jueves, 9 de julio de 2015

Valiosa experiencia de apostolado

Año de Servicio

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José Luis Mejía López,
2º de Teología

Durante el Ciclo 2013-2014 se retomó el Año de Servicio para los Seminaristas de modo formal, pues desde hacía varios años se había suspendido de manera general, cuando el estudio de la Filosofía pasó de dos a tres años, y para no “retardar” un año más la formación, se optó por suspender esta experiencia; sin embargo, algunos Seminaristas seguían optando voluntariamente por realizarla, sin ser obligatoria para todos.
En el año 2013, a petición explícita que se le formuló al Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara y Rector del Seminario Diocesano, por parte de algunos sectores de la Iglesia, volvió el Año de Servicio para los alumnos que terminan el Curso de Primero de Teología; una noticia que llenó de regocijo y algarabía a los estudiantes, por representar el momento de poner en práctica algunas de las lecciones estudiadas y aprendidas, además de ejercitarse propiamente en el campo de la Pastoral según el Corazón de Cristo Buen Pastor.

Cuántos y para qué
A la Generación que le tocó reanudar esta rica experiencia fue a la que culminará su formación y llegará al sacerdocio, Dios Me-diante, en 2018, a través de 53 Seminaristas que fueron oportunamente distribuidos por los Padres Formadores en varias Parroquias de la Arquidiócesis, al igual que en Seminarios Menores Auxiliares, Campus universitarios, Medios de Comunicación y en algunos otros apostolados diversos.
La finalidad de esta experiencia pastoral es que los candidatos al ministerio ordenado tengan una experiencia directa con el modus vivendi de los Presbíteros, y que es propio de los que se consagran al servicio de los fieles por medio del sacerdocio ministerial. Se trata de aprender, de los hermanos ya ordenados, cómo convivir con el Pueblo Santo de Dios, vivir la experiencia propiamente sacerdotal, para, así, el resto de la formación aplicarnos de una mejor forma, ya con conocimiento práctico y cercano de las exigencias pastorales en el día a día.
No solamente es un curso de experiencia pastoral, sino también un año de formación en todo el sentido de la palabra; sólo que la formación se adquiere, en buena medida, de los Pastores con los que nos toca convivir y cohabitar. Además, se sigue en comunión estrecha con el Seminario, de manera que durante el curso se procuran momentos de formación complementaria; Ejercicios Espirituales; convivencias con los compañeros, con los que se comparten los vaivenes de esta vertiginosa y apasionante experiencia. Y estas vivencias se organizan periódica y rotativamente en las diversas Parroquias donde se encuentran los Seminaristas prestando su Servicio.
Quienes lo cumplen en los Seminarios Auxiliares lo hacen en calidad de hermanos mayores que acompañan y asesoran a los más pequeños a fraguar su vocación con el ejemplo y la motivación, además de ser colaboradores directos de los Padres Formadores en la realización de tan loable labor de forjar futuros Pastores. Los que son destinados a Parroquias, ayudan en la atención de Grupos Parroquiales, haciendo comunión con los Sacerdotes con quienes les toca vivir esta saludable experiencia. A los que les toca dar su Servicio en la Universidad Católica, buscan lograr que los jóvenes tengan un encuentro con Cristo, de manera que sea un parteaguas en su vida, que apenas va tomando estructura para el futuro.
En el presente ciclo, ya por concluir, son aproximadamente 45 alumnos de Teología distribuidos en toda la diócesis. No queda más que seguir orando por las vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras, y de una manera especial por los Seminaristas que están probando su llamado en medio de la vida pastoral dentro de esta particular vivencia del Año de Servicio.

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