jueves, 10 de julio de 2014

EDITORIAL

Chapala, pasado, presente y futuro


La Ciudad de Guadalajara tiene bondades que atraviesan siglos de bendición y gracia: es abastecida de agua por la Laguna de Chapala y su climatización favorable; la grandiosa Barranca del Río Santiago y los vientos oxigenados del Bosque de La Primavera. Regalos del Cielo que Administraciones de diferentes Gobiernos han querido cambiar su destino permitiendo su detrimento y usufructuando ganancias temporaleras para engrosar sus bolsillos.

La otrora “Perla de Occidente”, en su historial cercano, ha tenido hombres que han impulsado su desarrollo en relación al embalse acuífero más grande de México. Brillan en el firmamento, entre otros, tres Sabios de prosapia reconocida por propios y extraños, que han defendido a esta maravilla natural del Occidente, a contracorriente del mal entendido desarrollo urbano.

Don Jorge Matute Remus, brillante Ingeniero con visión de futuro, un humanista en muchos sentidos, que siendo Presidente Municipal de Guadalajara en los años 50s, inició la obra prioritaria de su Administración: lograr el suministro de agua potable a la ciudad desde el Lago de Chapala; labores inauguradas en los primeros meses de 1956.

Otro prócer luchador, que acuñó la frase: “Chapala es un lujo para Guadalajara”, fue Francisco de Paula Sandoval, a quien todavía se le reconoce como un enérgico defensor de este embalse natural al que se le quiere negar su destino bio-ecológico para el principal asentamiento urbano de esta vasta región del país. Hablaba, en sus días, de toda el agua que se pierde para Chapala entre la evaporación y el saqueo.

Y el Padre Severo Díaz Galindo, Investigador y Maestro insigne del Seminario de Guadalajara, quien fue también reconocido como guardián en la vigilancia del firmamento, y un ferviente defensor de la laguna. En una de las torres de ingreso al Seminario Mayor estableció un modesto Observatorio Meteorológico. El “Pater” Díaz, como se le conocía, fue considerado como el más avanzado de los Meteorólogos y Astrónomos de la Nación en su tiempo, con reconocimiento y prestigio internacional, por su trabajo y publicaciones.

Desde tiempos iniciales, perdidos en la memoria, el Creador dotó a la Laguna de Chapala de escurrimientos constantes a su alrededor; también de ríos, que con generosidad infaltable, vaciaban su caudal para beneficio de incontables seres humanos. Ahí venían a desembocar, con todo su caudal, las vertientes de La Huaracha y El Duero en el Río de La Pasión, nacido en las montañas de Michoacán, atravesando Tizapán el Alto, así como otros arroyos temporales que confluían en la laguna. Asimismo, el Río Zula, en la confluencia con el Santiago, junto a Ocotlán, ayudó en un tiempo a controlar los niveles de la laguna; mas ahora, su cauce está terraplenado por muchos asentamientos en esa porción. El Río Lerma se ha convertido en tema de discusión porque la mayor parte de su caudal beneficia ahora a otros Estados por su voluminoso acopio en Presas. Y en Jalisco, cuando toma el nombre de Santiago, se ha vuelto un foco de contaminación, trasladada a muchas poblaciones, incluso de Nayarit.

Con todo, este vaso lacustre sigue siendo la principal fuente de abastecimiento de agua potable de la Zona Conurbada de Guadalajara, así como principal aporte al buen clima de la región; congregación de muchos pueblos que ofrecen turismo regional, que dan trabajo a cientos de familias diseminadas en su ribera, donde se ha venido venerando a nuestra Virgen Zapopana como la “Reina del Lago” para procurar que, bajo su protección y amparo, este embalse natural siga siendo un regalo ecológico para toda esta comarca.

Sin embargo, en el futuro incierto, los deseos legítimos de estos pueblos, y las necesidades vitales de los tapatíos, por políticas erráticas de nuestros gobernantes, podrán convertirse en desgracias sin remedio.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario