jueves, 30 de julio de 2015

Contados millonarios acaparan todo

La desigualdad en México (Parte II)

Son laudables las medidas asistencialistas para proporcionar alimento a familias necesitadas durante algún tiempo y mediante ciertas condiciones; pero el problema de la pobreza generalizada es agudo y tiene hondas raíces.

Comedor Tonalá 7

Mtro. Jorge Enrique Rocha Quintero

La semana pasada hicimos un primer abordaje al texto que presentó la organización Oxfam sobre la desigualdad en México, y que fue elaborado por el Economista Gerardo Esquivel. En esta segunda y última parte, planteo quiénes han sido los grandes ganadores de esta situación, y las implicaciones sociales de tan grave problema.

Los beneficiarios de la inequidad
Otro de los aspectos relevantes que contempla el documento de Oxfam sobre la desigualdad en México es el análisis de las personas y los corporativos que obtienen mayores ingresos y riqueza en nuestro país.
Esquivel afirma que el número de multimillonarios en México no ha crecido mucho en los últimos años, y que, a la fecha, son sólo 16 personas. La preocupación radica, entonces, en el incremento y en el tamaño de estas fortunas.
En 1996, los montos de la riqueza de este selecto grupo de multimillonarios equivalían a 25,600 millones de dólares. En nuestros días, esta cantidad creció a 142, 900 millones de dólares; es decir, se incrementó en cinco veces en 20 años. En el año 2002, la riqueza de los cuatro mexicanos más ricos representaba el 2% del Producto Interno Bruto (PIB). Entre los años 2003 y 2014, ese porcentaje subió al 9% del PIB.
De acuerdo al estudio de Oxfam, los cuatro multimillonarios más grandes en México son Carlos Slim, dueño de Grupo Carso y de Telmex; Germán Larrea y Alberto Bailleres, de la industria minera, y Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, Iusacell, Banco Azteca y Electra. Esquivel señala que estos cuatro grandes potentados han hecho sus fortunas a partir de sectores que fueron privatizados o están concesionados por parte del Gobierno, y eso les generó ciertas ventajas, que provocaron este enriquecimiento extraordinario.

De pilón, privilegiados
Otro de los asuntos que retoma Oxfam es que en México la recaudación fiscal es muy desigual, ya que por la manera como se cobran los impuestos, los grandes millonarios del país no han contribuido con el fisco de la misma forma como lo hacen los ciudadanos comunes, ya que, proporcionalmente, las clases medias y los pobres aportan más a las arcas del Estado que estos súper adinerados. En otras naciones, el Impuesto Sobre la Renta (al trabajo) es, en proporción, mayor para los que más ganan; sin embargo, aquí esta contribución no es así, y además existen muchas formas para eximirse de pagar impuestos; situación que provoca esta enorme desproporción.
Este asunto, sin duda, resulta sumamente preocupante y demuestra, una vez más, que el modelo económico implementado en México desde principios de los años ochenta del siglo anterior (Neoliberalismo), y que han seguido a pie juntillas los últimos seis Presidentes de la República (desde Miguel de la Madrid Hurtado hasta Enrique Peña Nieto), no ha resuelto el problema de la pobreza endémica, pero sí ha generado a un pequeño grupo de personas que aglutina buena parte de la riqueza nacional y, por ende, ha colocado a México como uno de los países más desiguales del mundo.
Una Sociedad con un grado tan alto de disparidad está condenada al fracaso, ya que es incapaz de procurar el bienestar para la mayor parte de sus ciudadanos, y deja como resultado que algunos pocos de sus miembros sean los grandes ganadores del modelo económico, mientras las amplias mayorías son las resignadas perdedoras.
Cuando se considera que un país ha entrado en el camino del desarrollo, es porque logra que una buena parte de sus miembros alcanza una calidad de vida suficiente. No se trata, entonces, de que una nación se empeñe en conseguir que algunos pocos se enriquezcan en demasía, sino de que todos tengan lo elemental para vivir decorosamente.
Una Sociedad dispareja y empobrecida se convierte en la mejor plataforma para la aparición de fuertes conflictos sociales, toda vez que el mito neoliberal de que primero hay que generar riqueza para luego distribuirla, es eso, sólo un mito. El caso de México, en este sentido, es ejemplar, puesto que hemos crecido, pero la riqueza se concentró y no se distribuyó.
Por todo lo planteado, para todos (Gobierno, Empresarios, Organizaciones de la Sociedad Civil, Académicos, Iglesia Católica, entre otros) es un imperativo trabajar para acotar estas profundas desigualdades.

Correo electrónico:
jerqmex@hotmail.com

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