jueves, 30 de julio de 2015

Cómo vivir una separación matrimonial

Querida Lupita:

Mi esposa se cansó de mis tonterías y se fue de la casa. Sé que he sido culpable de muchas cosas y estoy decidido a cambiar. Pero ella no cree en mí, no quiere perdonarme; ya me dijo claramente que la deje en paz y que no va a volver a lo mismo conmigo. Estoy desesperado, hago todo por conquistarla, pero sólo la tengo harta de mí. Ya no se qué hacer, a quién acudir. No soporto la idea de vivir sin ella, y lejos de mis tres hijos. Ayúdeme, por favor.

Manuel F.

Muy estimado en Cristo, Manuel:
Una separación se hace necesaria cuando la sana convivencia en casa es imposible. Ésta se convierte en un medio a través del cual la pareja puede recapacitar sobre el valor de la familia y la importancia de luchar por mantenerse unida en el amor.Buscar la reconciliación es lo ideal.
Pero no podemos forzar al otro a amarnos o a confiar. Debemos amar con todas nuestras fuerzas para recuperar lo perdido y empezar de nuevo.
Compartiré contigo y con mis lectores algunas recomendaciones escritas por Juan Alberto Echeverry Naranjo, predicador católico colombiano. Me parecen extraordinarias y muy acertadas. Puedes entrar en contacto con él en las Redes Sociales, buscándolo por su nombre.

1) Un abandono o separación siempre tiene una causa que debe llevarnos a preguntarnos con objetividad: ¿En qué fallé?, a aceptar con humildad y decidirse a cambiar.
2) Tener claro que a nadie podemos obligar a que nos ame.
3) Por ningún motivo es conveniente rogar, hacer pataletas o shows dramáticos para que la persona regrese; eso empeora las cosas.
4) Hacer un contacto profundo con Dios y con la espiritualidad católica, pues ella nos llevará a darle orden a nuestra vida, consolando nuestro corazón y mostrándonos que sólo Dios no nos defrauda. De esta manera, recuperaremos el orden de nuestros afectos y tendremos la madurez y sabiduría para manejar nuestras relaciones interpersonales.
5) En caso de que la separación no tenga explicación lógica, podemos comenzar un proceso de batalla espiritual, que debe estar apoyado con el rezo del Santo Rosario; consagración de la pareja a la Virgen María y a San José; utilización de sacramentales y oraciones de liberación.
6) Procurar una rutina edificante: lectura, oración, deporte, estudio, trabajo, etc., que nos permita desarrollar una sana autoestima.
7) Tratar, por todos los medios, de que nuestro ex cónyuge nos vea bien en todas las áreas: equilibrio emocional, aspecto físico y progreso en general.
8) Intentar una relación pacífica y amigable con la pareja, especialmente cuando hay hijos de por medio.
9) Hacer oración por el bien de nuestra pareja, encomendándola a su Ángel guardián.
10) Si se tiene el vínculo del Sacramento del Matrimonio católico, clamar el poder de ese Sacramento en nuestra oración.
11) Estar dispuesto(a) a perdonar toda ofensa o herida del pasado, para evitar enfermar y tener la esperanza de una sana reconciliación.
Ante las crisis matrimoniales, el camino más corto es descubrir el Plan de Dios para nuestras vidas; esmerarnos en convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos y dejar lo que no está en nuestras manos, en las manos de Dios.
Busca al Grupo EDEMAF en Guadalajara, en el que trabajan hombres que han perdido a sus familias y que recuperan su esencia relacionándose sinceramente con el que todo lo puede: Jesucristo. Su coordinador es Pepe Alcántara (331241-9243).

hombre-arepent

No hay comentarios.:

Publicar un comentario