jueves, 17 de septiembre de 2015

EDITORIAL

Francisco, siguiendo los pasos misioneros en América

Hace poco más de 17 inviernos, “la sandalia del Pescador”, un primer Papa, el ahora Santo, Juan Pablo II, ponía, más que sus pies, su corazón evangelizador en donde hiciera falta confirmar la Fe; así llegó a territorio cubano, la nación mulata, pobre pero seductora de América en muchos sentidos. Decía entonces… “inicio mi Visita pastoral, que encomiendo a la maternal protección de la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre. Bendigo de corazón a todos, y de modo particular a los pobres, los enfermos, los marginados y a cuantos sufren en el cuerpo o en el espíritu”. De entonces a ahora, el mundo ha girado a velocidades increíbles en muchos sentidos. Alguien se expresó, diciendo que “desde 1959, cuando inició la Revolución cubana, no había sucedido algo tan grandioso en la Isla”.
Por aquellos días, un periodista en los suburbios de la Habana, entrevistando a un grupo de jóvenes, rescató algunas palabras de esperanza; se decía: “ahora todo lo mejor le puede suceder a esta Isla”.
Esta visita del Papa Francisco es la tercera visita de un Papa –también el Papa Benedicto ya estuvo ahí–. La presencia del Papa Francisco remueve alegrías, esperanzas y tareas para los más de 11 millones de habitantes de esas tierras históricas, en muchos sentidos, del “nuevo mundo”. Es el Mensajero de la Misericordia, es el Papa preocupado desde siempre por la reconciliación de los distintos grupos humanos.
Se dirige el Papa, en su viaje Apostólico, también a tierras de Norteamérica. Desde allá, abordará muchos asuntos y situaciones que marcan el globo terráqueo, sobre todo de aspectos profundamente humanos. La tarea milenaria de un Pontífice es “confirmarlos en la fe”, así le indicó a Pedro. Por eso, el Papa Francisco viaja, predica, celebra, va con grupos deprimidos y necesitados de un aliento espiritual y humano. Ya estuvo este año en Sudamérica, y a finales de año estará en el corazón de varias repúblicas centroafricanas.
El Papa estará llegando a la Habana el sábado 19 de septiembre; visitará, como se requiere, a los Jefes de Estado, dialogará con personajes del gobierno cubano, y esto mismo lo hará en Estados Unidos. Para el Papa, más que una deferencia protocolaria, envuelve un sentido de acercamiento para expresar su tarea de Pastor universal. Los momentos esenciales son las celebraciones, las visitas a pobres, centros de caridad, los mensajes con sentido profundamente humanos. Se presenta con palabras de cercanía, verdades evangélicas encarando diversos tópicos actuales con un profundo sentido eclesial, nacido de su preocupación sacerdotal.
El mismo Papa Francisco ha compartido las razones de su viaje a Cuba y Estados Unidos. Ha expresado sus inquietudes en torno a las familias y el deterioro que sufren desde distintas culturas. El corazón de sus preocupaciones, en estos días, está ubicado en la celebración del Sínodo, cuyo tema es la Familia en el momento presente. Recién el Papa ha dicho: “Lo que espero de los jóvenes es que no caminen solos en la vida”. Una razón destacada de su viaje es su presencia en el Encuentro Mundial de las Familias, en Filadelfia.
Su viaje ha causado muchas expectativas de muchos sectores de la población: jóvenes, niños discapacitados, gente de la cultura y el espectáculo, pobres, presos, políticos. Miles de hispanos ya preparan en las redes “un abrazo enorme”, en ocasión de la visita del Papa.

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