Los renuevos de los tiempos
Daniel León Cueva
Todas las generaciones vivientes son amigas, por el hecho de ser contemporáneas… O así debiera ser, pues hasta la modernísima Informática utiliza el término “amigable” para muy diversas aplicaciones, así correspondan a fórmulas pasadas o de incesante ebullición.
¿Quién puede determinar la vigencia o preponderancia social de las personas según su edad? ¿No respiran el mismo aire el recién nacido, el parvulito, el adolescente, el joven, el adulto y el más longevo? ¿No es susceptible, cualquiera de ellos, de ver, escuchar, oler, palpar, gustar, saber, sufrir o disfrutar lo mismo que su prójimo?
En todo caso, ¿por qué se mira distinto a los ancianos, siendo los que cargan más experiencias y vivencias; los que atesoran mayores méritos que han aportado a la Familia, a la Sociedad, a la Patria? ¿Cuál invalidez, dónde la devaluación, por qué la discriminación de los viejitos, cuando prosiguen la marcha a su paso, sin renegar del reloj ni el calendario?
No cabe duda que el Año Nuevo no sólo remarca las horas; también trae renuevos de sucesos, de gentes, modas y lenguajes. Y, del mismo modo, renueva y remacha las viejas querencias.
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