jueves, 24 de julio de 2014

Frente al Mal, debemos confiar en la Victoria final de Dios

CIUDAD DEL VATICANO- El Papa Francisco, en sus palabras previas al rezo del Ángelus el domingo pasado, alentó a los cristianos a hacer frente a la cizaña en el mundo imitando la paciencia de Dios, alimentando la Esperanza y confiando en que al final triunfará el Bien, haciendo referencia a la Liturgia del día.

Indicó: “Todos sabemos que el Demonio es un cizañero: trata siempre de dividir a las personas, a las familias, a las naciones y a los pueblos.

“Los peones quisieran de inmediato arrancar la hierba mala, pero el propietario lo impide con esta motivación: ‘Porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo’. Todos sabemos que, cuando la cizaña crece, se parece mucho a la semilla buena y existe el peligro de confundir una con la otra”.



Citado por Radio Vaticano, el Santo Padre destacó que “la enseñanza de la Parábola es doble. Ante todo, nos dice que el Mal en el mundo no proviene de Dios, sino de su enemigo, el Maligno. Es curioso: él va de noche a sembrar la cizaña, en la oscuridad, en la confusión… Donde no existe la luz, él va y siembra la cizaña”.



Subrayó también el tema de “la contraposición entre la impaciencia de los peones y la paciente espera del propietario del campo, que representa a Dios. A veces nosotros tenemos una gran prisa en juzgar, clasificar, poner de un lado a los buenos, y del otro a los malos.

“Pero acuérdense de la oración del hombre soberbio: ‘Te agradezco, Dios, porque yo soy bueno y no soy como ese otro, que es malo’. Acuérdense de esto. Dios, en cambio, sabe esperar. Él mira en el ‘campo’ de la vida de cada persona con paciencia y misericordia; ve mucho mejor que nosotros la suciedad y el Mal, pero también ve los retoños del Bien y espera con confianza que maduren”.

El Vicario de Cristo remarcó que “Dios es paciente, sabe esperar. ¡Que hermoso es esto! Nuestro Dios es un Padre paciente, que nos espera siempre, y nos espera con el corazón en la mano para acogernos, ¡para perdonarnos! Nos perdona siempre, si vamos hacia Él”.

Advirtió que “al final, de hecho, el Mal será arrancado y eliminado: al tiempo de la cosecha, o sea del Juicio, los cosechadores seguirán la orden del propietario, separando la cizaña para quemarla”.

Y añadió: “Al final, todos seremos juzgados con la misma medida ¿Con cuál? ¿Con cuál medida? con la misma medida con la que hemos juzgado: la misericordia que habremos tenido para con los demás será usada también con nosotros.

“Pidamos a la Virgen, nuestra Madre, que nos ayude a crecer en la paciencia, en la esperanza y en la misericordia con todos los hermanos”, concluyó (ACI/EWTN Noticias).


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