jueves, 16 de julio de 2015

EDITORIAL

Un Papa en colores latinoamericanos

Días de fiesta, pletóricos de emociones con la presencia del Papa Francisco para tres naciones latinoamericanas de la Cuenca del Pacífico; ahí habló al pueblo creyente de diversas culturas, etnias y también de diversas tradiciones religiosas. Se acercó a los enfermos, habló con representantes de la sociedad civil, cautivó a los jóvenes; tuvo momentos protocolarios como Jefe de Estado. Ahí, entre sus pares, pudo subrayar algunas dimensiones propias de todos los pueblos y las maneras de expresar su humanidad en el corazón de una religiosidad común; una manera de ser creyentes, como en todas partes, llena de tradiciones, fortalezas y también debilidades.
En su beso a mujeres indígenas y enfermos, ha expresado que el dolor no es capaz de apagar la esperanza en lo más profundo del corazón, y que la vida sigue brotando con fuerza en circunstancias adversas. De una manera familiar y llena de ternura se ha acercado a los niños; “para Jesús, un niño es muy importante, tanto que a los adultos les dice que en su corazón deben hacerse como esos pequeños para llegar al Reino de los Cielos”.
“…Latinoamérica no es una Iglesia que nació ayer, tiene siglos de historia en diversas direcciones”. Al Papa le preocupan los más frágiles de la sociedad. En Ecuador mencionó a los “Ni-Ni” y sus consecuencias trágicas. La respuesta de los niños es alentadora, algunos niños aprovecharon para entregarle una sorpresa: la ‘maleta de la esperanza’, que contiene cartas y dibujos dedicados a él.
Ha colocado en el corazón de miles de latinoamericanos frases valientes que dan cuenta de una historia de dolor y de marginación: “Las dictaduras piensan por el pueblo, no dejan pensar al pueblo… al pobre hay que mirarlo a los ojos. Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo”.
Añora su vida de Pastor en las comunidades, afirma: “Ahora no tengo las mismas posibilidades de confesar”. Es el sagrario de las conciencias donde ha visto el sufrimiento, el pecado y el perdón. La tarea: “Sean ustedes los portadores de esta Fe, de esta vida, de esta esperanza. Sean ustedes los forjadores de este hoy y mañana…”.
Dijo sentirse “en casa, a los pies de nuestra Madre, la Virgen de los Milagros de Caacupé …este santuario es parte vital del pueblo paraguayo, de ustedes”. En esta cercanía con la gente, le ha llevado a recordar frases ya mencionadas: “el fetichismo del dinero y la dictadura de la riqueza son la nueva versión del becerro de oro”.
“Cada nación tiene que reconstruir su historia… mujeres y madres de diversos pueblos que, con gran valor y abnegación, han sabido levantar un País derrotado, hundido, sumergido por la guerra… pueblos que viven en un modelo económico idolátrico que necesita sacrificar vidas… aquí se necesitan experiencias históricas revolucionarias, más humanas… que luchen contra la gangrena de la corrupción… el mundo necesita otros modelos de desarrollo”.
“La felicidad pasa por la lucha de un mundo más fraterno …que la luz de los jóvenes no se apague, hay que jugársela… por Jesús”. Reconstruir pueblos sin las diferencias hirientes y sin la violencia que ha enlutado a tantos hogares… “No escuchar el dolor de nuestro pueblo es ignorar el Evangelio”. Hubo un discurso escrito que no pronunció, pero dejó hablar a su corazón e improvisó sus preocupaciones pastorales.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario