San David Galván

Un Santo tapatío

Jubileo por el Centenario del Martirio de San David Galván Bermúdez

Pbro. Tomás de Híjar Ornelas

Cronista Arquidiocesano

El Arzobispo de Guadalajara, Cardenal José Francisco Robles Ortega, en su última Carta-Circular de 2014, convocó a toda la comunidad diocesana a celebrar de manera festiva un Jubileo por el Primer Centenario del Martirio de San David Galván Bermúdez, que comenzará el 30 de enero del año en curso y concluirá en la misma fecha de 2016.

Para ello, ha nombrado un Comité Especial, encabezado por los Monseñores José Guadalupe Ramiro Valdés Sánchez, Párroco del Sagrario Metropolitano y Secretario Ejecutivo de la Comisión Diocesana de Causas de Canonización, y Ramiro Vázquez Sáinz, Párroco de Nuestra Señora del Rosario, de Guadalajara (“Templo del Padre Galván”); del Señor Cura José Abel Castillo Castillo, Párroco de Nuestra Señora de la Paz y Encargado para los Festejos del Año Jubilar por el Aniversario 150 del Nacimiento de la Provincia Eclesiástica de Guadalajara; del Presbítero José Guadalupe Miranda Martínez, Vicerrector del Seminario Conciliar, y del Señor Cura Felipe de Jesús García Velázquez, Párroco de Amatitán, Jalisco, quienes tendrán a su cargo organizar diversas actividades que durante este tiempo resalten la vida y las obras del primero de los Mártires mexicanos del Grupo encabezado por San Cristóbal Magallanes Jara, en hacer la ofrenda de su vida en tiempos de persecución religiosa.

QUIÉN FUE SAN DAVID GALVÁN

Tapatío de humilde cuna (1881), se forjó en el seno de un hogar católico y en la Escuela de Infantes de la Catedral Metropolitana en tiempos del Arzobispo Pedro Loza y Pardavé, de feliz memoria. Cursó estudios de Humanidades y de Filosofía en el Seminario Conciliar de Señor San José, Institución que abandonó por dudas vocacionales, y a la que retornó con ánimo indeclinable hasta alcanzar el Orden del Presbiterado bajo la tutela enérgica del Siervo de Dios Miguel M. de la Mora, Rector del Seminario, quien lo incluyó enseguida en la Nómina de su Equipo de Formadores.

Los breves años de su ministerio dan cuenta de la forma intrépida y decidida como afrontó los retos de los tiempos el joven Sacerdote: como Maestro, fue muy estimado por sus alumnos y compañeros; como Catequista, fue infatigable, destacándose también como promotor de la Doctrina Social de la Iglesia y como apóstol de la Buena Prensa.

Ahuyentada la paz social en Jalisco a partir del 8 de julio de 1914, y disuelto el Seminario, al Padre Galván se le destinó a la Vicaría Fija de Amatitán, entonces perteneciente a la Parroquia de Tequila, donde dejó huella de su compromiso pastoral las pocas semanas que estuvo allí, pues un grupo de carrancistas, encabezado por el Teniente Enrique Vera, lo arrestó sin motivo alguno y hasta intentó quitarle la vida. Estuvo preso un tiempo, y apenas obtuvo la libertad, trató de mantenerse de pie en medio del desorden con el que irrumpieron la vida de los jaliscienses los enfrentamientos entre villistas y carrancistas.

En el marco de una refriega entre estos bandos, conocida como el ‘Albazo de Medina’, intentó auxiliar espiritualmente a los heridos en el combate que tuvo lugar en Guadalajara durante las primeras horas del 30 de enero de 1915, deseo interrumpido por el aludido Enrique Vera, quien fraguó su pronta ejecución al cabo de unas cuantas horas del arresto.

Asumió su muerte como una oblación al Autor de la Vida, y el pueblo católico lo tuvo como Mártir venerando su memoria, primero, en el sitio exacto de su ejecución: el muro oriental del Hospital Civil, al filo de la Calle de Coronel Calderón; luego, en el lugar al que se trasladaron sus restos en 1922, el cercano templo de Nuestra Señora del Rosario, entonces en proceso de construcción.

LAS VISITAS A SU SEPULCRO

El Comité Especial para estos Festejos ha dispuesto un calendario de visitas a la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario (Calle Hospital No. 28, Sector Hidalgo, en el Barrio de El Retiro, de Guadalajara), que se iniciará con los Decanatos Urbanos. La cita será en ese Templo, para participar en los días señalados en la Santa Misa, a las 8 de la noche.