jueves, 23 de julio de 2015

Homosexualidad

Resumido del Libro Shadow in the land, Homosexuality in America, de William Dennmeyer, Congresista.

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Gloria Lozano de Escoto

El fallo de la Suprema Corte de Estados Unidos a favor de reconocer los “matrimonios” de los homosexuales, es un retroceso en lo social y político para ese país, y no tardamos en cometer el mismo error en México. La presión que han ejercido estos grupos, algunas veces sutilmente y otras agrediendo, con la finalidad de lograr un cambio no sólo cultural sino también ideológico en la Sociedad, con una intención definida y una hábil estrategia, ha posicionado al homosexualismo como un movimiento organizado de gran alcance, financiado y llevado a cabo sin descanso, y que ha ido ganando terreno, poder e influencia en los Tribunales, en la Política y en los Medios de Comunicación, que poco a poco han ido manipulando a la Sociedad para que considere “normal” lo que no es natural.
Así, cada vez vemos con más frecuencia programas televisivos y producciones cinematográficas que los han presentado primero como víctimas, después como los más graciosos, más adelante como los más inteligentes, y actualmente como los “perfectos”papás.

Sospechoso cambio de parecer
La historia de cómo, después de amenazas y agresiones, la homosexualidad fue declarada una condición “normal” por la Asociación Psiquiátrica Estadunidense, que siempre había clasificado a la homosexualidad como una enfermedad mental, es una de las historias más deprimentes que se puede hallar en los anales de la Medicina moderna.
Aun así, Médicos Psiquiatras de todo el mundo sostienen, como lo afirma el Dr. Anthony Wakeling, Catedrático de Psiquiatría en el Royal Free Hospital Medical College de Londres, que la homosexualidad es una desviación de la personalidad madura, y que, “dado que la sexualidad está íntimamente entrelazada con todos los aspectos de la personalidad, cabe prever que el comportamiento sexual desviado coexiste, con frecuencia, con un profundo desajuste de la personalidad, graves trastornos neuróticos y temor a la heterosexualidad, debidos principalmente a traumas o carencias en la niñez o la adolescencia, y en particular por las relaciones familiares nocivas o conflictivas, presentes en la edad temprana”.

Las baterías, contra la Familia
Todo este movimiento homosexual está contribuyendo a la destrucción del Matrimonio como Institución, al debilitamiento de la Familia, célula vital de la Sociedad, y al deterioro de los principios y valores morales, sin los cuales es imposible una convivencia pacífica y civilizada de los seres humanos. Se trata de una guerra moral y cultural, cuyas acciones y decisiones de este movimiento han penetrado casi sin resistencia, porque los que estamos preocupados por la Familia, el Matrimonio y la Sociedad, apenas empezamos a despabilarnos un poco, cuando vemos en nuestras Escuelas, en los Medios de Comunicación y en el entorno, cada vez más cercano a nuestros hijos, la amenaza real y evidente del homosexualismo.
Los homosexuales son personas que merecen respeto; tienen derechos civiles garantizados. Lo que no debemos ni podemos permitir es que a la unión de una persona con otra de su mismo sexo se le denomine Matrimonio o Familia, ya que es solamente un contrato civil. Y, menos, que se les permitiera adoptar. Hay que defender, a toda costa, los derechos de los niños, quienes necesitan a un padre y a una madre para el desarrollo armonioso de su personalidad.

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