martes, 31 de marzo de 2015

Pascua: fortaleza y renovación de la Familia

Lupita:

La situación es que mi esposa y yo hemos enfriado nuestra relación de 30 años de casados en todos los aspectos como pareja. Por mi trabajo, conocí a varias mujeres que me buscaban más bien como hombre, y le platicaba a mi esposa de ello. Yo quería estar con ella y sentir, de parte suya, lo que otras mujeres veían en mí. Desde hace varios años, cuando le hablo, su forma de verme es con gesto de molestia. En ocasiones he cometido agravios a ella y le he pedido perdón; sin embargo, no veo cambios; siento que soy criticado negativamente por ella todo el tiempo. Me pesa mucho pensar que sigamos así. ¿Deberíamos separarnos?


Javier G.


Muy estimado Javier:

Me parece que ella no está llenando tu necesidad emocional de admiración. Y, de alguna forma, tú tampoco llenas su necesidad de amor. ¡Es momento de cambiar hábitos!

Los tiempos litúrgicos de la Iglesia pueden aportar mucho a una mejor forma de vida. El período pascual abarca 50 días, que van del Domingo de Resurrección al Domingo de Pentecostés. Durante este lapso celebramos la gran Fiesta de la Pascua, el triunfo de la libertad sobre la esclavitud. Es Jesús el Nuevo Cordero Pascual que nos trae la liberación del pecado y de la muerte.

Te propongo, a ti y a todos los matrimonios en crisis, que en estos 50 días luchen por vencer estas tentaciones que tanto daño hacen en la vida matrimonial. Adaptando ideas clave de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, Evangelii Gaudium (“El gozo del Evangelio”), señalaré cuatro de ellas que se presentan en la vida matrimonial:

1) Acedia egoista: el ánimo se va desgastando y degenerando en mezquindad. Se desarrolla la psicología de la tumba, que poco a poco nos convierte en momias de museo. Desilusionados con la realidad, se vive la constante tentación de apegarse a una tristeza dulzona, sin esperanza, que se apodera del corazón.

2) Pesimismo estéril: ésta es una de las tentaciones más serias que nos ahogan; es la actitud de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados, con cara de vinagre. Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo. El que comienza sin confiar perdió la mitad de la batalla y entierra sus talentos. Aun con las propias fragilidades, hay que seguir adelante sin declararse vencidos.

3) Mundanidad espiritual: es buscar, en lugar de la Gloria del Señor, la gloria humana y el bienestar personal. Es un modo sutil de buscar sus propios intereses y no los de Cristo Jesús.

4)Guerra entre nosotros: cuando acumulamos resentimientos por las heridas que recibimos del otro, nos resulta difícil aceptar que los exhortemos al perdón y la reconciliación; pero si vemos el testimonio de parejas reconciliadas, eso es siempre una luz que atrae. No consintamos divisiones, calumnias, difamaciones, venganzas, celos ni deseos de imponer las propias ideas.

Los antídotos para estas tentaciones son sus virtudes opuestas. Practica, durante el período pascual, el entusiasmo, el optimismo, la paciencia y el arte de hacer todas las cosas por amor a Dios, en Su Nombre, por el bien de los que amas. Durante estos días, decídete a pensar en el bien de tu esposa y de tu matrimonio. Cambia tu actitud de resentimiento por una visión de reto. Ella va a darte lo mejor que tiene si nota que en verdad la valoras y le dices sinceramente que la necesitas a tu lado.


Lupita Venegas Leiva/Psicóloga

Face: lupitavenegasoficial


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