Lic. Francisco Javier Cruz Luna
Una vez concluido el Campeonato Mundial de Futbol, cuando para muchos en el mundo la vida vuelve a la normalidad, conviene hacer una reflexión acerca del fenómeno de lo que fue ese evento y cómo afecta a la vida de un cristiano que quiere ser auténtico discípulo de Jesús.
Son bastantes los hechos y los aspectos por analizar; pero nos referiremos tan sólo a tres; a saber: La publicidad y su influencia; El nacionalismo exacerbado, y El mercantilismo desbordado. Los tres contribuyeron, en mayor o menor medida, a que infinidad de aficionados y pseudo aficionados llegaran, sin temor a exagerar, a una verdadera idolatría, aclarando que por idolatría se entiende la veneración y hasta el culto a los ídolos, y que ídolo es todo aquello que suplanta a Dios en la vida del creyente (en Brasil “se presume” que el Futbol “es una religión”).
EL MUNDIAL, EN SU PARTE INCONVENIENTE
Es una realidad que el desarrollo de la Copa Mundial en Brasil trastornó la vida de millones de personas en prácticamente todo el orbe, cuando menos durante dos meses, y tal vez más, por el tiempo de preparación y la estela que dejó y que aún percibimos en estos días, a dos semanas de concluido. Y usamos la expresión “trastornó”, basados en lo que el Diccionario de La Real Academia de la Lengua define como “trastornar”: inquietar, alterar o perturbar a alguien. También: Desordenar o trastocar. Así pues, no es un error usar el término.
LA INFLUENCIA DE LOS MEDIOS ELECTRÓNICOS
Los Medios de Comunicación, especialmente los electrónicos, transmitieron publicidad, en su mayoría muy manipuladora, tanto de los sentimientos y de las emociones, especialmente los del nacionalismo, como de la inteligencia, que una vez en estado alterado, es fácil caer en el garlito y en el engaño que impulsa a realizar determinada acción que la persona no quería ejecutar o que dudaba de hacerla.
Las maratónicas jornadas de transmisiones, aunadas a la inmensa cantidad de spots publicitarios en torno al Futbol, produjeron que muchos se volvieran casi autómatas, de forma tal, y dicho en metáfora, que comían, bebían, soñaban Futbol, y pensaban y hablaban sólo de ese deporte y de la competencia internacional, lo que, sin duda, perjudicó el rendimiento usual en su trabajo, las relaciones interpersonales en la familia y en diversos círculos sociales y, hay que decirlo también, la relación personal con Dios, pues para los más fanáticos, Él no existió durante esos días y, por ende, seguramente dejaron de hacer oración, de acudir a las Celebraciones de la Iglesia, como la Eucaristía (pudo observarse una baja sensible en la asistencia a las Misas dominicales).
LA HUELLA QUE MARCA LA VIDA
En fin, podríamos señalar, además de éstos, otros aspectos que, al paso del tiempo, inciden para ir minando las convicciones de la gente y cambiando costumbres que van a afectar seriamente la vida personal, familiar, social y eclesial.
Y, aunque sí contribuyen considerablemente todos los factores externos de la persona, finalmente es responsabilidad individual atender a las advertencias del Señor Jesús, de estar atentos y despiertos para que no venga el Enemigo y nos sorprenda desprevenidos con sus tretas, porque, a la larga lo vamos a sufrir y a lamentar.
Yo, así lo veo… Tú, ¿cómo lo ves?
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