jueves, 3 de julio de 2014

La gente tiene la palabra

Texto y Foto: Luis Sandoval Godoy


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251- Anda de procurón

Si al “Buscón” y al “Trompetas” les tiraran un lazo y los mancornaran uno con otro, apenas harían una cosa debida, porque los dos tienen un modo de ser muy parejo.

En el espacio éste, se habla del procurón, y ¿qué otra cosa hace? ¿Cuál parece ser el oficio natural de nuestro compañero nombrado y conocido aquí como “El Buscón”?.

El mismo caso del “Trompetas”, que recoge señales y pelos de todo lo que sucede entre los vecinos, para luego ir a regarlo sin pudor y sin vergüenza por las cuatro esquinas.

Hay que entender la señal, hay que seguir el consejo y no ponernos en esta penosa situación; no llegar a ser entre los vecinos, en la escuela ni en el taller, un necio procurón.


252- Anda con la bola

Dicen que así decían las gentes, allá por los terribles tiempos en que se perseguía a la Iglesia. Cuando veían por el río un tropel de sardos, le decían a la gente: ¡Viene la bola!

Y como que en esa fatal bola querían que los vecinos tomaran cuidados, aun con la simple bola del chisme, que podría convertirse en robo, en cárcel, en riesgo de muerte.

Medio se compusieron las cosas, medio se hicieron los famosos “arreglos”, y la gente siguió hablando de la bola y de quien hace barullo y riega por todos lados señales amargas.

Hay que olvidar la amenaza hasta en la palabreja sola. Que a los de aquí no nos confundan, no andamos sembrando riesgos. Como gente de paz y orden, no andamos en la bola


253- Anda en la tomada

Nos fuimos a pasear la música como se usa en los pueblos: “Hace un año que yo tuve una ilusión…” Así para una fiesta, para un día memorable o para un amargo dolor.

Eso es andar en la tomada: “El caballo bayo”, “El Corrido de Valentín de la sierra”, “Las cuatro milpas”, y nunca se acabaría de traer la lista de las canciones del alma mexicana.

Andar en la tomada, como viene ora aquí “El Lambrijo”, un buen vecino que salió hoy con el peso de un sentimiento, que se imagina él que podrá aliviar con esto de la tomada.

Pero se olvidó el compañero que las canciones tienen a veces bálsamo de consuelo y a veces doledoras palabras, como el aviso que dan: “El tiempo es justiciero y vengador”.


254- Anda enjetado

Cuándo nos imaginamos esto, cuándo fuimos a pensar que en esta larga serie de “andares” íbamos a topar con la mirada torva y con los labios retorcidos de Víctor Mora.

Si se nos dice de alguien que anda enjetado, no falta mayor aclaración; así como en los labios llega a florecer una sonrisa, así se les puede ver una negra mueca de odio.

La ventana del alma está en los ojos del hombre, y en los labios podemos decir que existe una claraboya cierta para conocer sus sentimientos hondos, su estado de ánimo.

Sonrían, compañeros; lleven los días de su vida a la luz de fiesta de una alma transparente, de un corazón puro, y no aniden rencores ni sucias actitudes del que anda enjetado.


255- Anda de lerendo

Ora sí dimos en el pozo, en la puerta cerrada, la oscura noche de una palabra que usa la gente y que no deja saber a la primera qué es, a qué pertenece lo de andar de lerendo.

Y vino a la memoria el verso de la más lejana infancia: la mano jugándose el labio, mientras cantaba el chiquillo: “Lero, lero, calzones de cuero, mete la mano y saca dinero”. ¡Ah!…

Ni que fuera tan fácil, ni que la bolsa anduviera llena de dinero y todo fuera meter la mano, con los dedos a la boca, y ahí remediar todas nuestras carencias, el pan de cada día.

La simpleza del versito y su necia posición dan cuenta de todo: asunto de lerendos, pamplinas y paparruchas. Así, un tonto, un simple, un bienaventurado, anda de lerendo.


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