jueves, 3 de septiembre de 2015

Informe sin Presidente

Evaluación de medio camino (Parte I)

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Mtro. Jorge Enrique Rocha Quintero

En esta semana, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, presentó su Tercer Informe de Gobierno, que en realidad se convierte en la evaluación de “medio camino” de esta Administración Federal. Por un lado, el Primer Mandatario está haciendo un gran despliegue propagandístico para hacer ver a los mexicanos que su mandato ha sido benéfico; sin embargo, las cifras, los resultados y los acontecimientos nos llevan a plantear que estos tres años no lograron resolver ningún problema sustantivo de la Nación y que las mal llamadas reformas estructurales no han generado los efectos deseados.

UN COMIENZO A TAMBOR BATIENTE
Los primeros seis meses de este Gobierno estuvieron llenos de acciones, propuestas y cambios que tuvieron como propósito aprobar las reformas neoliberales que muchos inversionistas y grandes capitales reclamaban. El Presidente Peña Nieto construyó el Pacto por México, que se convirtió en la plataforma política para que las cúpulas de los tres principales Partidos políticos (PRI, PAN, PRD) llevaran a buen puerto las propuestas del Titular del Poder Ejecutivo. Con este escenario, se aprobaron las reformas energética, hacendaria, financiera, educativa, político-electoral, en telecomunicaciones, en competencia económica, entre otras.
Este alud de reformas generó una excelente opinión pública internacional y ponía a Peña Nieto como el “salvador” de México, colocándolo como uno de los Presidentes de México con mayor capacidad de acción y de concertación política. Eran los tiempos de la bonanza y de las promesas de que todo sería mejor, que incluso llevaron a la figura presidencial a aparecer en revistas de alto impacto mediático internacional, como Time.

LA REALIDAD DE LAS REFORMAS
Con mayores o menores resistencias sociales y críticas, las “reformas estructurales” se pusieron en marcha, pero hasta el día de hoy no han dado los saldos aguardados. La reforma energética, que era el corazón de los proyectos, no atrajo mayores inversiones extranjeras, no fortaleció la capacidad de gestión de Petróleos Mexicanos y no se convirtió en la estrategia económica que dinamizaría al país.
La reforma hacendaria, que supuestamente daría la pauta para redistribuir mejor la riqueza, no logró su propósito y, más bien, afectó de manera negativa a miles de pequeños contribuyentes, a los que les exige una tramitología por demás complicada, además de propiciar un efecto inflacionario por el incremento generalizado de impuestos, sobre todo en el segundo año de gobierno.
Hasta ahora no tenemos a la vista los beneficios anunciados de una mayor competencia en el campo de las telecomunicaciones, salvo que algunos servicios dejaron de cobrarse, como la larga distancia. La reforma político-electoral tampoco logró que la democracia mexicana se consolidara y, a cambio, generó muchas dudas, insatisfacciones e incertidumbres en sus supuestos beneficios y alcances; incluso dejó a las instituciones electorales con saldos negativos por su forma de proceder en los Comicios pasados. Por su parte, la reforma educativa no ha logrado mejorar la calidad y la cobertura del sistema educativo nacional, y sólo se quedó en reformas sobre las condiciones laborales de los Profesores, situación que aún no ha sido aceptada y asumida por un buen número de docentes en el país, y que se ha convertido en una fuente de conflicto permanente en esta Administración.

LA REALIDAD DE LAS REFORMAS
Con mayores o menores resistencias sociales y críticas, las “reformas estructurales” se pusieron en marcha, pero hasta el día de hoy no han dado los saldos aguardados. La reforma energética, que era el corazón de los proyectos, no atrajo mayores inversiones extranjeras, no fortaleció la capacidad de gestión de Petróleos Mexicanos y no se convirtió en la estrategia económica que dinamizaría al país.
La reforma hacendaria, que supuestamente daría la pauta para redistribuir mejor la riqueza, no logró su propósito y, más bien, afectó de manera negativa a miles de pequeños contribuyentes, a los que les exige una tramitología por demás complicada, además de propiciar un efecto inflacionario por el incremento generalizado de impuestos, sobre todo en el segundo año de gobierno.
Hasta ahora no tenemos a la vista los beneficios anunciados de una mayor competencia en el campo de las telecomunicaciones, salvo que algunos servicios dejaron de cobrarse, como la larga distancia. La reforma político-electoral tampoco logró que la democracia mexicana se consolidara y, a cambio, generó muchas dudas, insatisfacciones e incertidumbres en sus supuestos beneficios y alcances; incluso dejó a las instituciones electorales con saldos negativos por su forma de proceder en los Comicios pasados. Por su parte, la reforma educativa no ha logrado mejorar la calidad y la cobertura del sistema educativo nacional, y sólo se quedó en reformas sobre las condiciones laborales de los Profesores, situación que aún no ha sido aceptada y asumida por un buen número de docentes en el país, y que se ha convertido en una fuente de conflicto permanente en esta Administración.

LOS DESAPARECIDOS Y LA CRISIS DE SEGURIDAD
Sin duda, uno de los temas más problemáticos para la actual Administración Pública Federal es la inseguridad pública y la violencia en la Nación. Hay, por lo menos, tres asuntos que preocupan en este tema.
En primer lugar, el problema de los desaparecidos en México no tiene resolución satisfactoria hasta ahora, ya que persisten muchos casos de personas que no han sido localizadas, a pesar de la presión social y del activismo de sus familiares. El Gobierno de Enrique Peña no ha abordado este asunto como un tema prioritario en su Administración, y esto le ha acarreado muchas críticas, tanto en México como en la Opinión Pública internacional.
Dentro del problema de los desaparecidos, apareció un caso que cobró particular relevancia por la cantidad de personas afectadas y por la forma como se han desarrollado los hechos. La crisis política derivada de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal Rural ‘Isidro Burgos’, de Ayotzinapa, en el Estado de Guerrero, se convirtió en una bola de nieve que evidenció todas las fallas y exhibió de manera nítida la corrupción, la impunidad y la ineptitud en esferas del Gobierno, que trató de cerrar el caso con una versión que es insostenible a todas luces por la precariedad de sus argumentos y por la ausencia de evidencias contundentes. El caso de Ayotzinapa generó las movilizaciones sociales de mayor intensidad en lo que va de este sexenio.
El segundo problema que tiene la gestión de Peña Nieto en materia de seguridad, es la incapacidad de generar condiciones de seguridad para el desarrollo del ejercicio periodístico. Aunque en varios casos hay señalamientos de que las Autoridades locales son las responsables de la violencia contra los Periodistas, el Gobierno de la República no ha establecido mecanismos eficaces que reviertan esta situación. Se confirma, una vez más, que México es uno de los países más peligrosos para el ejercicio del Periodismo en el Continente americano.
Finalmente, en lo que va de este sexenio, hay territorios donde la crisis de violencia se ha desatado y, a pesar de la intervención de fuerzas federales, no podemos hablar de procesos consistentes de pacificación de esos Estados, entre los que están Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Estado de México y Jalisco. De hecho, no habíamos tenido un momento en que esta cantidad de territorios tuvieran al mismo tiempo severos problemas de violencia e inseguridad.
En la siguiente edición, continuaremos con esta evaluación.

Correo electrónico:
jerqmex@hotmail.com

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