jueves, 2 de julio de 2015

La gente tiene la palabra

3-2

Texto y Foto: Luis Sandoval Godoy

366- Dé donde diere
Que no te vuelvas exigente ni relamido; que no salgas con aspavientos ni melindres, o andes haciendo visajes ridículos; basta que cumplas lo tuyo como el Señor te dé licencia.
Ésta, una manera de facilitar las cosas en lo que cada uno, según su sitio en la vida, debe procurar hacer, teniendo en mente la sabia regla: el que hace lo que puede, hace lo que debe.
Así nos pone las cosas fáciles este decir.
¿Que pegamos en la chapa?; ni modo de sacarla y quitar el error. ¿Que nos salimos de la raya sin querer?; ni modo, así estaría de Dios.
Con esta expresión se quiere que en lo que digamos o hagamos, procedamos a la buena y en la mejor disposición. Fuera de esto, decir que así cumplimos nuestro deber.

367- Se dio una descaminada
Que venimos así, paso a paso, golpe a golpe, rueda que rueda, rodando por los días que marcan el paso de nuestra existencia en el caminar humano; todos con la vista al frente.
Y que se empareja El Chapuzas a nuestro paso, con su cara de pillo y sus marrullerías. Y declara que él no sigue otro paso adelante. Nos lo dice con tono muy decidido y como retador.
Y ahí está el necio compañero, queriendo que la vida vuelva al revés, pensando que los días que hemos vivido pueden experimentar una vuelta atrás, y que la vida vuelva al pasado.
Esto que piensan y dicen algunas gentes está mal: la vida no puede descaminarse, tiene una sola dirección; desde la cuna hasta la tumba, dos puntos están marcando la jornada.

368- Dábase por bien servido
Es que mi tío José María, muy cuidadoso, procuraba no molestar a las personas. Y, muy educado, no llegaba siquiera a insinuar que las cosas se hicieran de esta manera o de la otra.
Llegaba mi tío a visitarnos muy comedido y atento: su sombrero en una mano mientras nos tendía la otra con su saludo de galanura y con palabras que nos decía con suma cortesía.
Y si uno sacaba una silla al corredor, decía, en su estilo tan fino: no se moleste; si le parece, me quedó aquí; yo estaré bien sentado en ese banquito, ahí junto a la maceta de esas malvas.
Daba gusto tratar con personas tan finas y educadas como mi tío Chema, y no gentes con que uno se encuentra, que manotean y lo aturden con sus gritos y aspavientos ridículos.

369- Darse el quién vive
En los tiempos de bárbaras naciones, en que nuestros mayores soportaron la lucha cristera y en nuestros pueblos se sufrió el peligro traducido en la sangre y en la muerte…
En aquellos tiempos amargos se requería a diario encarar a los genízaros y responder a los que ellos llamaban el quién vive. Tenía la gente que identificarse, para evitar riesgos.
Y como que quedó el uso de andar dando señales de lo que hacía, lo que buscaba o lo que quería aquella gente que con ronca e hiriente voz se le cruzaba pidiéndole todos sus datos.
Pero también a preguntar aquello con un aire arrogante, como el de aquel paisano que dijo imitar la gutural modulación del bajo, y con trasnochado militarismo, pedir ese quién vive.

370- Se dio el sentón
Todos íbamos en sendero abierto, todos íbamos ascendiendo por cumbres verdes y lozanas, allá, del monte en la ladera, donde por mi mano plantado tengo un florido huerto.
El verso de Fray Luis dijo eso: por mi mano plantado tengo un huerto, que con la Primavera, de bella flor cubierto, ya muestra en esperanza el fruto cierto. Los poetas sueñan.
Este amigo es voluntarioso y necio en sus desplantes. Y no quiso dar otro paso, diciendo que le dolía mucho el pie. Que fuéramos a donde quisiéramos; él iba a quedarse allí.
Y buscando una piedra, se quedó al bordo del arroyo, se dio el sentón y no quiso saber más de aquel paseo que con gran entusiasmo planeamos los del Grupo al Rancho La Sauceda.

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