Texto y Foto: Pbro. Alberto Ávila Rodríguez
Una tarde, Dios dijo: “Dominen las aves del cielo, los peces del mar…” A los animales cuadrúpedos y a todos… Nos gustó aquella tarea porque era un planeta maravilloso, una exploración de la grandeza de la imagen viva de Dios y un reto tener a toda la Creación para el servicio del hombre.
Claro, también empezaron a multiplicarse otros de nuestro mismo nivel; carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre. Así empezó el Universo, diferenciado pero grandioso. Desde aquella tarde, seguimos armando pueblos diferentes, conquistando el Cosmos y haciéndolo más esplendoroso.
Hoy le hemos dado más espacio a los cuadrúpedos y a los animales de toda especie. Concesión gratuita, que fuera tal vez buena, pero que se vuelve deleznable mientras exista algún humano maltratado.
Porque todos los animales sólo son para el servicio del hombre. ¿Se puede besar “mascotas” mientras se destruye con armas sofisticadas a la misma imagen de Dios? ¿Se pueden crear Sociedades Defensoras de Animales cuando no defendemos a lo más grande de la Creación?…
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