jueves, 16 de julio de 2015

La Familia, en el viaje pontificio a América Latina

Francisco ante la Familia

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Con ocasión de su Viaje Apostólico a Ecuador, Bolivia y Paraguay -del 5 al 13 de julio-, en el Parque de Los Samanes, en Guayaquil, Ecuador, el lunes 6 de julio el Papa Francisco pronunció una elocuente homilía que gira en torno a la Familia, a partir del texto del Evangelio de San Juan, que narra el milagro obrado por Jesús, a petición de su Madre, la Virgen María, en las Bodas de Caná de Galilea.

La Familia, como cultura de vida
El Santo Padre comenzó por afirmar que “las Bodas de Caná se repiten con cada generación, con cada familia, con cada uno de nosotros y nuestros intentos por hacer que nuestro corazón logre asentarse en amores duraderos, en amores fecundos, en amores alegres”, y dijo que “el vino es signo de alegría, de amor, de abundancia. Cuántos de nuestros adolescentes y jóvenes perciben que en sus casas hace rato que ya no hay de ese vino. Cuánta mujer sola y entristecida se pregunta cuándo el amor se fue, cuándo el amor se escurrió de su vida. Cuántos ancianos se sienten dejados fuera de la fiesta de sus familias, arrinconados, y ya sin beber del amor cotidiano de sus hijos, de sus nietos, de sus bisnietos. También la carencia de ese vino puede ser el efecto de la falta de trabajo, de las enfermedades, de situaciones problemáticas que nuestras familias en todo el mundo atraviesan”.
Luego explicó que “las palabras «Hagan lo que Él les diga», dirigidas a los que servían, son una invitación, también a nosotros, a ponernos a disposición de Jesús, que vino a servir y no a ser servido. El servicio es el criterio del verdadero amor. El que ama sirve, se pone al servicio de los demás. Y esto se aprende especialmente en la Familia, donde nos hacemos, por amor, servidores unos de otros. En el seno de la Familia, nadie es descartado; todos valen lo mismo”, porque “allí en la Familia «se aprende a pedir permiso sin avasallar; a decir ‘gracias’ como expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos; a dominar la agresividad o la voracidad, y allí se aprende también a pedir perdón cuando hacemos algún daño, cuando nos peleamos. Porque en toda Familia hay peleas. El problema es, después, pedir perdón. Estos pequeños gestos de sincera cortesía ayudan a construir una cultura de la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea». La Familia es el hospital más cercano; cuando uno está enfermo lo cuidan ahí, mientras se puede. La Familia es la primera escuela de los niños, es el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, es el mejor asilo para los ancianos”.

El mejor vino para
la Familia está por venir

Luego, el Papa vio la ocasión propicia para referirse al Sínodo de las Familias, que concluirá en el próximo mes de octubre; un Sínodo que, desde sus prolegómenos, ha sembrado el temor de que lo que allí se apruebe y pudiese pasar por encima del Depósito de la Fe: “Antes de comenzar el Año Jubilar de la Misericordia, la Iglesia celebrará el Sínodo Ordinario, dedicado a las familias, para madurar un verdadero discernimiento espiritual y encontrar soluciones y ayudas concretas a las muchas dificultades e importantes desafíos que la Familia hoy debe afrontar. Los invito a intensificar su oración por esta intención, para que, aun aquello que nos parezca impuro, como el agua de las tinajas nos escandalice o nos espante, Dios -haciéndolo pasar por su «hora»- pueda transformarlo en milagro. La Familia, hoy, necesita de este milagro… Y toda esta historia comenzó porque «no tenían vino», y todo pudo hacerse porque una mujer -la Virgen- estuvo atenta, supo poner en manos de Dios sus preocupaciones, y actuó con sensatez y coraje. Pero hay un detalle: no es menor el dato final: gustaron el mejor de los vinos. Y esa es la buena noticia: el mejor de los vinos está por ser tomado, lo más lindo, lo más profundo y lo más bello para la Familia está por venir. Está por venir el tiempo en que gustamos el amor cotidiano, donde nuestros hijos redescubren el espacio que compartimos, y los mayores están presentes en el gozo de cada día. El mejor de los vinos está en esperanza, está por venir para cada persona que se arriesga al amor. Y en la Familia hay que arriesgarse al amor, hay que arriesgarse a amar. Y el mejor de los vinos está por venir, aunque todas las variables y estadísticas digan lo contrario”.
¿A qué se refiere el Papa con “aquello que nos parezca impuro”? ¿Qué es lo que podría “escandalizar” o “espantar”? Las respuestas… en octubre, durante el Sínodo Ordinario.

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