jueves, 2 de julio de 2015

Una decorosa usanza en el Templo

El velo en la mujer

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Nancy S. Guzmán

La Historia de la Iglesia Cristiana Católica Apostólica Romana nos muestra cómo desde antes del Advenimiento de nuestro Señor Jesucristo, la mujer cubre su cabeza.
Ahora bien, sin remontarnos tantos años atrás, contamos con el testimonio de nuestras abuelas y personas mayores que en sus tiempos usaron el llamado velo o mantilla.
La mantilla es un lienzo de tela fina, preferentemente de tul o encaje, en forma triangular y de color blanco o negro, que las mujeres usan para cubrir su cabeza cuando entran al Templo. Sin embargo, el color, la forma y la tela, pueden variar de acuerdo al gusto de cada mujer.

Algunos fundamentos
Este velo o mantilla debemos usarlo las mujeres al entrar al Templo, de acuerdo a la tradición, como lo indica San Pablo en la Sagrada Biblia (1 Cor 11, 2-6): “Los alabo porque en todo se acuerdan de mí y porque guardan las tradiciones conforme se las he entregado. Pero quiero recordarles que todo varón tiene a Cristo por cabeza, mientras que la mujer tiene al varón por cabeza; y Dios es la cabeza de Cristo. Si un varón ora o profetiza, teniendo la cabeza cubierta, deshonra su cabeza. Al contrario, la mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, le falta al respeto a su cabeza. Es exactamente como si se la rapara. Si una mujer no quiere llevar velo, que se corte el pelo. Si tiene vergüenza de cortarse el pelo y raparse la cabeza, que se ponga velo”.
Además, el uso del velo tiene los siguientes significados:

La forma triangular honra a La Santísima Trinidad.
Manifiesta la sumisión de la mujer hacia el hombre.
Significa modestia, para no distraer la atención de los feligreses que concurren a la iglesia.
Así como el sagrario se cubre porque dentro hay algo hermoso, que es Cristo, con esta similitud la mujer, por el don de la maternidad.
Para mostrar que se encuentra en un lugar sagrado.
Por respeto a Dios.

El uso del velo no es cuestión de moda; es un mandato y, por tanto, no debe quedar en desuso. Y, como ya hemos leído, su uso tiene grandes significados.
Por estos motivos es importante que continuemos y retomemos la tradición del velo.

¿POR QUÉ LAS MUJERES
YA NO USAMOS EL VELO?

Las mujeres dejamos de usar la mantilla o velo simplemente porque hemos perdido reverencia y respeto a la Casa de Dios y a la presencia real de nuestro Señor Jesucristo en el Santo Sacramento de la Eucaristía. Y en otros casos, porque no se nos transmitió esta tradición, que ha ido perdiéndose entre generaciones.
Podemos nuevamente usar el velo en la Casa de Dios; todo depende de nuestro amor a Dios y a la reverencia que estemos dispuestas a rendirle.
Sí, debemos avergonzarnos por nuestros pecados, pero no debemos avergonzarnos por demostrarle a Dios nuestro amor y el respeto que se merece, principalmente en el Templo (su Casa).
¡Si entramos a la casa de Dios, entonces debemos honrarlo como a Él le gusta!

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