jueves, 24 de julio de 2014

Santo Santiago, “el nuestro”

Cardenal Juan Sandoval Íñiguez

Arzobispo Emérito de Guadalajara


Santiago Apostol - PilasSe trata del Apóstol y Mártir Santiago, hijo de Zebedeo y hermano de San Juan Apóstol y Evangelista, que junto con Pedro y su hermano Andrés fueron de los primeros discípulos llamados por Jesús a formar parte del Grupo de los Doce Apóstoles. Como predilecto del Señor, fue invitado a contemplar en el Monte Tabor la Gloria del Hijo de Dios; y en el Huerto de Getsemaní, el abatimiento del Hijo del Hombre.

Después de Pentecostés, predicó en Judea y se cree que hizo un viaje breve a España a misionar, sin mayores resultados. Hombre generoso y decidido, proclamó con ardor el Evangelio, y por ello se hizo notar ante sus perseguidores. Herodes Agripa, para complacer a los judíos, lo decapitó en Jerusalén en el año 44. Fue el primero de los Apóstoles en “beber el Cáliz del Señor”, como lo prometió cuando Jesús les preguntó a él y a su hermano Juan si podían beber del Cáliz que Él habría de beber, y ellos le respondieron: “Sí podemos”.

No se sabe cuándo ni cómo fueron sus restos llevados a España, pero sí consta por el milagro de la luz y su hallazgo allá en el “Finisterrae”, donde se levanta su magnífico Santuario, en Santiago de Compostela, que se convirtió en uno de los tres lugares, junto con Roma y Jerusalén, más importantes de Peregrinación para la Cristiandad desde tiempos de la Edad Media.

De su devoción por estos rumbos

¿Cómo y por qué Santiago es nuestro? Asienta el Cronista Mota Padilla en su Historia de La Nueva Galicia (Capítulo VI), que hacia 1530 se apersonó por estas tierras el conquistador Nuño Beltrán de Guzmán con un numeroso Ejército formado por españoles y miles de indios mexicanos y tarascos, ya aliados. La mayor parte de los cacicazgos de los alrededores se le sometieron sin ofrecer resistencia, incluida la Reina Cihualpilli, que mandaba en Tonalá, pero unos tres mil indios tecuexes se juntaron en Tetlán para enfrentar al invasor con hondas y piedras. La refriega duró tres horas, hubo muertos y heridos, pero no prisioneros, porque los indios se escapaban ágilmente de entre las patas de los caballos.

Los españoles dijeron haber mirado a Santiago en su corcel blanco, como la tradición cuenta que se le vio en la Batalla de Clavijo luchando a favor de los Ejércitos Cristianos contra los invasores moros. Y los indios, por su parte, dijeron haber observado en el aire a un hombre en un caballo blanco. El prodigio comenzó a divulgarse, y el Padre Fray Antonio de Segovia, que venía con esa Expedición, levantó una pequeña Capilla en honor a Santo Santiago en Tetlán, que fue la primera en el Valle de Atemajac. Acordaron nombrar a esta tierra la Nueva Galicia, y a Santiago su Patrono.

Lo curioso es que los indios guerreros no se sintieron atacados por ese Santo jinete, sino, más bien, protegidos, y que por su intervención se evitó una masacre. Desde entonces comenzaron a tenerle tanta devoción o más que los mismos españoles, la cual perdura hasta hoy, puesto que siguen representándolo siempre a caballo y luchando contra los infieles, los Tastoanes; representación que se escenifica por estas fechas de las Fiestas Santiaguinas en muchos de nuestros pueblos, pues seguramente sintieron que les traía la Paz y la Fe verdadera en Cristo, el Rey de Paz.


Modelo de seguimiento
La enseñanza que este señalado Apóstol de Cristo deja a todos los creyentes, es saber responder con prontitud a la propia vocación, atender la llamada del Señor, como lo hizo él cuando fue llamado. Nos da ejemplo también de ardor en anunciar la Palabra con amor y fidelidad a Cristo hasta la muerte, incluso a través del martirio.

El Patrocinio de los Apóstoles está repartido por diversas regiones del mundo. Seguramente Dios encomendó a Santiago la protección de España y la Hispanidad. Allá fue bandera de la Reconquista, en una lucha larga contra el Islam, y aquí vino a estas tierras a ganar nuevos devotos, trayéndoles en su alforja de peregrino la Paz y la Fe en Cristo, el Salvador del Mundo.


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