jueves, 3 de septiembre de 2015

Vivir en la pantalla

Niños y Celulares: ¿los nuevos adictos del Siglo XXI?

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Es la pregunta que se hace Salvador Aragonés, en Aleteia.org. Las Redes Sociales encierran el peligro de que las personas no sepamos hablar cara a cara, de tú a tú. Hay adolescentes que tienen 800 “amigos” en Facebook. ¿Los conocen? No, no saben quiénes son. Es comunicación entre extraños.
Otro problema son los Phonbies (del vocablo inglés ‘Phone’, teléfono; y ‘bies’ de ‘zombies’), que viven el Phubbing o desaire al otro y su entorno por responder su celular. Esto deshumaniza.
¿Y cuando les suena el celular en Misa? No pueden esperar y salen de la iglesia, y vuelven en el Padre Nuestro. ¡No han asistido a Misa! ¿Podía esperar la llamada? En la gran mayoría de los casos, podía esperar.
A una chica de 15 años, muy correcta, con la cabeza en su sitio, le pregunté si tenía iPhone y si lo utilizaba mucho. “Poco -me dijo-, porque mi madre no me lo deja en horas de trabajo y de estudio: por las mañanas hasta la hora de comer, y por las tardes no lo uso de las cinco a las ocho”. “Pero esto es prohibir”, le dije. Y respondió: “Mis padres dicen que ellos también tienen muchas prohibiciones; cosas que no pueden hacer y obtener en sus vidas”. Válida respuesta.
Una madre vio –horrorizada– que, en dos y media horas, su hija recibió 500 mensajes de Whatsapp. ¿Cómo se puede concentrar así una persona?
Muchos padres dicen que no pueden hacer nada, y se rinden ante la exigencia de sus hijos. A veces será duro usar de la autoridad de los padres, pero educar a los hijos con responsabilidad es su obligación más importante. Hay que educarles.

Consejos
1. Hay que ser prudentes y educar conforme a la prudencia, enseñándoles lo que puede pasarles. No es aconsejable que las niñas y los niños tengan para su uso personal, y “en abierto”, un teléfono inteligente o computadora, hasta los 15-16 años, según la madurez.
2. Enseñar a los adolescentes a tener su propia intimidad y no manifestarla a todo el mundo en abierto; sus fotos pueden robarlas personas malvadas. No se puede ventilar la propia vida como en un mercado público. Mostrar lo justo y “sólo” a quien conoces o de quien tienes claras referencias. A este propósito, Bitdefender realizó un estudio. Creó el perfil de una chica de 21 años, muy guapa, rubia y sincera. Envió solicitud de amistad a 2,000 personas, al azar, con edad de entre 17 y 65 años, diferentes estudios y trabajos. A la semana, 1,872 ya la habían aceptado… Aprendamos a decir “NO”.
3. Respetar los tiempos de estudio y de trabajo. Formar a los adolescentes en la concentración en el estudio, en el silencio y en la oración; a mantener relaciones interpersonales con los padres, los tutores, los amigos. Que aprendan a decir: “Estoy ocupado (a) hasta las 20 horas”, aun cuando les presionen.
4. No contar cosas familiares, pues crean a veces curiosidades malsanas y morbo. Ni una metida de pata ni un amorío descabellado ni cualquier otro asunto que sólo compete a la familia, a nadie más. Lo que no contaría a toda la clase no puede contarse tampoco por el teléfono.
5. Los padres deben “perder tiempo” con sus hijos, viendo Internet juntos. La computadora debe estar en un lugar público de la casa, y no dejar solo a un niño en casa con la computadora prendida.
6. Controlar el uso de los iPhone e iPad, con configuraciones restrictivas como bloqueadores, filtros… Qustodio, AppLock, Canguronet, aunque no son fiables del todo. El dispositivo al que se conecten los aparatos debe estar en un lugar común, y no en una habitación donde pueden encerrarse.
7. Los padres deben navegar junto con los hijos, y que vean éstos que, ante determinadas propuestas de Internet, digan: “Esto es interesante”; o bien: “Esto, fuera”.
Al final, estamos igual que en cualquier época: los padres han de “perder tiempo” con los hijos para educarlos, pues tienen la obligación ineludible (nadie lo hará en su lugar) de su educación. ¿Es difícil? ¡Claro!; pero todo se puede con amor. ¡Vale la pena! Le invito a hacerlo.

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