “la pupila del Obispo”, sobre la cual, quien encabeza la Iglesia local, debe poner especial atención, pues el sacerdocio es un camino de santificación. Señaló que durante la formación de un Sacerdote se viven distintas etapas; durante los primeros años, en el Seminario Menor, que constituye un amplio período de discernimiento antes de iniciar los estudios eclesiásticos de Filosofía y Teología, que se cursan en el Seminario Mayor.
Explicó que este año se eligió como Lema del Día del Seminario esta frase: “Vale la pena consagrarse al hombre por Cristo”, palabras que el Beato Juan Pablo II dirigió a todos los Seminaristas de México en el encuentro que sostuvo con ellos en la Casa del Seminario Mayor durante su primer viaje apostólico a México, el 30 de enero de 1979.
Promoción, oración y generosidad
El Padre José Sánchez comentó que al celebrar el Día del Seminario se busca involucrar a toda la comunidad diocesana mediante la oración por el aumento, perseverancia y santificación de los Sacerdotes, y para este fin se han visitado incluso hospitales, para pedir a los enfermos que ofrezcan sus oraciones y sufrimientos. Además, se busca promover las vocaciones mediante la visita a escuelas, la organización de torneos deportivos, la presencia en los Medios de Comunicación, entre otras actividades.
Finalmente, refirió que se procura también el apoyo económico mediante la Colecta Anual, que se realizará el domingo 2 de marzo en todos los templos y comunidades parroquiales, pues actualmente el Seminario tiene 1,307 alumnos internos, a los que hay que costear los estudios académicos, pero a quienes también hay que brindarles estancia y alimentación.
Agregó que las familias hacen una aportación mensual de 800 pesos por cada alumno del Seminario Menor, mientras que los del Seminario Mayor aportan 1,300 pesos, siempre y cuando estén en condición de hacerlo, pues si algún alumno no puede solventar el gasto, el Seminario lo asume, y esto es posible solamente gracias al apoyo de los bienhechores que aportan, ya sea en la Colecta Anual o de manera constante, al Seminario.
Las necesidades son muchas
El Padre Pablo Álvarez citó las seis Casas que tiene el Seminario de Guadalajara y explicó las diversas etapas formativas que se viven en ellas.
Detalló que el Seminario afronta los gastos ordinarios de cualquier casa: pago de servicios, como agua, luz, teléfono, predial, alimentación, mantenimiento, así como las tareas académicas; es decir, la Nómina de Maestros que trabajan en la formación de los futuros Sacerdotes.
Tan sólo en el rubro de alimentación, el Seminario eroga anualmente 10 millones 479 mil 562.71 pesos, por lo que se exhorta a los fieles católicos a ser generosos este domingo, en que en todos los templos de la Diócesis se repartirán los sobres para la Colecta.
Los Formadores del Seminario estimaron que este año podrían reunirse entre diez y doce millones de pesos. El año pasado se esperaba colectar entre siete u ocho millones, y se juntaron casi diez, por lo que confían en la generosidad de los fieles y en la Providencia de Dios.
Las Casas del Seminario
Formando una gran familia
SEMINARIO MENOR AUXILIAR “ANACLETO GONZÁLEZ FLORES”
Diácono David Gutiérrez Murillo, 4° de Teología
La Secundaria del Seminario, con sede en esta Metrópoli desde hace ocho años, ha tomado como su Patrono al llamado “Maistro Cleto”, quien fuera profeta de los jóvenes y de la juventud en la aciaga época de la Persecución Religiosa: el Beato Anacleto González Flores. En esta instancia inician su formación futuros Sacerdotes del Clero tapatío, desde la inquieta pubertad.
La Secundaria se ubica en: Calle Occidental # 39, en Atemajac del Valle, Zapopan, muy cerca del Deportivo Morelos. Actualmente se encuentran internos 158 Seminaristas, conocidos como “los anacletos”. Su Plan de Estudios está sujeto a la SEP, con los normales grados de Secundaria. Hay ocho Grupos: tres de Primero; tres de Segundo, y dos de Tercero.
Tienen dos dormitorios, uno para los alumnos de Primero, y otro compartido por los de Segundo y Tercero; igualmente, hay dos Capillas (provisionales). Cabe señalar que la construcción de esta Casa aún no concluye.
Como Casa de Formación hacia el sacerdocio, se tiene el tiempo distribuido a lo largo de la jornada de la siguiente manera: Levanto, oraciones, desayuno, clases, comida, visita al Santísimo, deporte, baño, aseo de la casa, estudio personal, Santa Misa, cena y convivencia, Rosario, últimas oraciones y descanso. El viernes el deporte se alarga hasta las cuatro y media de la tarde, y después de la cena se proyecta una película. El sábado, por la mañana, los internos reciben formación humana y espiritual; luego salen a sus respectivos hogares, regresando el domingo a las seis de la tarde.
En la formación de estos adolescentes colaboran cuatro Sacerdotes: Andrés Carillo Zúñiga, Carlos Alberto Gómez Rodríguez, Luis Octavio González Salas y Juan Carlos Hernández López; dos Diáconos, y seis Seminaristas Mayores en Año de Servicio.
En labios del Padre Vicerrector -durante su reciente Informe- se le escuchó esta referencia: “Esta Sección del Seminario se ha constituido en un proyecto sólido, que está aportando buenos resultados”.
SEMINARIO MENOR AUXILIAR DE LA BARCA
Daniel León Cueva
En 26 años de funcionamiento de esta Casa de Formación del Seminario Diocesano de Guadalajara (pues inició operaciones en septiembre de 1987), alrededor de 50 de sus egresados han alcanzado el Sacerdocio Ministerial, lo cual representa un timbre de orgullo y un motivo de especial alabanza y acción de gracias a Dios, consideró el Padre Prefecto, Héctor Torres González.
Una característica muy peculiar del Seminario de La Barca es el hecho de que administra también el Centro Humanístico, un Plantel de Enseñanza Secundaria que actualmente da cabida a 370 alumnos de los tres Grados, y cuya oferta de inscripción para el próximo año ya está agotada. Y es que tiene una bien ganada fama de calidad académica en la Región de la Ciénega de Chapala, y a él acuden adolescentes de poblaciones más alejadas, incluso de las limítrofes con Michoacán. Recientemente, este Centro Educativo obtuvo el Primer Lugar Estatal en Interpretación del Himno Nacional, así como primeros lugares en Concursos de Matemáticas.
Para el Padre Héctor Torres, esta realidad específica ha redituado buenos frutos a los aspirantes Seminaristas (hoy en día, 20 en esa Secundaria, además de otros 17 internos que estudian la Preparatoria en La Barca, 7 de los cuales pronto se incorporarán en Tapalpa al Curso Introductorio), “porque el Colegio aporta disciplina, educación cristiana, orden, limpieza y otros valores como el respeto y la superación académica. Todo ello, además, contribuye, en el caso de los Seminaristas, a su madurez intelectual y afectiva, máxime que el alumnado es mixto”.
El 6 de mayo de 1998, el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez puso la primera piedra del actual edificio, muy espacioso y funcional, ubicado al borde de la Carretera a San Francisco de Rivas, a orillas de La Barca, y hace tres años consagró la Capilla del Seminario, colocando una reliquia ósea del Beato José Sánchez del Río, Niño Mártir, ya beatificado.
Colabora con el Padre Héctor, como Director Espiritual, el Pbro. Elías Parada Andalón, y apoyan también dos Diáconos y un Seminarista Mayor en Año de Servicio.
Seminario Menor Auxiliar de Totatiche
Este Seminario fue fundado el 1º de julio de 1915 por el señor Cura Cristóbal Magallanes Jara, en aquel tiempo Párroco de dicha localidad, y después Santo Mártir. Sus primeros alumnos fueron: Agustín Caloca Cortés (que, con el paso del tiempo fue Vicario Parroquial de Totatiche y canonizado el 21 de mayo de 2000); José Pilar Quezada, Uriel Argüelles, Alejo Anaya y Atanasio Campos.
Inicialmente estuvo, de 1916 a 1918, en un lugar llamado El Silvestre. Posteriormente, se trasladó a la Casa Pastoral que se encuentra frente a la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, permaneciendo ahí hasta 1985, mismo lugar donde luego se habría de construir la actual Casa de Formación, gracias a la generosidad y al amor que la gente tiene por su Seminario.
Actualmente, el Seminario totatichense cuenta con 96 alumnos de Secundaria, dos Padres Formadores: Octavio Delgado Cárdenas y Víctor Antonio David Íñiguez; un Diácono y tres Seminaristas en Año de Servicio.
Seminario Menor Auxiliar de Cuquío
Mario Alejandro Lozano García, 3º de Teología
Los antecedentes que despertaron la necesidad de un Seminario Auxiliar en esta Región alteña de Jalisco se remontan a principios del Siglo XX, cuando en la comunidad de El Carricillo se refugió un Grupo de aspirantes al sacerdocio que huían de la Persecución Religiosa; mas no fue sino hasta el 9 de septiembre de 1999, cuando el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, Arzobispo de Guadalajara, aprobó la erección formal del Seminario Auxiliar de Cuquío. Esta Casa inició sus actividades en un asilo que fue acondicionado para la atención de los adolescentes, y para el año 2002 los muchachos fueron trasladados al edificio que hasta hoy alberga el Seminario, cuyo terreno fue donado por los ejidatarios de este lugar.
Hoy, el Seminario Auxiliar de Cuquío cuenta con 42 alumnos de Secundaria, dos Padres Formadores: José Refugio Patiño Aviña y Andrés Uribe Prieto; un Diácono y dos Seminaristas de Año de Servicio.
SEMINARIO MENOR AUXILIAR DE AHUALULCO
Diácono David Gutiérrez Murillo, 4° de Teología
El Seminario Auxiliar de Ahualulco, Jalisco, abrió sus puertas el 15 de Agosto del año 2000 en una casa prestada, pues no tenía instalaciones propias. Fue el 18 de septiembre de ese año cuando se llevó a cabo su Solemne Erección Canónica, por el noveno Arzobispo de Guadalajara, Cardenal Juan Sandoval Íñiguez.
Para marzo de 2006, pasó a ocupar las instalaciones donde actualmente se encuentra, aunque sigue la construcción, costeada -en gran parte- gracias a la generosidad de los fieles de esta localidad.
Aquí son recibidos los adolescentes que cursan Secundaria y están deseosos de responder al llamado de Dios. Se les orienta, acompaña y anima. Actualmente se hallan internos 21 Seminaristas.
Atiende principalmente las vocaciones promovidas en la Vicaría Episcopal del Señor Grande, de Ameca, en la Región Valles. En esta Zona se está potenciando la promoción vocacional, merced a la labor pastoral en este sentido, realizada por los Eclesiásticos de la región.
La formación de los muchachos corre a cargo de dos Sacerdotes: Reynaldo Díaz Plascencia y Miguel Ángel González Orozco (ambos originarios del Municipio de Ixtlahuacán del Río); colabora también un Diácono y dos Seminaristas en Año de Servicio.
En su reciente Informe Anual, el Padre Vicerrector, José Guadalupe Miranda, declaró -refiriéndose a esta Casa Auxiliar–: “Esta Casa posee instalaciones buenas y funcionales […]. A partir del 9 de febrero [de 2013], a raíz de la muerte inesperada del Presbítero Ismael Rosales Jiménez, este Seminario sufrió serio quebranto”.
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