jueves, 29 de enero de 2015

¿Qué tan Aburrido es ser casto?

Cuestión de enfoques


Patricia María Lancáster Jones del Paso, Claudia Berenice García Tello y María Montserrat García Cuevas. Alumnas del Instituto Juan Pablo II para la Familia


¿Te has preguntado qué es la castidad?
¿Crees tener la respuesta? Yo también lo creía. ¿Piensas que el ser casto es ser virgen? ¿Que el ser virgen es no tener relaciones sexuales? ¿Que en cuanto las tienes, adiós, castidad? Y, por si no tener relaciones sexuales no fuera lo suficientemente malo, ¿crees que ser virgen es lo más aburrido que le puede suceder a alguien? Si eres un chavo de 18 años y eres virgen, pues ¡qué oso!, ¡qué aburrido!, ¡seguro nadie te pela!… pero, lo peor de todo esto, es que nadie te ha dicho la verdad.

Es cierto que la castidad y la virginidad van de la mano, así como también van con la pureza. Lo que no es cierto es que sean lo mismo.

La virginidad, en efecto, es una virtud que consiste en el propósito firme de conservar la integridad de la carne. Así, una persona virgen es aquella que no ha tenido experiencia sexual.

Pero la virginidad no sólo es en la parte física, como muchos hemos llegado a creer, sino que también existe en la parte espiritual de la persona. ¿Cómo? Pues en la parte física, ya sabemos, ¿no?, practicas el acto sexual e inmediatamente pierdes tu virginidad física. Pero la espiritual es aquella que tú determinas por voluntad propia. Por ejemplo, cuando decides abstenerte de todo acto sexual hasta el matrimonio, o los que llevan una vida consagrada, que se abstienen para siempre.

Después de todo, no sería justo no tener segundas oportunidades, y el Dios en el que creemos es Justo. Él sabe que todos podemos equivocarnos, y lo que más importa es que reflexionemos y regresemos a poner en Alto la dignidad de nuestra sexualidad, por lo que la virginidad espiritual es mucho más importante que la física, ya que va mucho más allá de la materia; parte desde la voluntad de la persona, y esto le da más peso.

La castidad es la virtud que gobierna y modera el deseo del placer sexual, según los principios de la Ley Natural, de la Ley de Dios y del respeto hacia el otro. ¡Ojo!, que el placer sexual no se refiere al acto sexual, sino también a algunos vicios dentro de la lujuria, como son la masturbación, la pornografía, los “fajes”, la violación hacia la intimidad del otro, etc. En contra de lo que la Sociedad y los Medios quieren enseñarnos, la castidad es el hábito que nos ayudará a usar nuestra sexualidad correctamente.

Aunque la sexualidad, en sí, es el conjunto de la materia y el espíritu del ser humano, todo lo que le sucede, específicamente al cuerpo, afecta al espíritu, por lo que la castidad comienza desde adentro, sigue afuera y regresa adentro.


¿Cómo es esto?
El ser casto comienza desde tus pensamientos, los cuales comienzan a partir de tus sentidos. O sea, que según lo que veamos, escuchemos, olfateemos, toquemos o saboreemos, será lo que pensemos, y dependiendo de lo que pensemos, será lo que actuemos.

Lo más importante es que la castidad no se basa tan sólo en si se pierde la virginidad o no; no se basa tan sólo en el acto sexual como tal, sino que va más allá; viene desde el principio.

Ser casto es ser puro, y ser puro es ser limpio de mente, de corazón, de cuerpo. Los pensamientos y sentimientos “sucios”, o sea los que van en contra de la naturaleza humana, son los que nos harán perder la pureza, y con esto, no poder llegar a la entrega total a la persona amada; esto es, al amor verdadero.

En pocas palabras, el ser virgen es una decisión voluntaria; por su parte, el ser casto es una forma de vida que todos debemos practicar si queremos ser felices. Y la felicidad no es aburrida… ¿o sí?

CONTACTOS: Arrechea Harriet, M. Lección 24 y 25 La Virginidad y la Castidad. Octubre 29, 2014, de Catholic.net. Sitio web: http://ift.tt/160aN52 Artículos/743/lecciones-24-y-25-la-virginidad-y-la-castidad.html


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