jueves, 10 de julio de 2014

A lo que sigue; a lo nuestro

Amigas y amigos:


El sonado y tan esperado Campeonato Mundial de Futbol ha llegado a su fin, y pode-mos hacer una síntesis en cuanto a los sentimientos que este evento ha despertado, que van de la alegría y el gozo, al reclamo, el enojo, la tristeza, el llanto, según a cada cual le haya ido en la fiesta. De cualquier manera, este acontecimiento nos abre la puerta a un tiempo que, considero, es muy favorable: el período de las vacaciones.

¿Por qué digo que es favorable? Porque en ese lapso de asueto podemos, por así decirlo, apaciguar nuestro ánimo rompiendo la rutina, el acelere que llevamos en nuestra vida, y entrar en otra dinámica, quizá de mayor reflexión y apertura, para analizar los sucesos de la propia vida, de nuestro propio entorno, de nuestro país, y pode-mos ubicar también cuál es el momento de nuestra existencia.

De igual manera, este espacio para el ocio nos ofrece la posibilidad de conocer nuevos lugares que, tal vez, no hemos tenido la oportunidad de visitar. Nos abre la oportunidad de entrar en contacto con amigos que hemos dejado de ver y que, aunque nos comuniquemos con ellos, ahora tenemos la ocasión de encontrarnos personalmente; saludar familiares, seres queridos, que por el ritmo de trabajo o de la escuela no se pueden frecuentar más que en este tiempo de descanso.

Pero, asimismo, nos presenta favorablemente el entrar en nosotros mismos, en una dimensión que se llama espiritualidad.

¿Cuál es el ritmo, cuál es la intensidad, cuál es la verdad de nuestra relación con Dios? Decimos Dios o con la trascendencia, porque no podemos negar que ésta es una dimensión de nuestra personalidad y de nuestro ser que debemos trabajar, necesitamos atender y requerimos darle los momentos adecuados.

Las vacaciones se prestan para revisar, profundizar y acrecentar nuestra espiritualidad; para conocer más a Dios a través del estudio y meditación de su Palabra; para llenarnos más de nuestra Fe a través del estudio y profundización del Catecismo de la Iglesia Católica, que lo tenemos muy a la mano; ahondar en nuestra Fe haciendo espacios de reflexión, de oración y participando en reuniones, en encuentros, en convivencias de carácter espiritual.

Está bien, el Mundial se fue, pasó y despertó en nosotros una gran gama de sentimientos, pero ahora las vacaciones se nos proponen como un lapso para mejorar nuestra vida en muchos aspectos.

Les deseo unas vacaciones sanas que renueven su ánimo y sus fuerzas para enfrentar las necesidades de la vida diaria con mayor vigor y entusiasmo.

Yo les bendigo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario