jueves, 2 de julio de 2015

La importancia del Matrimonio Civil y Religioso

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Alejandra Moreno Piña
Consultora Familiar

En estos días tan colapsados por los acontecimientos sociales, culturales, políticos y familiares, se observa en el ambiente un clima de relajamiento y permisivismo, en el que los sucesos toman un tinte de “normalidad”.
La corriente relativista ha permeado en la persona, en el Matrimonio y, desde luego, en la propia institución familiar, viéndose amenazados y debilitados ante los sistemas que son pilares de nuestra Nación, como son las Leyes que nos rigen, el sistema educativo, cultural y familiar. Por eso la importancia de abordar la relevancia de una institución como el Matrimonio en la vida familiar y social.

La raíz de un mal
Hoy, con mayor frecuencia, escuchamos en los noticieros acontecimientos sobre desgracias familiares: divorcios, abandonos, infanticidios, parricidios, feminicidios, etc. También es común oír que se forman nuevas parejas de hombre y mujer cohabitando sin el vínculo matrimonial civil, mucho menos el religioso. La pregunta es: ¿a qué se debe este fenómeno? La respuesta podría ser que, de algunas décadas atrás (1960), la ideología de género ha trabajado arduamente, provocando cambios en las mentalidades y actitudes que rebasan la razón, implantando nuevos modelos de matrimonios, familias y cambios de personalidad. Todo esto es la consecuencia de la pérdida del verdadero sentido del ser persona, la vocación, la misión y el concepto natural y real de lo que es la Persona, el Matrimonio y la Familia.
Es de suma importancia tener en cuenta que la Familia surge del Matrimonio, y que la raíz del mismo se fundamenta en la persona varón y mujer. Tanto la sexualidad de la persona, como el Matrimonio y la Familia, fueron instituidos desde el principio, como lo hemos leído en el Génesis -primeros dos Capítulos-, tanto en la versión sacerdotal (Gen 1), como en la Yahvista (Gen 2). Las ideologías relativistas, utilitaristas y materialistas han logrado (en un gran sector) que la actitud y pensamiento del ser humano pierdan el verdadero sentido de la alianza matrimonial.

Lo que ya está establecido
El concepto de ‘Matrimonio’ es: la forma legal de constituir una Familia a través del vínculo jurídico entre dos personas de distinto sexo que crea en ellas una comunidad de vida personal.
El Código de Derecho Canónico, por su parte, nos dice que es la alianza matrimonial por la cual el hombre y la mujer constituyen una comunión para toda la vida, ordenada por su naturaleza al bien de los cónyuges y de la procreación y educación de la prole; fue elevada por Jesucristo, para los bautizados, a la dignidad de Sacramento (Canon 1055).
A su vez, el Código Civil de Jalisco dice que el Matrimonio es una institución de carácter público e interés social, por medio de la cual un hombre y una mujer deciden compartir un estado de vida para la búsqueda de su realización personal y la fundación de una Familia (CCJ, 258).

Toma de conciencia
Hoy requerimos que los matrimonios se fundamenten en un vínculo civil y religioso con las características de unidad e indisolubilidad, para evitar dañar más a nuestras familias y a la Sociedad misma. Que la formación de la Familia no sea esporádica ni temporal para proteger a los hijos que de ella surjan, pues es un derecho de todo hijo contar con ambos padres.
Es indispensable, también, que el Matrimonio viva la dignidad otorgada por el Creador; que como bautizados valoremos la Gracia recibida en el Sacramento del Matrimonio, y que, aun con las diferencias sexuales tanto del varón como de la mujer, luchemos por mantener una Familia unida y sólida.
Que el Matrimonio querido por Dios viva un amor pleno, libre, con un solo corazón y una sola alma, con un amor total, fiel, fecundo y exclusivo (Humanae Vitae, 9). Y que la Familia sea el lugar de encuentro de cada uno de sus miembros, donde se sientan amados, respetados y escuchados.
Nuestro compromiso como miembros de una Familia, de la Iglesia y de la Sociedad, es dar una respuesta testimonial de ser hijos de Dios, de amarlo y amar al prójimo, con amor y por amor. Lograr instaurar la Cultura de la Vida, el Matrimonio y la Familia, en beneficio de Todos.

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