jueves, 5 de marzo de 2015

Una Sociedad que descarta ancianos, porta el virus de la muerte

Papa Francisco:


Nota 1


CIUDAD DEL VATICANO- La Catequesis que el Papa Francisco pronunció este miércoles en la Audiencia General en la Plaza de San Pedro, estuvo dedicada a los ancianos. “La Iglesia no puede y no quiere conformarse con una mentalidad impasible y menos aún de indiferencia y de desprecio hacia la vejez”, expresó el Pontífice.

“Gracias a los progresos de la Medicina, la vida se ha alargado, pero la Sociedad no se ha ‘alargado’ a la vida”, dijo.

“El número de los ancianos se ha multiplicado, pero nuestras Sociedades no se han organizado lo suficiente para dejarles un sitio, con el respeto necesario y la concreta consideración para su fragilidad y su dignidad”.

Puso en evidencia que, “mientras somos jóvenes, somos inducidos a ignorar la vejez, como si fuese una enfermedad a la que hay que tener lejos. Cuando después pasamos a ser ancianos, especialmente si somos pobres, enfermos y estamos solos, experimentamos las lagunas de una Sociedad programada en la eficiencia que, consecuentemente, ignora a los ancianos”.

Citó luego a Benedicto XVI al recordar que, “visitando un asilo, usó palabras claras y proféticas: ‘La calidad de una Sociedad, de una civilización, se juzga también según como los ancianos son tratados y el lugar reservado para ellos en la vida común.

“Una civilización en donde no hay lugar para los ancianos, en la que son descartados porque crean problemas… es una Sociedad que lleva consigo el virus de la muerte”.

Adujo luego que los expertos hablan del Siglo XXI como el del “envejecimiento”. “Los hijos disminuyen, los ancianos aumentan”, y añadió que “la cultura del lucro insiste en que parezca que los viejos son un peso, un lastre. No sólo no producen, sino que son una carga; en definitiva, son descartados.

“Los ancianos son hombres y mujeres, padres y madres, que han estado antes que nosotros en nuestro mismo camino, en nuestra misma casa, en nuestra batalla diaria por una vida digna. Son hombres y mujeres de los que hemos recibido mucho.

“El anciano no es un extraterrestre. El anciano somos nosotros: dentro de poco, dentro de mucho, inevitablemente, aunque no lo pensemos. Y si aprendemos a tratar bien a los ancianos, así nos tratarán bien a nosotros”.

Al final, el Vicario de Cristo puntualizó: “Donde no hay honor para los ancianos, no hay futuro para los jóvenes” (ACI/EWTN Noticias).


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