martes, 1 de septiembre de 2015

El arte de aprovechar nuestras faltas

Querida Lupita:

Son muchos los errores que he cometido y estoy arrepentido. He pedido perdón a quienes ofendí, y enfrento el dolor de no ser perdonado. No creen en mí y no me ofrecen una sola oportunidad. Se me desgarra el alma; quisiera regresar el tiempo. Me equivoqué; eso me destruye y no quisiera vivir más. No sé cómo levantarme de esta caída, que me hundió en el fondo de mi depresión. Le pido ayuda a Dios, pues sé que sólo Él puede rescatarme de este abismo.
Carlos J.

arrepentido

Querido hermano en Cristo, Carlos:
Un dicho, atribuido al Filósofo griego Sócrates, expresa que más vale sufrir una injusticia que cometerla. En verdad, nos deshacemos por dentro cuando algo ha salido mal en nuestra vida y sabemos en conciencia que nosotros nos lo ganamos con nuestras propias conductas. Esto nos resulta más desgarrador que sufrir una injusticia: el reconocernos culpables.
Este deseo de regresar el tiempo y empezar otra vez, este sentimiento que te lleva a desear la misma muerte, nacen en el centro del corazón cuando permitimos que una tristeza mundana nos inunde la mente y el alma.
El Padre Sálesman publicó, hace muchos años, un libro titulado: El arte de aprovechar nuestras faltas. En él, se refiere a los frutos de una tristeza buena y una mala; una que te edifica, y otra que te destruye. Presenta a San Pablo cuando nos dice que la tristeza, según Dios, obra la penitencia para la Salvación; la tristeza del mundo obra la muerte.
En la cuarta parte de la introducción a la vida devota, se agrega a estas sentencias lo siguiente:
La tristeza puede ser buena o mala según los frutos que causa en nosotros. Son más los frutos malos que los buenos, pues los buenos son sólo dos: misericordia y penitencia, y los malos, en cambio, son seis: angustia, pereza, indignación, celos, envidia e impaciencia. La tristeza es la muerte de muchos.
El enemigo de nuestra alma procura que las personas que han pecado se alegren por ello, y estratégicamente consigue también que, quienes se han equivocado y desean corregirse, se entristezcan.
Dale lugar sólo a la tristeza que viene de Dios. Por ella, iniciarás un camino hacia la Eternidad; serás un alma de bendición, con dos grandes ventajas: te experimentarás misericordioso y vivirás ofreciendo todos tus actos en penitencia. Tu vida cobrará un nuevo sentido y tendrás esa sensación interior de paz y confianza en el Señor. ¿Por qué? Porque hoy eres consciente de que todo ser humano puede equivocarse y hacer daño sin querer. Esto te hace misericordioso; ahora sí sabes comprender y perdonar. Serás suave en tus juicios y amarás sin medida.
Por otra parte, ofrecerás todos tus esfuerzos y tribulaciones en reparación de tus culpas y deseando fervorosamente amar más y mejor a Dios y a quienes te rodean; en esto consistirá tu penitencia.
Inicias, así, una nueva vida; alientas en el alma el anhelo de la vida eterna, y tus pensamientos y acciones llevan la intención de salvar tu alma y la de muchos.
Tal vez el primer paso no te lleve hasta donde quieres llegar, pero te saca de donde debes salir. ¡Dalo ahora! ¡Empieza de nuevo! ¡Conviértete en la mejor versión de ti mismo!… Inicia una relación con Dios, que te permita anhelar ese fin último al que todos estamos llamados.

Lupita Venegas Leiva / Psicóloga. Facebook: lupitavenegasoficial

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