jueves, 31 de julio de 2014

El Mediero y sus quimeras

Texto y Foto: Pbro. Alberto Ávila Rodríguez


Labriego mediero en campo ajeno, con el sudor propio se van produciendo los maíces y las calabazas. Con la ilusión y el cansancio íntimo, espera los beneficios que van llegando; mitad propia y mitad para el dueño de la tierra. Por eso es mediero.

El pasto es por entero para los animales, porque dicen que trabajan más duro que nosotros que somos labradores. La pasamos dizque encorajinados con la siembra, porque deja libremente que se le acerque la maleza, la yerba mala.

Luego se comprende, desde lejos, que hace falta el verde de las laderas para no sufrir la tristeza con los ojos. De la vista de la lluvia y del cielo, de las plantas y los colores de las flores, sí somos dueños los campesinos por entero.

Cuando se mira a las yeguas y los potrillos, da envidia de que se la lleven tan felices. Luego, uno mismo cesa de apretar los dientes para dejar trotar la imaginación por esas faldas verdes apretadas de color. Los pinceles de la lluvia han hecho que cambien los colores engrisados de tanto sol.

Dicen que “Dios aprieta, pero no ahorca”. Sin embargo, con estos aguaceros que ahogan hasta el cuello a los ríos y hacen florecer las cascadas, no queremos ser medieros, sino enteros y agradecidos campesinos.


A medias cosechas y animales


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