jueves, 9 de octubre de 2014

¡Mira a tu pueblo que sufre, Reina de la Paz!

Romería 2014

La Virgen de Zapopan, Protagonista de nuestra Historia


A lo largo de los siglos, esta pequeña imagen ha acompañado no sólo el caminar de nuestra Diócesis, sino también de nuestra Sociedad. El amor se mantiene vivo en la memoria colectiva porque nos da identidad y porque ha sido nuestra Protectora ante las grandes calamidades.


Sonia Gabriela Ceja Ramírez


La Virgen en 1942La importancia de la Romería de la Virgen de Zapopan abarca diversos aspectos, afirmó el Padre Armando González Escoto, Historiador y Cronista de la Ciudad, quien además ha estudiado a profundidad la Historia de la Virgen de Zapopan y la devoción que ha despertado en propios y extraños a lo largo de los siglos.

Respecto a la Romería o ‘Llevada de la Virgen’, como tradicionalmente se conoce al peregrinaje que de regreso a su Basílica en la ex Villa Maicera realiza la imagen de Nuestra Señora de la Expectación cada 12 de octubre, el Padre Armando comentó: “Por un lado, es un acto eminentemente religioso, por el cual la comunidad católica celebra a la Virgen María y le agradece su intercesión durante el año y su visita a las comunidades de la Ciudad de Guadalajara. Ese es, diríamos, el hecho más obvio. Es una fiesta que la comunidad organiza para agradecer a la Virgen su intercesión durante este período de estancia en la Zona Metropolitana. Sin embargo, un acontecimiento con ese nivel de convocatoria, con todo lo que significa como expresión múltiple cultural y religiosa, tendría que explicarse más a fondo”.

Luego añadió: “Es, además, una celebración que no requiere de mercadotecnia, de mucha publicidad o promoción. No se necesita impulsar mucho a la comunidad para que tome parte en esta muestra de Fe y devoción. Es la fiesta más concurrida y la menos promovida. La razón de esto hay que buscarla en la memoria histórica colectiva”.


La Madre que nos vio nacer

“En esa memoria colectiva regional debe uno buscar cuáles han sido los detonantes que pueden explicar la participación de las personas de tantas formas en ‘La llevada de la Virgen’. Uno podría pensar por lo menos en tres momentos históricos que deben estar operando en la memoria colectiva.

“El primero tiene que ver con las raíces, con los orígenes de la propia identidad; o sea, cómo nacimos como pueblo, como comunidad, como sociedad, y cómo esos orígenes o esas raíces han quedado de alguna manera simbolizados en objetos emblemáticos; en este caso, en la imagen de la Virgen, que acaba siendo un signo de nuestra identidad histórica regional, remontable al Siglo XVI”.


Nuestra Protectora

“El segundo acontecimiento tiene que ver con una experiencia de sobrevivencia. Hay experiencias muy fuertes y que dejan honda huella en la Sociedad; por ejemplo, cuando alguien se encuentra en grave peligro de desaparecer y de pronto logra sobrevivir gracias a algún recurso, eso se queda muy grabado, impacta. Aquí, la experiencia de sobrevivencia fueron los acontecimientos que ocurrieron en 1734, cuando al parecer se conjugaron varias tormentas y tempestades como la que en días recientes se sufrió en Guadalajara y que afectó sobre todo a la Zona Oriente.

“Así, en 1734 hubo varios eventos de ese tipo, tempestades de esa naturaleza, que provocaron infinidad de muertes, tanto por las inundaciones como por el efecto colateral que traían al estancarse las aguas, las cuales generaron epidemias. Y una comunidad de cerca de 30 mil personas, que formaban la Guadalajara en entonces, se sintió en peligro de desaparecer. Por ello suplicó la intercesión de la Virgen trayendo su imagen a Guadalajara, y es así como experimenta su sobrevivencia.

“Esa sobrevivencia, vivida en comunidad, impactó mucho y dejó una huella que, además, dicha comunidad se encargó de que no se olvidara, al comprometerse, en gratitud, a traer la imagen de la Virgen cada año a esta ciudad. Fue una decisión fundamental que mantuvo vivo el recuerdo y lo mantiene después de 280 años”


Padre Armando Glez


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Defensora de nuestra Fe
“El tercer acontecimiento tiene también que ver con una nueva situación de sobrevivencia, pero esta vez de la Fe Católica. En esta región y en todo el país, a partir de 1859 y hasta 1942, la Iglesia Católica fue constantemente perseguida, aunque con espacios de paz.

“Primero con las Leyes de Reforma; luego con la Guerra de los Tres Años que sobrevino; después, con la intervención francesa; posteriormente, con el triunfo de los liberales y la imposición definitiva de dichas Leyes de Reforma en 1867. Todo esto hizo que la Iglesia viviese en condiciones de persecución intermitente con periodos muy críticos”.


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