jueves, 31 de julio de 2014

Ayuda a las vocaciones en embrión

Amigas, amigos:


Quiero compartirles en esta ocasión un acontecimiento importante que acabamos de vivir en la Iglesia de Guadalajara, que es la experiencia de los Preseminarios. A ellos asisten los adolescentes y jóvenes que sienten la inquietud de seguir a Jesucristo por el camino del sacerdocio mi-nisterial.

Ahí se les recibe e invita a que manifiesten sus motivaciones, y se descubre si son idóneos para iniciar este proceso de preparación al sacerdocio. Y, Bendito Dios, esta vez fuimos requeridos por un abundante número de muchachos interesados en vivir esta experiencia, pues cerca de 400 acudieron a esta convocatoria.

A este propósito, deseo reflexionar con ustedes sobre la importancia de ayudar a los niños, adolescentes y jóvenes a descubrir su propia vocación. Esto es tarea de los padres, es misión de los maestros, es competencia de los adultos ya formados, especialistas también, que son quienes pueden colaborar a descubrir al joven cuáles son sus habilidades, sus inclinaciones, sus intereses y para cuál camino a seguir están llamados o elegidos.

Escoger acertadamente una vocación es una labor muy delicada, un tanto difícil, pero importantísima para la vida futura de los menores, pues de ello dependerá su felicidad y su realización, como también el bien que puedan aportar a la Sociedad, y en este caso específico a la Iglesia y al Pueblo de Dios mediante el ministerio sacerdotal. Es menester, por tanto, respaldarlos para que hagan la mejor elección y adquieran la mayor seguridad posible de que han sabido elegir su verdadera vocación, a fin de que sean felices, se vean realizados, y a través de eso, puedan proyectar y aportar valiosos beneficios a sus semejantes.

Así pues, la experiencia vocacional sacerdotal, vivida por estos muchachos en el reciente mes de julio, me da hoy la oportunidad de considerar también las posibilidades de otras vocaciones, en las cuales, como les digo, deben los jóvenes ser ayudados a descubrir.


Yo les bendigo en el nombre del Padre,

y del Hijo y del Espíritu Santo.


Preseminaristas


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