jueves, 3 de septiembre de 2015

Liturgia, rostro de la Iglesia

Es una riqueza, que pueden vivir todos los bautizados.

Ceniza OMV
El Ciclo Pascual da comienzo con la Cuaresma, y ésta con el Miércoles de Ceniza, que invita a la penitencia, la oración, el sacrificio y la limosna.

La gran mayoría de los miembros de la Iglesia está conformada por Laicos: inmenso número de fieles bautizados que no participan del Sacramento del Orden Sacerdotal, y que no son Presbíteros, Obispos ni Cardenales. Esta mayoría de Laicos, que tampoco toma parte en Sínodos, Capítulos Generales ni Cónclaves, lo que conoce de la Iglesia es la Liturgia, a la que bien se le puede reconocer como el rostro de la Iglesia.
La palabra ‘Liturgia’ –del griego clásico profano– significa “Obra para la comunidad”. A partir de los Siglos II y III antes de Cristo, en la traducción del Antiguo Testamento al griego –la Versión de los LXX–, la palabra comenzó a tener un sentido meramente cultual, y fue en la Iglesia primitiva griega cuando se le nombró así al “Culto divino”, para luego referirse a la “Misa”. En Occidente, fue hasta el Siglo XIX cuando comenzó a utilizarse.

Pluralidad de símbolos y significados
El Concilio Vaticano II afirma que la Liturgia “es la cumbre a la que tiende la actividad de la Iglesia, y la fuente de donde mana toda su fuerza”.
Hoy se distingue “lo litúrgico” –actos sagrados realizados por personas legítimamente designadas, en conformidad con los Libros litúrgicos aprobados por la Santa Sede– de “lo no litúrgico” o “ejercicios piadosos” –que son las demás acciones sagradas que se hacen en una iglesia o fuera de ella, con o sin Sacerdote–.
La Liturgia emplea diversos colores para cada uno de los Tiempos y Celebraciones litúrgicas, aunque no siempre ha sido así, sino hasta principios del Siglo XII, durante el pontificado de Inocencio II. Luego, en el Siglo XVI, el Papa Pío V le otorgó un uso temporal específico, formalizando el uso de los colores según los Tiempos del Año litúrgico:
-Blanco, durante Pascua y Navidad; para Fiestas del Señor, de la Virgen María, de los Ángeles y de los Santos no Mártires. También para impartir los Sacramentos del Bautismo, Comunión, Matrimonio y Orden Sacerdotal. Simboliza la luz, lo divino, gozo, pureza, gloria y gracia.
-Rojo, para el Domingo de Ramos; las Fiestas del Espíritu Santo; de los Apóstoles (excepto la de San Juan, el 27 de diciembre); de los Santos Mártires y de los Evangelistas. También para el Viernes Santo y la Fiesta de La Santa Cruz. Simboliza amor y martirio.
-Verde, durante el Tiempo Ordinario y en períodos después de Epifanía y Pentecostés. Simboliza la Esperanza.
-Morado, durante la Cuaresma y el Adviento, los días penitenciales, el Día de los Fieles Difuntos y para celebrar exequias. También para impartir los Sacramentos de la Reconciliación y la Unción de Enfermos. Simboliza penitencia.
-Rosa, para Gaudete –Tercer Domingo de Adviento– y para Laetare –Cuarto Domingo de Cuaresma–. De igual forma, para algunas Festividades de la Virgen María.
-Dorado, para el Domingo de Pascua, o en sustitución del color blanco.
-El Azul, puede usarse por las iglesias de España en la Fiesta de La Inmaculada Concepción.
El empleo de estos colores litúrgicos se traduce en una ayuda visual para entrar al Misterio que se celebra.

Misa en Santa Teresa
La Liturgia de la Iglesia Católica es rica en signos, que se manifiestan en diversos ritos, celebrantes, plegarias, cantos, gestos, objetos y colores.
La Sagrada Eucaristía es parte medular.

Un recorrido por la Salvación traída por Cristo
El Año Litúrgico, que se inicia el Primer Domingo de Adviento y concluye el Domingo de la Festividad de Jesucristo Rey del Universo, tiene como finalidad catequética enseñar los Misterios de Cristo, y como finalidad salvífica otorgar la Gracia de cada uno de esos Misterios. Consta de dos Ciclos: el temporal cristológico, en torno a Cristo; y el Santoral, dedicado a la Virgen María y a los Santos.
A su vez, el Ciclo Temporal Cristológico tiene dos Ciclos: la Navidad, que comienza con el Adviento y culmina con la Epifanía; y el Ciclo Pascual, que abarca el Miércoles de Ceniza, Cuaresma, Semana Santa, Triduo Pascual y el Domingo de Pentecostés.
El Ciclo de Navidad comprende: Adviento, que abarca cuatro semanas; Navidad, que comienza el 24 de diciembre con la Misa de Gallo, y concluye con el Bautismo de Jesús, y la Epifanía, el 6 de enero.
El Ciclo Pascual comprende la Cuaresma, Semana Santa, Triduo Pascual y Tiempo Pascual. La Cuaresma es tiempo de conversión, oración, penitencia y limosna; la Semana Santa y el Triduo Pascual son momentos para unirse a Cristo, que sufre y muere; el Tiempo Pascual celebra la Resurrección de Cristo y su Victoria sobre la muerte, el odio y el pecado; dura siete semanas y, dentro de este Tiempo, se celebra la Ascensión del Señor y Pentecostés.
Al conocer estos significados, es evidente que la Liturgia es el rostro de la Iglesia porque es, precisamente, lo que de ella percibimos los Laicos a través de los sentidos: la vista para los colores; el olfato para el incienso; el oído para las lecturas y la música; el tacto para el saludo al prójimo, y el gusto para la Eucaristía.

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