jueves, 9 de julio de 2015

La revolución cultural y social del Papa Francisco en Laudato si

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En ésta su primera Encíclica Social (LS), el Papa nos llama a “una valiente revolución cultural” (LS, 114). Es la revolución del pensamiento social y moral inspirado en la Fe; en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), con su perspectiva y metodología inductiva; en el encuentro entre la realidad y el Evangelio (Cfr. LS, 15-16). Así lo narra Agustín Ortega en su Blog.

Una mirada desde la ética y el Evangelio, en el ver, juzgar y actuar sobre la realidad
Con un enfoque interdisciplinar en el empleo de las ciencias humanas o sociales, para un adecuado análisis transformador del mundo. De esta forma, el Santo Padre plantea un desarrollo y ecología integral donde se interrelacionan los diversos aspectos de lo humano y de lo real, como lo espiritual o personal, lo social y lo ambiental (LS, 138-140). Para la promoción de la justicia social-global con los pobres de la Tierra, de la justicia ecológica en el desarrollo sostenible. En la línea de los Santos y testimonios de la Iglesia, como es, de forma paradigmática, San Francisco de Asís (Cfr. LS, 10).

Los representantes del poder y de la riqueza lanzan, cada vez más, abundantes críticas y ataques contra el Papa
Desde un conocimiento profundo (vital) de la realidad, el Papa analiza y denuncia la desigualdad e injusticia social-mundial y global que saquea a los pobres y a la Naturaleza, lo cual, cada vez más, crea opresión, muerte y destrucción de los pobres, de los pueblos y del medio ambiente. Todo ello es causado por las actuales e injustas relaciones humanas, por las estructuras sociales e internacionales, por los sistemas mundiales de la economía, del comercio y de las finanzas (Cfr. LS, 48-52).
Las raíces de toda esta injusticia social-global y ecológica están en la actual y global ideología individualista del neoliberalismo, con su relativismo y tecnicismo-economicismo, con su consumismo y codicia; en el sistema del capitalismo con el libre mercado como ídolo y su especulación financiera, con sus empresas multinacionales y corporaciones financieras-bancarias. Ello mantiene y acrecienta la injusticia del hambre y la pobreza, destruye la dignidad y vida de las personas, del ambiente (Cfr. LS, 109-114).

El Papa enseña toda una ecología o bioética global, que promueve y
defiende la vida en todos sus aspectos, con coherencia y credibilidad
Lo que se opone a la cultura de muerte, como son las desigualdades e injusticias del hambre y de la pobreza, de la explotación del trabajo y de la Naturaleza, de las guerras y del aborto (Cfr. LS, 115-122). Impulsa la fecundidad y diversidad de la naturaleza del ser humano con su cuerpo, de las relaciones-complementariedad entre el hombre y la mujer, que se expresan en el Matrimonio, abierto a la vida con los hijos y a la belleza de la familia (Cfr. LS, 155). Transmite y profundiza, así, las claves y valores, principios de la DSI que, inspirada en la Fe, se realiza en el constitutivo amor social y caridad política para la búsqueda del bien común, de la justicia liberadora con los pobres de la Tierra (Cfr. LS 159, 228-231).
La ética y la política deben orientar la economía, al mercado y a las finanzas, al servicio del bien común y de la justicia con los pobres; frente al tecnicismo y al mercado libre, puestos como (falsos) dioses, la idolatría del beneficio y ganancia por encima de la vida y dignidad de las personas (Cfr. LS, 189-198).

El destino universal de los bienes
Está por encima de la propiedad, que sólo es ética si realiza esta social y justa distribución de los recursos, de la tierra y del resto de bienes del planeta (Cfr. LS, 93-95). Se ha de promover la vida y dignidad del trabajador, la humanización del trabajo decente con salarios justos y el resto de condiciones laborales dignas, frente a la dictadura del capital y del tecnicismo (Cfr. LS, 124-129).
Por todo lo anterior, el Papa plantea y propone toda una revolución cultural, ética y social, inspirada en el Dios del Evangelio de Jesús. La revolución de la civilización del amor, del trabajo digno y de la pobreza solidaria, frente a la del capital y de la riqueza, al consumismo e individualismo.

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