jueves, 8 de enero de 2015

EDITORIAL

Un año cuesta arriba: ¿desafío o derrota?


Diferentes grupos de toda categoría, de todos los espectros políticos, sociales, y hasta religiosos, lanzan augurios envueltos en propuestas, o incluso revestidos de queja. Oteando desde sus respectivas trincheras, intentan descifrar el futuro. La mayoría de estas “tanteadas” para el año que está comenzando a caminar, está fincada en el trabajo y el deseo personal y familiar de progresar en algunos aspectos, aunque no faltan aquéllas que sólo aportan elementos para la discusión empecinada, que es más polémica “de lavadero” que pensamiento constructivo.

Sin embargo, es imposible ignorar tanto vaticinio, fraguados unos, con argumentos positivos y creíbles, pero estructurados otros en defensa de posiciones inconfesables, incluso políticas, lo cual viene a ser lo mismo que mentiras doradas y engañifas absurdas. A estas alturas todavía abundan quienes siguen creyendo que es fácil manipular al pueblo, sometiéndolo con una educación sesgada o con prédicas insustanciales. Esto se recrudece ahora en este año en que habrá Elecciones, por lo que muchos aspirantes, con tal de no perder el Poder, se promueven con discursos incongruentes hasta en la gramática, y organizan actos multitudinarios por doquier, envueltos en el confeti colorido de la falsa promesa, del derroche y de la prebenda para comprar el voto.

Ha comenzado a funcionar el aparato publicitario de la democracia, gastando millonadas para construir una endeble armazón de credibilidad con enredos mediáticos y falacias que muy pocos aceptan. Una muestra: en los últimos meses, México se ha enervado con el tema Ayotzinapa, y ante esto se ha tejido la red del “sopechosismo” de los enemigos del Estado para encubrirse, se ha apostado al olvido, se ha exhortado a remontar lo pasado, se ha fabricado un aparato judicial a modo y una fuerza pública que defienda descaradamente las mentiras surgidas atrás del trono del Poder.

Es cierto, en la vida pública hay atisbos de mejoría, aderezados de buena voluntad; empero, éstos son endebles y sin herramientas para llegar a fondo. Algunos políticos proponen valores, pero, a la vez, manipulan resultados. Los Partidos parecen mostrar sus mejores cartas; mas, a la par, exhiben su codicia por los jugosos presupuestos.

¿Cómo lavar tanta mugre de desesperanza acumulada por años de sinsabores y desengaños? Es necesario revertir la inconsistencia de los Partidos políticos, que con desfachatez y millonadas de despilfarro arman campañas políticas insustanciales, superficiales y recicladas con un maquillaje corriente. ¿Cómo desprenderse de tanta cochambre acumulada, que también ha salpicado el entorno sagrado de la familia?

Es necesario revertir todas esas falacias y poder transitar en el mundo con la emoción que inunda al ir logrando proyectos nuevos; es menester hacer realidad sueños que dormitan en la inercia, que no queden en simple retórica o poesía, sino que se construyan en el esfuerzo de cada día. De no ser así, la bazofia social y moral alcanzarán límites insospechados. Hasta gente otrora confiable de nuestro entorno, de repente deja surgir la insidia y la lucha sorda, avivada por terceros.

El Papa Francisco desde la Iglesia, y para la misma Iglesia, alcanzando por supuesto otras dimensiones, es citado hoy como artífice de un nuevo devenir. Y, con firmeza y realismo, el Pontífice apuesta por el verdadero cambio y la reivindicación de nuestra Historia, siempre y cuando esto proceda de la célula madre que reside en la familia.

Antes se decía que “la ropa sucia se lava en casa”; no obstante, hoy, ante tanta descomposición social que permea el mundo, son requeridos muchos “lavaderos públicos” o una especie de diluvio universal que arrastre toda esa suciedad. Con todo, la verdad es que se puede comenzar esa labor de limpieza de manera personal, dentro de nosotros mismos y a nuestro alrededor; realizando, con coraje y determinación los cambios pertinentes de todo lo sucio que encontremos en nuestra condición de seres humanos. Sólo así podrá escribirse una nueva Historia a partir de este año nuevo que comienza.


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