En la encrucijada de la vida
Hipólito Olea Tinoco, OMI
Herencia de tres décadas de camino y experiencia de la vecina y hermana Diócesis de Tepic, el Proceso Juvenil Vocacional comenzó a fraguarse en Guadalajara bajo la asesoría del Pbro. José de Jesús Apecechea Rosas, del Centro Diocesano de Pastoral Vocacional.
Durante la primera mitad de este 2014, la Arquidiócesis tapatía ofreció, a jóvenes inquietos, esta maravillosa oportunidad para crecer en la Fe.
Las convocatorias y capacitaciones comenzaron en el Verano de 2013, dirigidas a Agentes de Pastoral Laicos, Religiosas, Religiosos y Sacerdotes, de manera que pudiera ir conformándose un equipo mixto para llevar a cabo este Proceso, conocido entre los participantes como Proceso Juvenil Vocacional.
Un inicio cuestionador
Fue así como, a lo largo de casi cinco meses, implorando las luces del Espíritu Santo y con el apoyo de varios Seglares, los Agentes de Pastoral fueron preparándose para encargarse de esta iniciativa. Para ello, dedicaron tiempo a conocerse, a recordar su contexto familiar y a profundizar su vocación: ¿A qué me ha llamado Dios? Y al final de estas capacitaciones comenzó la fase de invitación. Los Agentes Laicos, Consagradas, Consagrados y Clérigos comenzaron a invitar a señoritas y jóvenes, desde los 17 años, para vivir este Proceso.
Hay que decir que el PJV pretende animar y acompañar al joven a enfrentarse con confianza y valor a la encrucijada de decisiones en su vida, desde la experiencia de sentirse amado por Dios y llamado por Jesucristo a una vocación específica a partir de su Bautismo.
Como parte de la Creación, todos estamos llamados a la vida. Creados a imagen y semejanza de Dios, llamados a vivir la vida en plenitud; es decir, en el Espíritu; la vida en Cristo: ¡y así comienza la reflexión!
¿Qué es el PJV?
Es una vivencia, una experiencia dirigida a jóvenes que están experimentando el cruce de caminos, ante estas preguntas: “¿Qué debo hacer con mi vida?” “¿Qué quiero hacer con mi vida?” “¿Qué es lo que Dios quiere de mí?”, respecto a lo cual, en la medida en que el joven ofrezca una respuesta meditada, reflexionada, discernida, acompañada y orada, su existencia será más alegre y su respuesta más generosa y libre.
Así pues, el Proceso Vocacional Juvenil ofrece un espacio para que los jóvenes que se plantean estas preguntas puedan profundizar en ellas y en las diversas formas de responder como discípulos y misioneros del Señor Jesús.
El PJV facilita, asimismo, un espacio exterior, pues para crear un espacio interior de reflexión, el joven debe manifestarse disponible y dócil a la acción del Espíritu de Dios en su vida y participar en cinco encuentros -en un proceso que se llama “etapas”-. Este año se ha contado con las instalaciones del SEDEC para la celebración de cuatro de esas “etapas” mensuales de dos días, así como el espacio del Santuario de Guadalupe, en Ameca, para la tercera etapa, en la Semana Santa.
En este primer año se ha alcanzado la bendición de acompañar a más de sesenta jóvenes, y se percibe que a través de cada “etapa” han ido creciendo, profundizando en conocimiento y vivencia de los diversos momentos de oración, catequesis evangelizadora, reflexión y trabajo en equipo.
Con la experiencia que tengo en la formación en mi Comunidad Religiosa, puedo decir que cada Grupo es distinto, cada generación tiene su marca, su sello, su “estilacho”. Esta primera generación ha sido algo, digámoslo así: ¡papayosa! ¡Qué privilegio, qué bendición de acompañarles!
Seguiremos informando y convocando a jóvenes para que formen parte de la 2ª Generación, conforme se acerquen las fechas. Muchachos en ambiente de Iglesia joven: ¡anímense a participar del PJV 2015! A enfrentar con alegría y esperanza, de la mano de Jesús, las preguntas importantes de la vida: la pregunta vocacional.
Informes:
procesojuvenilvocacionalgdl@live.com
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