Lic. Lupita:
Me estoy sintiendo insegura acerca de los valores que transmito a mis hijos en cuanto al tema del amor, la familia y la sexualidad. Mi esposo y yo nos reconocemos limitados, pues ya no tenemos argumentos para defender la familia natural, conformada por un padre y una madre con sus hijos. Tenemos cuatro adolescentes que están a favor de la ideología del género, en la que se habla de la sexualidad como una forma de placer, y del matrimonio y la familia como algo obsoleto que no funciona, pues ahí hay sólo violencia. Mis hijos viven en un hogar sano, y sin embargo, el ambiente, la escuela y los Medios los están convenciendo de no formar su propia familia. ¿Hay algo que podamos hacer?
Ana Ma. T.
Querida Anita:
Lo mejor que puedes hacer es predicar con tu ejemplo. Si en tu hogar reina la paz, ten la certeza de que eso está bien sembrado en el corazón de tus hijos, y que la semilla florecerá en el momento preciso.
Por fortuna, las estadísticas siguen constatando que lo que más influye en los hijos para la toma de decisiones importantes es su ambiente familiar.
Es por eso que lo primero a transformar es nuestra propia familia. En ella seamos hombres y mujeres de bien. Que el padre sepa respetar y cuidar de su esposa e hijos; que la madre viva cariñosamente su relación con los demás; que los hijos vean en sus padres un modelo de virtudes. Así, aprenderán de ellos la consideración, el servicio, el apoyo mutuo, el interesarse por el otro, el cooperar, sumar… ¡Amar!
Sabemos que hay hogares desintegrados, de donde normalmente (aunque no siempre) surgen hijos con personalidades débiles, fáciles presas de las adicciones y la violencia; pero esto no significa que la familia deba desaparecer, sino que debemos educarla y sanarla.
Existen movimientos mundiales que quieren imponernos una forma de pensar que favorece la desintegración familiar, promoviendo la vida sexual promiscua y el aborto. Todo esto se nos presenta eufemísticamente a través de campañas de “derechos humanos”.
Los padres de familia debemos retomar nuestro derecho a educar a nuestros hijos de acuerdo a los valores que profesamos. Éste es un derecho-deber inalienable. No permitamos que se nos impongan ideologías contrarias a lo que más nos dignifica: el amor a la vida.
He aquí algo que podemos hacer en nuestro propio país para desalentar el avance de la cultura de la muerte:
Apoyemos a la Comisión Legislativa de Familia, en el Senado de la República que, por cierto, está siendo atacada. Aquí comparto el fragmento de una Carta que publica CitizenGo y podemos re-enviar a nuestras Autoridades, solicitando que se respete nuestro derecho a la promoción de la familia:
Defender la familia como célula básica de la Sociedad es cumplir con el mandato constitucional a los Poderes Públicos y con los Acuerdos y Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos, firmados por México.
Los aviones pueden elevarse gracias a que tienen viento en contra. Los padres de familia de hoy, tenemos el reto de prepararnos más y mejor para evitar esta desorientación que ataca las mentes de nuestros hijos. Recomiendo la lectura del Libro “Hacia dónde conduce la ideología de género”, escrito por el Obispo de Campeche, Mons. José Francisco González González.
Unos padres que enseñan con el ejemplo el valor de un hogar bien construido en Cristo, sólo requieren un poco de información para no desalentarse frente a la ola anti-familia, que adquiere ya dimensiones de tsunami de inmoralidad.
Lupita Venegas Leiva / Psicóloga Face: lupitavenegasoficial
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