Asomarte

Un buen labrador, que asegunda: Luis Sandoval Godoy

THO

Acaba de ver la luz pública, y se expende en las Librerías del Arzobispado de Guadalajara, un volumen donde Luis Sandoval Godoy continúa una obra que se echó a cuestas: la de rescatar la Colección de dichos, refranes, aforismos, máximas, proverbios, adagios y moralejas, pescados al vuelo hace muchos años por el señor Presbítero Don Nicolás Valdés Huerta (1907-1982), reuniendo unos tres mil, de los cuales don Luis ya ha publicado más de 250 en las páginas de este Semanario, y 200 en el Libro ‘La gente tiene la palabra’ (Guadalajara, Castro Impresores, 2013, 232 páginas), y ahora repite la hazaña en la misma imprenta, formato y número de páginas, pero en orden alfabético, comenzando con las tres primeras letras del abecedario, enriqueciéndolo todo con una veintena de fotografías artísticas de él mismo, y un sabroso y oportuno comentario para cada una.

El reto que tiene Don Luis, la respuesta de sus lectores y la necesidad de una empresa de tal amplitud, nos mueven a apremiarlo para que pronto tengamos a nuestro alcance la Colección completa de un trabajo que sólo él puede hacer, llenando de carne, músculos, sangre y vida el esqueleto que nos legó el aficionado de la arqueología del lenguaje popular que fue “Don Nico”, en un mamotreto que sin la sal y la enjundia de Sandoval, se quedaría en eso, pero que ahora tenemos a nuestro alcance, glosados los dichos con la sabiduría, la experiencia, el dominio del lenguaje y exquisita sensibilidad para ello de Don Luis, reconociendo de inmediato, como perlas del vehículo de comunicación por excelencia, la palabra oral, lo que miles de veces hemos escuchado y otras tantas dicho para revelar lo que sentimos a cada paso y según se ofrece y llega la ocasión.

Dicha obra, y las que sigan saliendo, nos permitirán admirar algo que por cotidiano no tomamos en cuenta; nos nutrirán con enseñanzas del todo oportunas para desfacer los entuertos de cada día y gozar intensamente la hondura de un prosista a quien un pie de texto le basta para componer una cálida viñeta.