martes, 31 de marzo de 2015

La Victoria de Cristo es también nuestra

La Resurrección de Jesús y el Sacramento de la Penitencia

Confesión de Fe


“Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras” (1 Corintios 15 3-4).


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Rebeca Ortega Camacho


La Resurrección no es un hecho aislado, algo así como si dijésemos: Jesús ha Resucitado y nos alegramos por ello, y nosotros seguimos con el mismo ritmo de vida y esperamos resucitar también cuando llegue el fin del mundo.

El hecho de que Jesús haya resucitado supone que el Padre ha aceptado el Sacrificio de su vida por el perdón de nuestros pecados; por tanto, la Humanidad está ya con una relación nueva respecto del Padre. Nos ha perdonado por medio de Jesús, pero nosotros le hemos de pedir personalmente perdón. Y esto es lo que se realiza en el Sacramento de la Penitencia.


El Triunfo de Cristo

Los que mataron a Jesús creyeron que ya habían triunfado. Todo terminó como ellos habían planeado. Hasta los amigos de Jesús creían que ya nada había qué hacer. Pero en la madrugada del sábado al domingo, Jesús volvió a la vida.

“Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día” (Lucas 24:46).

“Normalmente, separamos la Resurrección de la Crucifixión, pero no debemos hacerlo, porque el Triunfo de Cristo ya está incluido en su Muerte en la Cruz. Es importante aceptar que Él tenía que morir clavado en la Cruz, porque tenía que obedecer a su Padre. Sin la Cruz no podemos comprender la Resurrección, y para vivir ésta tenemos que estar unidos al Señor, identificándonos con Él en la Cruz”, reflexionó el Presbítero Carlos Sigüenza González, Capellán Auxiliar y Confesor en el Templo de Nuestra Señora de las Mercedes.

La Resurrección de Jesús es la garantía, la prenda, de que esa promesa se cumplirá también en nosotros.


La Pascua

El Tiempo Pascual comprende 50 días (en griego = “Pentecostés”), vividos y celebrados como un solo día: “Los cincuenta días que median entre el Domingo de la Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés han de celebrarse con alegría y júbilo, como si se tratara de un solo y único día festivo, como un gran domingo” (Normas Universales del Año Litúrgico, No. 22).

“Es la Fiesta Central, la Fiesta de las fiestas, que dura cincuenta días de estar regocijándonos y alegrándonos porque Cristo ha vencido el pecado y la muerte, y quiere que también nosotros seamos vencedores del pecado para que también un día resucitemos con Él y lleguemos a la Gloria de Dios”, señaló, por su parte, el Padre Salvador Pérez Barba, Capellán y Penitenciario en el céntrico Templo de Nuestra Señora de las Mercedes.


Creer

Los Apóstoles fueron los primeros que creyeron que Cristo había resucitado, simplemente porque vivieron la Resurrección como un acontecimiento real, del que pudieron convencerse personalmente al encontrarse varias veces con Cristo nuevamente vivo, a lo largo de 40 días. Las sucesivas generaciones cristianas aceptaron aquel testimonio, fiándose de los Apóstoles y de los demás discípulos como testigos creíbles. La Fe Cristiana en la Resurrección de Jesucristo está ligada, pues, a un hecho que tiene una dimensión histórica precisa.

El Padre Sigüenza comentó que “Santo Tomás Apóstol quería pruebas, y yo creo que en él estuvimos todos, y le debemos dar gracias, porque por esa prueba que el Señor le dio, fue el primero que lo confesó como Dios: ‘Señor mío y Dios mío’. En Jesús Resucitado quedaron señaladas sus heridas porque era el recuerdo de todo el Misterio Pascual”.

Jesús está vivo y sigue manifestándose todos los días en el Milagro de la Eucaristía. El Padre Carlos añadió: “La Resurrección es algo vivo que sigue influyendo en nuestra vida, porque tenemos la vida que Él nos dio, sobre todo cuando nosotros nos reconciliamos y pedimos perdón”.

Las manifestaciones milagrosas, apariciones y revelaciones a muchos Santos, por parte del Señor Jesús y de la Virgen María son pruebas de la Resurrección de Cristo. “La Iglesia tiene mucho cuidado para no declarar cualquier cosa que suceda como milagro, sobre todo porque los cristianos somos muy imaginativos y podemos ver más de la cuenta y hablar más de la cuenta.

“Debemos tener mucho cuidado con los ‘milagros’, pues a veces pueden ser respuestas de falta de Fe, porque si a mí Dios me concede un milagro porque no creo, pues tengo que callarme, porque es un reproche para mí y no voy a publicarlo. Si el Señor me está reprochando por incrédulo, pues mejor me callo, mejor le pido perdón. Pienso que la actitud del creyente es creer en todo lo que el Señor me diga, y no pedir pruebas; no debemos pedir signos, si ya tenemos los suficientes: la Muerte y Resurrección de Cristo”, rubricó el Padre Sigüenza, incardinado de la Diócesis de Tehuantepec.



¿Qué significó la Resurrección para Jesús?
Simbolizó su Victoria plena:


-Sobre el Demonio, como instigador del pecado.

-Sobre el pecado, como acción a la que el hombre se entrega libre y conscientemente.

-Sobre la muerte, como consecuencia de ese pecado.

Terminó venciendo al último enemigo, a la muerte, en su Resurrección.



EL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN
Después de la Resurrección, Jesús nos dejó el Sacramento de la Penitencia, como se expresa en la siguiente cita Bíblica: “Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: ‘La paz sea con vosotros’. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: ‘La paz sea con vosotros. Como el Padre me envió, también Yo os envío’. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos” (Juan 20 19 – 23).


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Dios te perdona
El Padre Salvador Pérez Barba, Penitenciario en el Templo de La Merced, advirtió:

“Como humanos, todos estamos expuestos a fallar; pero el gran Amor de Dios, en su infinita Misericordia, nos ofrece el Sacramento de la Reconciliación para recobrar la Gracia. Por nuestra condición humana, debilidad y libre albedrío, todos, de alguna forma, fallamos a Dios.

“Muchas veces hemos sido infieles, no correspondemos a su gran Amor, y la Iglesia nos ha puesto este tiempo de Gracia para reflexionar, recapacitar, volvernos a Él, y así, celebrar la gran Fiesta Pascual.

“A través de la reconciliación recobramos la amistad con Dios, que se pierde con el pecado. Estar en Gracia, nos abre de nuevo las puertas al Cielo, y la Gracia de Dios nos ofrece la paz, que es algo maravilloso. En nuestros tiempos estamos faltos de paz, por tanta inseguridad, tantos miedos, y la paz que Dios nos ofrece es verdadera, que por otros caminos no podemos encontrarla. El pecado siempre nos lleva a la angustia, al miedo, a la inseguridad, y el estar en Gracia de Dios siempre nos ofrece seguridad y confianza”.


TOMAR CONCIENCIA

“Yo creo que a los Sacerdotes nos hace falta tomar más conciencia de este Sacramento tan importante, el Sacramento del grande Amor de Dios Misericordioso. Y, en cuanto a los fieles, que no se acostumbren; es triste, y hay como una tendencia a no sentir remordimiento por estar en pecado; pero es importante tener conciencia de lo que es el pecado.

“En estas Fiestas Pascuales, que tienen como Centro a Cristo Resucitado que ha vencido el pecado y la muerte, celebremos con alegría y gozo el haber sido salvados por Cristo Jesús. Dice San Pablo que le hemos costado mucho, a precio de sangre, y a veces no valoramos todo lo mucho que Dios ha hecho por nosotros”, concluyó el Padre Capellán, Salvador Pérez.

Cabe informar o recordar que en el Templo de Nuestra Señora de las Mercedes, todos los días, de 8 a.m. a 1 p.m. y de 4 p.m. a 7 p.m., están abiertas las puertas para los espacios de la reconciliación. Atienden, por lo general, siete Sacerdotes por la mañana y cinco por la tarde. Por cierto, este servicio suele ser solicitado por cientos de fieles cada día.


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El Poder de la Resurrección

A través de la experiencia de la Conversión de San Pablo puede entenderse el Misterio de la Resurrección, y el hecho de que Jesús murió por nuestros pecados es motivo para comenzar una nueva vida.

Jesús se revela plenamente a Pablo como el que ha resucitado de entre los muertos. Al Apóstol se le concede, así, “ver al Justo y oír su voz” (Hch 22, 14). Desde aquel momento, Pablo es constituido “Apóstol”, como los Doce, y podrá afirmar, dirigiéndose a los Gálatas: “Aquél que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su Gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que lo anunciase entre los gentiles” (Ga 1, 15-16).

Lo que le ocurrió fue una “Gracia”. Un regalo que él atribuye a la iniciativa de Dios o a la intervención del Resucitado.

Él sólo puede decir que “ha sido alcanzado” por Cristo Jesús; el Resucitado se ha apoderado de él, lo ha hecho suyo. En esa experiencia, “ha descubierto el Poder de su Resurrección”. San Pablo tiene conciencia de que se le está revelando el Misterio que se encierra en Jesús. Lo que está viviendo es “la revelación de Jesucristo”. Se le caen todos los velos; Jesús se le hace diáfano y luminoso.

El impacto ha sido tan poderoso, que provoca una reorientación total de su vida. El encuentro con el Resucitado le hace “comprender” el Misterio de Dios y la realidad de la vida de manera radicalmente nueva. Pablo ya no es el mismo. El que perseguía a los seguidores del Crucificado anuncia ahora a todos la Buena Noticia que antes quería destruir. En su vida se produce una revolución total de criterios. Pablo se siente un “hombre nuevo”. Su propia transformación es el mejor testimonio de lo que ha vivido. Desde su propia experiencia puede proclamar a todos: “Ya no vivo yo. Es Cristo quien vive en mí” (Gálatas 2,20).


De la consciencia a la acción

En la línea de formar para transformar


Como en todos los tiempos, Jesucristo tiene esperanza de que seamos luz, sal y levadura en medio del mundo; misma esperanza que estamos llamados a compartir con las demás personas, y el período de la Pascua es propicio para asumir esa responsabilidad.


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Dulce Natalia Romero Cruz


En el contexto que vivimos hoy, Domingo de Resurrección, con la Esperanza cristiana que nos da el triunfo del Bien sobre el Mal, recordamos nuestra Misión y vocación cristiana, de ser discípulos de Cristo en el mundo. En referencia a esto, el señor Cura Engelberto Polino Sánchez, Coordinador Diocesano de Pastoral Social y Párroco de San Bernardo, nos dijo: “Hay personas ejemplares en todas partes, y necesitamos retomar esta identidad, porque la situación que estamos viviendo nos reta y nos invita a dar lo mejor de nosotros mismos”.

Aseguró que con la inseguridad, la violencia y la corrupción que se padece en el país debemos dar lo mejor de nosotros porque Cristo soñó con que no saliéramos del mundo, sino que estuviéramos presentes y construyéramos un Reino lleno de valores y del Evangelio. “Cuando Jesús dice que somos luz, sal y fermento, no se refería a que fueran sólo palabras, sino acciones de transformación; no importa que sean pequeñas, pero si se suman todos los esfuerzos, puede haber resultados más esperanzadores”.


La importancia de actuar

El Padre Engelberto aseguró que en la mayoría de las Parroquias de la Arquidiócesis hay mucha sensibilidad por la acción social, pero se queda en responder a las necesidades inmediatas: “Ahora tenemos la oportunidad de potenciar más el nivel promocional y de transformación de la misma estructura de la Iglesia. Necesitamos una estructura que responda a la necesidad de construir la paz.

“Nos hemos dejado engañar. Se dice ‘hay que darle a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César’, y es una frase utilizada principalmente para callar a la Iglesia, aunque es muy clara, porque no dice que si le das a Dios no le des al César. Un cristiano debe tener participación en la campo de la Iglesia y en el de la Sociedad, porque el César no es el político; es el mundo, en general, que necesita valores cristianos.

“Otros dicen que la Iglesia no debe meterse en política, pero si no debe meterse en esto, ¿en qué entonces?, si la cosa pública no es ajena a nosotros que estamos dentro de una Sociedad pública y somos constructores del bien común. Nos han vendido falsas ideas porque si la Iglesia no debe meterse en política y la mayoría de los ciudadanos somos gente de Iglesia, sería una contradicción. Recordemos que la Iglesia no sólo la forman los Obispos y Sacerdotes, sino todo bautizado.

“No nos quedemos con una Religión intimista, privada, y trabajemos en ese campo de la transformación de la Sociedad para que la Fe se convierta en obras, porque Jesús eso hacía, respaldaba lo que decía, con sus acciones”.


Refugio de Pecadores


La formación, desde la prédica

Comentó que, como Sacerdotes, no deben tener miedo a cumplir su responsabilidad de formar la consciencia política desde el Evangelio, desde la Doctrina Social de la Iglesia y desde el Magisterio para iluminar y motivar la vida social de las personas, porque la acción más fuerte de los Laicos está en la transformación.

En la Arquidiócesis se conforma hoy en día un Equipo que está reelaborando, actualizando y enriqueciendo algunos materiales que desarrolló la Conferencia del Episcopado Mexicano, CEM, sobre Democracia y Participación Ciudadana, para que a las Parroquias les sea más fácil trabajar con esos contenidos. Se pretende que se vayan armando pequeños Grupos, aprovechando el Equipo de Pastoral Social o el Equipo Coordinador Básico, o todos en general, y formen un Consejo que acompañe estos temas. Además, que incida y proponga una agenda que oriente a las personas que eligen a los representantes en el campo público.


Acciones concretas en las Parroquias


-Parroquia Refugio de Pecadores, Lomas de Zapopan:
En esta comunidad se lleva a cabo un Proyecto de Pastoral Social, que comenzó en 2008, por iniciativa del señor Cura Alfonso Ramírez Quintana, quien tuvo la inquietud de capacitar a las amas de casa para que pudieran aportar económicamente a sus hogares. El proyecto incluía un par de Talleres para enseñarles algunos oficios, y después ellas pudieran autoemplearse desde el hogar y mejorar su situación.

Se comenzó con cuatro Talleres: corte de cabello, aplicación de uñas, corte y confección, y maquillaje, los cuales tuvieron inmediatamente mucho éxito, por lo que ya no fue suficiente un curso básico, sino que se integró el avanzado.

“Este Proyecto comenzó con personas con mucho valor, porque cree uno saberlo todo y resulta que el alumno sabe más que el Maestro, lo que ha provocado que los Profesores se capaciten más y se actualicen constantemente”, expresó Martha Sánchez Ramírez, Coordinadora de Pastoral Social.

Un ejemplo de la profesionalización de los Profesores es que el Taller de corte de cabello ha dado la oportunidad de hacer labor social en Escuelas, donde se ofrecen cortes gratuitos a los alumnos, y cada vez va creciendo la demanda.


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Alcanzando metas
“Se ha logrado el objetivo. A pocos, lo único que les falta son recursos económicos porque la enseñanza ya la tienen. Otros ya comienzan a poner en práctica sus conocimientos iniciando algún pequeño negocio desde casa, lo cual era la meta. Aunque en un comienzo el Proyecto era para mujeres, actualmente asisten hombres, niños, adolescentes y jóvenes. Sabemos que estos Talleres, además de mejorar su situación económica, también son de ayuda psicológica, mejorando su estado de ánimo y su forma de ver la vida”.

Hay tres Ciclos al año; cada Taller dura 4 meses, y la inscripción cuesta 50 pesos. Al comienzo no se cobraba, pero se vio la necesidad de hacerlo para que la gente estuviera más consciente. En cuando al material que se usa en cada Taller, en muchas ocasiones es reciclado. También se pide a la comunidad que done, o se busca la manera de vender los productos que se elaboran. En cada Ciclo hay un número aproximado de 200 personas cursando los Talleres.


TALLERES:

-Corte de cabello

-Aplicación de uñas

-Corte y confección

-Maquillaje

-Peinado

-Decoración con globos

-Cocina internacional

-Guitarra

-Manualidades (bordado, pasta francesa)

-Pintura

-Repostería.

En la mayoría, hay básico y avanzado.


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OTRAS ACCIONES:

-Se entregan 200 despensas cada mes, con 20 productos, no todos de primera necesidad.

-Se recolectan artículos y se hace un bazar los domingos, de las 8 a las 16 horas.

-Atención jurídica, psicológica y médica (en ocasiones, se regalan medicamentos).

-Clases de Homeopatía y Flores de Bach.

-Atención oftálmica y nutricional.

-El camión del Hospital Civil visita la comunidad cada seis meses, ofreciendo mamografías, mastografías, Papanicolau, Estudios y Biometrías temáticas y químicas sanguíneas.


-Parroquia La Divina

Providencia, Arcos de Zapopan:


Divina Providencia


En esta Parroquia se realiza un Proyecto piloto, pero con la intención de que funcione a nivel del Decanato Jesucristo Obrero, para después, cuando haya resultados, se comience a proyectar a nivel diocesano, y al frente está el señor Cura Fernando Barajas Magdaleno.

Como Proyecto, consiste en cubrir todas las necesidades de los menos favorecidos. Se pretende que en cada Parroquia haya una instancia que atienda a cada persona que llegue pidiendo ayuda, ya sea psicológica, médica, de primera necesidad para sobrevivir o también para quien requiera apoyo espiritual y emocional. Por ahora se pretende capacitar a todos los Coordinadores de los Grupos, para después formar a los Voluntarios.


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Un camino ya recorrido

Aunque ya se ha principiado el Proyecto, en esta comunidad se trabajaba en la parte de la caridad desde hace algunos años. Se entregan despensas cada mes; se surten recetas; se ejecutan estudios socioeconómicos para que Cáritas Diocesana les brinde la atención en estudios de alto costo; se visitan hospitales; se reparten útiles escolares (desde hace algunos años, pero desde hace dos, se procede junto con Cáritas). Para obtener recursos se vende comida y se organiza un Bazar.

“Hay mucha gente que está muy agradecida, y otra que necesita ayuda. Tenemos una gran cantidad de jóvenes que necesitan ayuda y apoyo emocional. Es mucho el trabajo, sabemos que no podemos hacerlo solos, y es por eso que se quiere involucrar a todos los Grupos, para apoyarnos mutuamente”, aseguraron José Luis Martínez Ávila y Mariselda Martínez Montoya, Coordinador y Tesorera de Pastoral Social, respectivamente.

En este Grupo se promueve que participe la familia: “La mayoría de los que pertenecemos a Pastoral Social de La Divina Providencia somos parejas de esposos. Estoy tratando de involucrar a los maridos de las mujeres que nos apoyan, para que ellos se den cuenta de la gran labor que se realiza y que se fortalezca el lazo entre ellos y, a la vez, de su familia. Mucha gente no conoce esta asistencia y sabemos que nuestro trabajo es también dar a conocer esos servicios dentro y fuera de la comunidad”.


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