jueves, 30 de octubre de 2014

Tristeza y reclamos por la violencia

El Santo Padre explica la relación entre Cristo y la Iglesia


CIUDAD DEL VATICANO- Durante la Audiencia General del miércoles, el Papa Francisco reflexionó desde la Plaza de San Pedro sobre las dimensiones visible y espiritual de la Iglesia, y cuya relación puede ser comprendida a través de Cristo.

Ante los miles de peregrinos, explicó que en Cristo, “en virtud del Misterio de la Encarnación, reconocemos una naturaleza humana y una naturaleza divina, unidas en la misma Persona en modo admirable e indisoluble. Esto vale en modo análogo también para la Iglesia.

“Y, como en Cristo la naturaleza humana secunda plenamente aquella divina y se pone a su servicio en función del cumplimiento de la Salvación, así sucede en la Iglesia por su realidad visible, con respecto a aquella espiritual. Por lo tanto, también la Iglesia es un Misterio en el cual lo que no se ve es más importante de lo que se ve, y puede ser reconocido sólo con los ojos de la Fe”.

Al resumir su Catequesis en español, el Santo Padre dijo: “En otras ocasiones hablamos de la naturaleza espiritual de la Iglesia como Cuerpo de Cristo edificado por el Espíritu Santo. Hoy nos centramos en lo que pensamos habitualmente, en lo que se ve; es decir, sus estructuras como la Parroquia, las Organizaciones, las personas que normalmente la guían; pero esto no se limita a los Obispos o a los Clérigos, sino que comprende a todas las personas bautizadas que creen, esperan y aman, haciendo el Bien en el nombre de Jesús, acercándolo así a la vida de los hermanos.

“Por eso lo visible y lo invisible de la Iglesia no se oponen, sino que se integran en la única Iglesia. Esto es un reflejo del Misterio de la Persona de Cristo, en la que su naturaleza divina es inseparable de su naturaleza humana, que se pone enteramente al servicio del Plan Divino de llevar a todos la Redención y la Salvación.

“También la Iglesia, a través de su realidad visible, como los Sacramentos, el testimonio y el anuncio, está llamada a hacerse cercana a cada persona, comenzando por los más pobres, los que sufren o los marginados, para que todos sientan la mirada compasiva y misericordiosa de Jesús” (ACI/EWTN Noticias/ SEMANARIO).



Por México sufriente
Al término del resumen en español de su Catequesis, el Papa Francisco añadió: “Quisiera hoy elevar una oración y traer cerca de nuestro corazón al pueblo mexicano, que sufre por la desaparición de sus estudiantes, y por tantos problemas parecidos.

“Que nuestro corazón de hermanos esté cerca de ellos orando en este momento”, exhortó el Sumo Pontífice.



El Papa Francisco revela “su secreto” para ser alegre


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CIUDAD DEL VATICANO- El Obispo de Roma tuvo, el sábado 25 de octubre, un encuentro con el Movimiento Schoenstatt. Ahí, los jóvenes le transmitieron sus inquietudes y le pidieron que les contara cuál es su secreto para mantener la esperanza y la alegría en los momentos difíciles; cómo persevera en el servicio al enfermo, al pobre y al desamparado.

“Bueno, no tengo la más pálida idea, pero no importa… Un poco por personalidad, yo diría que soy medio inconsciente, ¿no? Entonces, la inconsciencia lleva, a veces, a ser temerario; pero no sé explicar eso que usted me pregunta.

“No sé, sinceramente. Rezo y me abandono. El Señor me dio la Gracia de tener una gran confianza; de abandonarme a su Bondad. Incluso en los momentos de mucho pecado, ¿no? Y como Él no me abandonó, entonces es como que eso me hace más confianzudo. Yo sé que Él no va a abandonarme. Y rezo, ¿no? Eso sí, pido. Porque también soy consciente que de tantas cosas malas y de tantas ’macanas’ que hice, eh, cuando no me abandoné y quise yo controlar el timón.

“Yo he visto milagros que el Señor hace a través de la gente que va por este camino de abandonarse en sus manos, ¿no?

Una cosa que también diría: cuando dije que soy un poco inconsciente, me refería a la audacia. La audacia es una Gracia. El coraje. San Pablo decía dos grandes actitudes que debe tener el cristiano para predicar a Jesucristo: el coraje y el aguante, ¿no? O sea, el coraje de ir adelante y el aguante de soportar el peso del trabajo. Esto que se da en la vida apostólica debe darse en la oración también.

“Entonces, yo te diría: una sana inconciencia, o sea que Dios hace las cosas: rezar y abandonarse. Coraje y aguante, y salir a la periferia. No sé si ése es mi secreto. Pero es lo que se me ocurre decirte de lo que a mí me pasa” (ACI/EWTN Noticias).


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