jueves, 10 de julio de 2014

Un pasaje doloroso

Papa Francisco pide perdón por Sacerdotes culpables de abusos sexuales


“La presencia de ustedes, aquí, habla del milagro de la esperanza que prevalece contra la más profunda oscuridad”, expresó el Santo Padre durante la Misa que celebró en la Casa Santa Marta con seis personas que fueron víctimas de abusos sexuales por parte de miembros del Clero.


Papa


CIUDAD DEL VATICANO- En la Celebración Eucarística, el Sumo Pontífice recibió a dos personas de Gran Bretaña, dos de Alemania y otras dos de Irlanda, con quienes después charló personalmente.

Durante la homilía, afirmó: “Desde hace tiempo siento en el corazón el profundo dolor, sufrimiento, tanto tiempo oculto, tanto tiempo disimulado con una complicidad que no tiene explicación, hasta que alguien sintió que Jesús miraba, y otro lo mismo y otro lo mismo… y se animaron a sostener esa mirada.

“Y esos pocos que comenzaron a llorar nos contagiaron la consciencia de este crimen y grave pecado. Ésta es mi angustia y dolor por el hecho de que algunos Sacerdotes y Obispos hayan violado la inocencia de menores y su propia vocación sacerdotal al abusar sexualmente de ellos. Es algo más que actos reprobables. Profanan la imagen misma de Dios, a cuya imagen hemos sido creados”.


El llanto, ante el profundo daño

“Hoy, el corazón de la Iglesia mira los ojos de Jesús en esos niños y niñas, y quiere llorar. Pide la Gracia de llorar ante los execrables actos de abuso perpetrados contra menores. Actos que han dejado cicatrices para toda la vida.

“Sé que esas heridas son fuente de profunda y a menudo implacable angustia emocional y espiritual. Incluso de desesperación. Muchos de los que han sufrido esta experiencia han buscado paliativos por el camino de la adicción. Otros han experimentado trastornos en las relaciones con padres, cónyuges e hijos. El sufrimiento de las familias ha sido especialmente grave, ya que el daño provocado por el abuso, afecta a estas relaciones vitales de la familia.

“Algunos han sufrido, incluso, la terrible tragedia del suicido de un ser querido. Las muertes de estos hijos tan amados de Dios pesan en el corazón y en la conciencia mía y de toda la Iglesia. Para estas familias ofrezco mis sentimientos de amor y de dolor. Jesús, torturado e interrogado con la pasión del odio, es llevado a otro lugar, y mira. Mira a uno de los suyos, el que lo negó, y lo hace llorar. Pedimos esa Gracia junto a la de la reparación.

“Los pecados de abuso sexual contra menores por parte del Clero, tienen un efecto virulento en la Fe y en la Esperanza en Dios. Algunos se han aferrado a la Fe, mientras que en otros la traición y el abandono han erosionado su Fe en Dios.

“La presencia de ustedes, aquí, habla del milagro de la Esperanza, que prevalece contra la más profunda oscuridad. Sin duda, es un signo de la Misericordia de Dios el que hoy tengamos esta oportunidad de encontrarnos, de adorar a Dios, de mirarnos a los ojos y buscar la Gracia de la reconciliación”.


No hay lugar para quienes abusan

“Ante Dios y su Pueblo expreso mi dolor por los pecados y crímenes graves de abusos sexuales cometidos por el Clero contra ustedes, y humildemente pido perdón.

“También les pido perdón por los pecados de omisión por parte de líderes de la Iglesia que no han respondido adecuadamente a las denuncias de abuso presentadas por familiares y por aquellos que fueron víctimas del abuso. Esto lleva todavía a un sufrimiento adicional a quienes habían sido abusados y puso en peligro a otros menores que estaban en situación de riesgo.

“Por otro lado, la valentía que ustedes y otros han mostrado al exponer la verdad, fue un servicio de amor al habernos traído luz sobre una terrible oscuridad en la vida de la Iglesia.

“No hay lugar en el Ministerio de la Iglesia para aquellos que cometen estos abusos, y me comprometo a no tolerar el daño infligido a un menor por parte de nadie, independientemente de su estado clerical. Todos los Obispos deben ejercer sus oficios de Pastores con sumo cuidado para salvaguardar la protección de menores y rendirán cuentas de esta responsabilidad.

“Por otra parte, vamos a seguir vigilantes en la preparación para el sacerdocio. Cuento con los miembros de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, todos los menores. Sean de la religión que sean, son retoños que Dios mira con amor.

“Hemos de hacer todo lo que sea posible para asegurar que tales pecados no vuelvan a ocurrir en la Iglesia. Ustedes y todos aquellos que sufrieron abusos por parte del Clero, son amados por Dios. Rezo para que los restos de la oscuridad que les tocó, sean sanados por el abrazo del Niño Jesús, y que al daño hecho a ustedes le suceda una Fe y alegría restaurada” (ACI).


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