jueves, 31 de julio de 2014

Denles ustedes de comer

Juan López Vergara


Nuestra Madre Iglesia presenta un pasaje del Santo Evangelio que muestra la inefable compasión dispensada por Jesús ante el pueblo ávido de encontrarse con Él, y la exhortación a sus discípulos para colaborar en la repartición del pan, auténtico símbolo de Vida (Mt 14, 13-21).


Cuando el Señor parte los panes, abundan los alimentos
El Evangelista precisa que, al ser informado Jesús del asesinato de Juan Bautista, “subió a una barca y se dirigió a un lugar apartado y solitario” (v. 13a). Debió de estar poderosamente consternado por lo acontecido al Precursor, y fue en busca del auxilio que viene de lo Alto (compárese Sal 18, 2-4).

La gente siguió a Jesús, deseaba verlo (véase v. 13b). “Cuando Jesús desembarcó y vio a aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos” (v. 14). Como ya se hacía tarde, los discípulos recomendaron a su Maestro que despidiera a la gente para que pudiera comprar comida (véase v. 15). Él replicó: “No hace falta que se vayan. Denles ustedes de comer” (v. 16). Jesús personifica así la compasión y clemencia de Dios.

Ellos contestaron no tener más que cinco panes y dos pescados. Jesús les ordenó que se los trajeran (véanse vv. 17-18); enseguida, “mirando al cielo, pronunció una Bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente” (v. 19).

Aquella multitud, de unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños, comió hasta saciarse, y con los pedazos que habían sobrado se llenaron doce canastos (véanse vv. 20-21). “Cuando el Señor parte los panes, abundan los alimentos” (San Jerónimo).


Convocados a tener la misma disposición del Señor

Jesús solía realizar los milagros por Él mismo. Éste es el único caso en el que se hace ayudar por sus discípulos. ‘Comprar’, corresponde a las leyes económicas de la Sociedad, mientras que ‘dar’, recuerda la gratuidad del Reino, la generosidad y el Amor del Señor por nosotros. Jesús enseña que el amor que conduce a compartir lo que tenemos, asegura la abundancia y nos libera de la Sociedad injusta.

Con el mandato de repartir el pan, Jesús nos invita a tener sus mismas disposiciones.


Prolongación de la generosidad del Señor

Repartir el pan significa participar del Misterio de Jesús, pues Él mismo revela: “Yo soy el Pan que ha bajado del Cielo” (Jn 6, 41).

Este pasaje, en definitiva, apunta a la Sagrada Eucaristía, expresión total del don de Jesús, quien se parte al constituirse en Palabra y Pan de Vida. Semejante don nos es ofrecido a través de la Iglesia: “Denles ustedes de comer” (v. 16).

La Iglesia es convocada a prolongar la generosidad del Señor: “La Eucaristía no puede separarse del requisito de la pertenencia, pues ella es, simplemente, el acto mismo de esa pertenencia” (Benedicto XVI, Luz del Mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos. Una conversación con P. Seewald, México, D. F., 2010, Pág. 157).


No hay comentarios.:

Publicar un comentario