jueves, 24 de septiembre de 2015

No puedes “hacer católico” a Dios

Juan López Vergara

Nuestra santa madre Iglesia presenta, hoy, un texto del santo Evangelio que exhorta a la tolerancia, a permanecer abiertos a los signos del Espíritu, incluso fuera del grupo: ser ecuménicos, y siempre atentos ante el peligro del pecado (Mc 9, 38-43. 45. 47-48).

DIOS PREMIA A QUIENES HACEN EL BIEN
La escena comienza con una información que Juan diera a Jesús: “Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos” (v. 38). ¡Juan era de armas tomar! (compárese Lc 9, 54-55). Los discípulos exigen derechos de autor; pero la rectificación de Jesús es contundente: “No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor” (vv. 39-40). Son palabras de tolerancia y magnanimidad. Habrá muchos que estén con Jesús, aun sin saberlo (compárese Mt 25, 37-40). Dios siempre premia a quienes hacen el bien al prójimo.

¡DONDE HAY CARIDAD Y AMOR, ESTÁ DIOS!
La queja del apóstol Juan suena a sectarismo. Pertenecer a la comunidad cristiana es una gracia que, lejos de monopolizar, debemos compartir, para que sus beneficios se divulgen. “La tolerancia de Jesús –asegura R. Schnackenburg– prohíbe toda cerrazón ortodoxa”.
En un artículo precioso, el señor Cardenal nos exhorta a que: en Cristo, hagamos Familia con las demás familias, porque “no es bueno que una familia se mantenga sola o aislada, sino que tiene que vivir en comunión de las familias para fortalecerse y asumir la realidad de que no todas están integradas por mamá, papá y los hijos, sino que hay algunas integradas con el soporte de los abuelos, con una mamá soltera y con los hijos que han venido de esa situación” (“La Palabra del Pastor”, en Semanario, 16/VIII/2015, p. 3).

UNA DECISIÓN
SIN RESERVAS POR EL REINO

El evangelista dispone una serie de sentencias, apoyado en enlaces verbales que facilitan la memorización. Su forma poética reaparece cuando el pasaje se traduce al arameo. Son de una vivacidad sorprendente, como si estuviéramos escuchando a Jesús. El Señor revela su entrañable pasión por los más pequeños (véase v. 42). Mejor la muerte y el exterminio que robar la fe a uno de ellos.
Jesús, además, con vigorosas metáforas, enseña que debemos asumir determinaciones radicales para evitar todo lo que es ocasión de pecado (véanse vv. 43-48). ¡El hombre es escándalo para sí mismo! Una actitud tibia o consentidora está destinada a fracasar ante la tentación. Es un llamado a testimoniar nuestros valores cristianos, a decidirnos sin reservas por el Reino.

EL SECTARISMO ES UN VENENO
MORTÍFERO, AL QUE NO SOMOS
INMUNES LOS SEGUIDORES DEL SEÑOR

El cardenal Carlo María Martini, a quien juzgo como un Padre de la Iglesia contemporánea, en un libro reciente que podemos considerar su testamento espiritual, hace una alentadora advertencia, particularmente adecuada para este mes de la Biblia:
“No puedes hacer católico a Dios. Dios está más allá de los límites y de las delimitaciones que establecemos nosotros. Naturalmente, las necesitamos en la vida, pero no debemos confundirlas con Dios, cuyo corazón es siempre más amplio. Dios no se deja domesticar. No conozco mejor camino para asegurar esta amplitud que leer siempre de nuevo la Biblia. Si lo hacemos, podemos entusiasmar a otros por ella y compartir con ellos los tesoros que encontramos en la Biblia. Especial suerte tiene quien encuentra un buen maestro de Biblia” (C. M. Martini, Coloquios nocturnos en Jerusalén, con G. Sporschill, Madrid, 2008, p. 34).

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