jueves, 10 de septiembre de 2015

Francisco,ocupado en el Medio Ambiente

La Encíclica del Papa

Río contaminado

Cardenal Juan Sandoval Íñiguez
Arzobispo Emérito de Guadalajara

La Encíclica del Santo Padre, Laudato si’, fechada el 24 de mayo de 2015, es el primer Documento completo de la Iglesia sobre el tema de la Ecología, a la cual se habían referido ya algunas veces San Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Se abusa del ecosistema
Para apreciarla, es fundamental tener en cuenta que se escribió con base en una muy amplia consulta, y recogiendo los datos más seguros de las Ciencias de la vida y de la Tierra.
El tema de la Ecología es sumamente actual y urgente, porque el hombre está destruyendo su propia Casa, que es la Tierra, y detrás se esconden dramas humanos y muchos sufrimientos de los pobres de este mundo. Los destinatarios de esta primera Encíclica del Papa Francisco son todos los seres humanos, puesto que todos somos habitantes de la misma Casa y estamos bajo las mismas amenazas.
La inconsciencia, la irresponsabilidad y el desenfrenado afán de lucro, están destruyendo la Naturaleza: se talan los bosques para los cultivos, se contaminan ríos, lagos y océanos; en la agricultura se usan herbicidas y pesticidas que envenenan el suelo y el agua, al igual que, en consecuencia, los alimentos que tomamos. Además, acaban con muchas especies de animales y plantas, necesarias para el equilibrio ecológico.
Avanza la desertificación, sobre todo en África y en China, así como el calentamiento global por efecto de las emisiones de carbono, petróleo y gas.

Un llamado a la conciencia ecológica
El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, ha recibido el encargo de cuidar la tierra y cultivarla, no de explotarla y contaminarla, haciéndola inhóspita e insuficiente, sobre todo para las generaciones futuras.
Sin rodeos, el Vicario de Cristo denuncia la voracidad insaciable e irresponsable, principalmente de los pueblos del Primer Mundo y de las grandes empresas transnacionales, que explotan sin consideración los recursos de la Tierra, para que los privilegiados vivan en la opulencia y el despilfarro, mientras que el hambre y las enfermedades crecen en grandes sectores de la Humanidad.
Con espíritu franciscano, el Sumo Pontífice clama por un sentido de fraternidad con toda la Creación, obra salida de las Manos de Dios, de la que los humanos formamos parte; clama por una sobriedad de vida para no agotar los recursos de la tierra, y por un sentido de solidaridad para saber compartir con los pobres y sacarlos de su pobreza.
No se habla sólo de una ecología ambiental, sino de una “ecología integral”, que consiste en el equilibrio y armonía en el corazón del hombre y en la Sociedad, que quite la soberbia, el deseo de dominio y el ansia de acumular bienes materiales, a fin de no maltratar la Tierra y saber compartir con los pobres. Es una ecología humana que se funda en Dios Padre Creador, en el que todos somos hermanos.

Con sentido humano de justicia
Es necesario difundir lo más posible este insólito Documento, iluminador, que puede ayudar a revertir el camino de destrucción de nuestra Casa común.
Es un llamado a los grandes capitales y a los Gobiernos, que parecen haberse aliado en contubernio para la explotación de los recursos de la Tierra y de los pobres; a ellos se les exhorta a cambiar de actitud y a buscar soluciones equilibradas y justas, aunque sea con menos ganancia.
Por encima de la tecnología voraz y de sus leyes ciegas, tiene que prevalecer el sentido humano de justicia, moderación y fraternidad.
La Encíclica Laudato si’ es un Documento que, por desgracia, se aplica en cualquier sitio. Es triste constatar, por ejemplo, que aquí, uno de los ríos más largos de México, que surte a muchos millones de personas, el Lerma-Santiago, lo hemos convertido en un arroyo de inmundicias, arrastradas por aguas mortales, y que Chapala, el lago más grande de México, agoniza a causa de la irresponsabilidad y de la voracidad.

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