El campesino es sencillo, sin complicaciones ni compromisos; abnegado y paciente en sus trabajos; sin prisas, sabe esperar la maduración de los frutos y de los tiempos. Sabe levantar del surco los ojos a los signos del cielo, de donde penden los frutos de la tierra; y la paz de los campos le enseña la paz del corazón.
Monseñor José Ruiz Medrano
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