jueves, 17 de septiembre de 2015

Vivir en la pantalla

Libro Electrónico:
¿Qué me falta todavía? Ser cristiano en el Siglo XXI

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A. Pardo Montes nos presenta una entrevista de la Página Religión en Libertad, a Joaquín Caldevilla Sacerdote del Opus Dei, quien después de trabajar muchos años con jóvenes, ha escrito un libro intentado acercar la fe a la generación actual. El libro, titulado “¿Qué me falta todavía? Ser cristiano en el siglo XXI”, se puede adquirir en formato eBook y en papel a través de Amazon.

-¿Cómo nació el libro?
- La idea surgió poco después de la muerte de Juan Pablo II, como fruto de una inquietud, un deseo y un sentimiento. La inquietud de ver a dos generaciones –la mía, de edad entre 30 y 55 años, y la siguiente– alejándose de Dios y de la Iglesia, por haber fallado la transmisión de la fe, debido en parte a fuertes cambios culturales, sociales y tecnológicos. El deseo de ofrecer a muchas personas jóvenes, y también mayores, una nueva “traducción” del cristianismo, fiel a su esencia y a la Tradición pero llena de frescura y modernidad, contribuyendo así a esa nueva evangelización de la que tanto nos hablaba san Juan Pablo Magno: nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión. Fueron más de cinco años de trabajo, de muchas redacciones y revisiones, hasta llegar a la forma actual, publicada en enero de 2013; pero ha valido la pena, el resultado ha compensado el esfuerzo.

-¿Qué tiene de novedad respecto a otros libros de contenido cristiano?
- La idea de fondo es ayudar a descubrir la estrecha conexión que existe entre todas las realidades de la vida y el mensaje cristiano, para ayudar a conseguir lo que san Josemaría llamaba la “unidad de vida”. Ésta es la razón de que en cada capítulo, además de una escena del Evangelio que sirve como punto de partida, y de citas escogidas de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, de Padres de la Iglesia y teólogos, se incluyan también ideas tomadas de novelas, escenas de películas y estrofas escogidas de poemas y canciones –reconozco que en ciertos casos arriesgando un poco–, pues permiten intuir rápidamente realidades profundas que resultaría largo y tedioso explicar con palabras: algunas tienen gran capacidad expresiva, y ayudan a pensar e incluso a dirigirse a Dios. Reflexiones de estudiantes o de los diarios. Todo ello, bien combinado con reflexiones personales, logra mostrar una visión nueva de la fe cristiana y de sus consecuencias prácticas para la vida; y, con ello, dar respuestas a muchas de las dudas y preguntas que tantos y tantas se hacen cada día.

- ¿Cuál es su contenido?
- Consta de veinte capítulos, veinte temas básicos, cada uno apoyado en una escena de la vida de Jesús narrada en los Evangelios. Van dejando un pozo, como el gotero va introduciendo el suero y los nutrientes en el cuerpo del enfermo por vía intravenosa, o como el agua va siendo absorbida por la planta mediante el riego por goteo: la suma de muchas gotas, en la dosis y en el momento preciso, produce resultados impresionantes… Además, al principio he colocado unos “avisos a navegantes”, para surcar con mayor aprovechamiento esas páginas.

- ¿A qué público va dirigido?
-Está escrito pensando en el arco de edades entre 18 y 55 años, aunque he comprobado que a bastantes personas entre 60 y 75 años, de mente abierta, también les ha gustado y ayudado: alguno me ha dicho que ha fotocopiado un capítulo para dárselo a un amigo, pues ha encontrado allí lo que él quería explicar y no sabía cómo. Pienso que ayuda a encontrar lo que muchos buscan tal vez sin saberlo, dando vueltas y un poco a ciegas.

-Por qué se titula “¿Qué me falta todavía?”
-Siempre me ha cautivado la escena del joven rico, porque plantea muchas cosas importantes a la vez y es su pregunta a Jesús para alcanzar la eternidad.

-¿Ha pensado publicar algún otro libro?
- Tengo en mente y he reflexionado sobre varios proyectos: un comentario actual sobre algunas parábolas del Evangelio, o sobre algunas realidades y situaciones de la vida de un joven de hoy conectándolas con el Evangelio, o unir algunos temas del Catecismo de la Iglesia Católica con las preocupaciones del mundo actual… Pero de momento son sólo ideas, todas responden a una única cosa: el deseo de transmitir el mensaje cristiano de modo que sea comprensible y atractivo para los hombres y mujeres que viven en un mundo muy distinto del que vivieron nuestros padres y abuelos: el mundo de Internet y del WhatsApp, de la física cuántica y de la neurociencia. Y mover a una vida cristiana verdadera y coherente…

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