viernes, 2 de enero de 2015

Tiempo de la Esperanza

Seguimos celebrando Navidad:


Semillero


Jorge Eduardo García Orta

2° de teología


Las fiestas navideñas continúan y después de las ventas prenavideñas vienen las liquidaciones de los grandes almacenes. Las cuatro semanas de Adviento nos llevaron a repensar sobre la espera en Dios. Y aunque la vida actual para muchos parece estar satisfecha de las necesidades inmediatas, para algunos la vida es una agitación confrontante con crisis de todo tipo, lo cual nos recuerda el misterioso cojear del ser humano.

En efecto, experimentamos de mil maneras nuestras limitaciones pero también nos animamos al no tener márgenes en nuestras aspiraciones. Esta es la realidad del inquieto corazón humano que no puede ser aplacado por satisfacciones contingentes. Y precisamente en este tiempo inundado en crisis, hacemos experiencia de lo dificultoso, incierto y precario en nuestra condición humana.


CENTRARNOS EN LO VERDADERAMENTE IMPORANTE
Pero también este tiempo navideño es el más propicio para reflexionar en lo que verdaderamente importa en nuestra vida: los afectos, los lazos familiares, el empeño de solidaridad, una mejor valoración de los bienes materiales y, sobre todo, la relación con Dios, Padre amoroso.

El apóstol Pablo parece recoger en la esperanza escatológica todas las tensiones y las crisis cuando señala “que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros” (Rom 8, 18). Y continúa hablando de una “ansiosa espera” por la que toda la creación “gime hasta el presente y sufre dolores de parto” (Rom 8, 22). Esta imagen natalicia del “parto” nos lleva a contemplar el mundo en tensión de espera, por lo que pasamos a “esperar lo que no vemos” y lo esperamos “con paciencia” (Rom. 8, 25).

Celebrar el Adviento y la Navidad significa participar de esta espera llena de luces y sombras, ilusiones y desilusiones. Pero, a decir verdad, nuestra mente se centra más en la Navidad, la cual es la apertura del cielo sobre nosotros, es inundación de gracia y alegría y es un tiempo que se prolonga hasta la fiesta del Bautismo del Señor.


CAMBIAR LA TRISTEZA EN ALEGRÍA
Aunque ciertamente hay tantas cosas que pueden acabar con esta experiencia alegre y cristianamente de la Navidad, como: la trampa comercial, la enfermedad que está a la puerta, la muerte de personas queridas, el fracaso, la enemistad, la desconfianza, las caóticas noticias nacionales que nos presentan la ola de inseguridad y crimen (del cual decimos que está organizado). Pero de esto oímos hablar todos los días.

Ahora el tiempo navideño nos apremia a hablar del Misterio, el Hombre-Dios, Jesucristo, que entra en contacto con el hombre. Nuestra fe en este Misterio nos lleva a estar alegres, pues en esto vemos con claridad al Dios que nos ama sin veleidad.

En el misterio del Niño envuelto en pañales contemplamos la verdadera y propia teofanía de Dios en este mundo; Él está entre nosotros y, sin embargo, puede pasar esta Navidad, venir otra, y podemos seguir sin reconocer y sin vibrar frente a lo inaudito de este misterio. Navidad es la inserción de Cristo en el mundo, en las realidades humanas y precisamente esto es oferta de un destino nuevo, verdadero, definitivo y posible.

La Navidad nos ayuda a entender que hay un cielo abierto sobre nuestras cabezas. Hay ciertamente imágenes de oscuridad, para las cuales brilla una luz. O entramos en la luz o permanecemos en las tinieblas.

Necesitamos testigos que nos acerquen a esta Luz, que nos orienten a ver en la noche, que nos enseñen a no creer que las tinieblas han vencido a la Luz, que nos ayuden a esperar que después de la noche viene el día, y así ver que en la oscuridad de la noche brillan las estrellas.

Esta Navidad que celebramos viviendo un tiempo delicado para nuestro país, sea, para todos los hombres de buena voluntad, un momento favorable para reflexionar sobre la capacidad generativa de nuestra sociedad en relación a las situaciones críticas que vivimos, sea la luz del cometa que guía en el camino, sea la presencia del misterio de Amor que inunda a todos de alegría.


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